El 9 de noviembre de 1984, el director independiente Wes Craven (1939–2015), quien nos legara interesantes cintas de terror,[i] estrenó uno de sus filmes más icónicos, Pesadilla en la calle del infierno (A Nightmare on Elm Street), una exploración surrealista del horror, cuya trama iba a contracorriente del género slasher,[ii] tan de moda en esos años, y que no sólo ofrecía un concepto inspirado e increíblemente imaginativo, sino que logró convertir al villano, Freddy Krueger, en un fenómeno de masas.
Pesadilla… fue el primer esfuerzo cinematográfico genuino de la productora New Line, e hizo que la compañía se capitalizara ampliamente. La película se rodó en 30 días con un costo aproximado de 1.8 millones de dólares, el cual recuperó, con creces, durante el fin de semana de estreno. Así, New Line Cinema se salvó de la bancarrota por el éxito del filme, por lo que recibió el mote de «la casa que Freddy construyó».
La cinta de Craven llegaría a convertirse en una de las películas de terror más influyentes de los años 80, al presentar a un cuarteto de adolescentes aterrorizados por los sueños que comparten sobre un ente desfigurado por quemaduras, quien porta un sombrero de fieltro y suéteres polvorientos, personificado por Robert Englund, quien basó su interpretación de Freddy en el Klaus Kinski de Nosferatu: Phantom der Nacht (1979) de Werner Herzog, gracias a ello, convirtió a Krueger en uno de los villanos de horror más reconocidos de la actualidad: perverso, pero con un sentido del humor tan agudo como las cuchillas de sus guantes.
Para crear al personaje de Freddy, Wes Craven se inspiró en varios eventos de su infancia: el nombre, Fred Krueger, proviene de un compañero de escuela que lo intimidó durante varios años, al tiempo que la apariencia de Freddy se basó en un vagabundo que merodeaba la casa de los padres del director, a quien el cineasta vio desde la ventana de su habitación una noche, a la edad de diez años. Pero el aspecto más sólido de la película se basó en varios artículos publicados en el diario LA Times, sobre un grupo de refugiados camboyanos[iii] quienes sufrían pesadillas inquietantes y se negaban a dormir, ya que los casos más extremos de este desorden les llevaban a la muerte en medio de horribles sueños. Las autoridades médicas llamaron a dicho fenómeno Síndrome de Muerte Asiático.
Como mencionamos, Pesadilla… presentó al mundo a Freddy Krueger, una aberración que existe en los sueños de sus víctimas y que se aprovecha de sus vulnerabilidades para acabar con ellas. La idea detrás del ya clásico guante con cuchillas fue algo práctico por parte de Wes Craven, ya que deseaba darle al personaje un arma única, pero también algo que se pudiera elaborar de forma económica y que no fuera difícil de transportar. El resultado final fue una figura fantasmal y macabra omnipresente, tal y como suelen ser las pesadillas.
Además de ofrecer las emociones fuertes que son necesarias en el género, el guion de Craven funciona en varios niveles, sobre todo la idea del sueño como la amenaza definitiva es ingeniosa e increíblemente acechante. El director enmascara, magistralmente, los sueños con la realidad y viceversa, además, el concepto de que las lesiones sufridas en los sueños también existen en el exterior ayuda a desdibujar, aún más, la ya oscura distinción entre vigilia y estado onírico, un elemento que eleva a Pesadilla en la calle del infierno por encima de muchas otras películas slasher, ya que la historia invita a la observación intelectual: a veces, somos conscientes de que los personajes están atrapados en un ambiente dentro del sueño, pero hay momentos en los que no lo estamos, y hay ocasiones en las que sospechamos que están despiertos, cuando en realidad se hallan dormidos, como si los adolescentes estuvieran en un estado interminable de hipnagogia.[iv]
La revelación más terrible, sin embargo, es que Freddy realmente es producto de un acto de venganza de los padres de los protagonistas. Los adolescentes, en el filme, están pagando por los pecados de sus progenitores, y así, el espectro está determinado a desquitarse usando a los hijos como sus víctimas. Pesadilla… ha sido descrita como una reacción a la aparente inocencia de los suburbios estadounidenses: los padres, en la zona urbana de la película, se deshacen de Krueger y esconden cualquier forma de su existencia en un intento por construir un entorno seguro para sus hijos.
Hay una clara división generacional en Pesadilla en la calle del infierno, con los adolescentes tratando de mantenerse despiertos, tanto figurativa como literalmente, mientras los padres continúan ignorando la situación, evitando tomar cualquier responsabilidad por sus horribles acciones, en vez de ello, entierran sus recuerdos del crimen cometido tan profundamente dentro de sí mismos, que permanecen alojados en los confines de sus cerebros, donde también podemos encontrar los recuerdos que los inculpan.
Como resultado, la advertencia bíblica de los pecados del padre, transmitidos de generación en generación, le permite a Krueger acumular un poder increíble en su mundo de pesadilla, el cual usa para vengarse. Más aún, las acciones de Freddy han sido interpretadas como un símbolo de las experiencias a menudo traumáticas de la adolescencia, por ejemplo, la sexualidad siempre presente en imágenes freudianas que se muestra, casi en exclusiva, en un contexto amenazante y misterioso: la muerte de Tina (Amanda Wyss) evoca visualmente una violación, el guante de Freddy emerge entre las piernas de Nancy en la tina de baño, un ciempiés sale de la boca de una de las víctimas y, finalmente, un colchón se traga a Glen (Johnny Depp) para eyacularlo inmediatamente después.
Para el papel de Nancy, la adolescente protagonista, Craven quería a alguien que no luciera como una chica típica de Hollywood, por lo que seleccionó a Heather Langenkamp. Johnny Depp era otro desconocido cuando lo eligieron; de hecho, cuenta la leyenda que nunca tuvo la intención de audicionar, y sólo estaba acompañando a su amigo Jackie Earle Haley (quien interpretaría a Freddy en el remake de 2010), pero fue Depp quien consiguió el papel de Glen. Pesadilla… fue tanto el primer largometraje como un gran avance en la carrera de Depp, así como un trampolín hacia cosas más grandes en el futuro.
Pesadilla…, por otra parte, es la historia de la valentía y el ingenio de una chica extraordinaria. A la edad de 19 años, Heather Langekamp retrata a una de las adolescentes/heroínas más perfectamente realizadas de la década de los 80’s. Las mejores películas slasher tienen heroínas realistas, y Langenkamp está tan cerca de la cima como Janet Leigh o Jamie Lee Curtis. En el rol de Nancy, ella está se parece más a la Sigourney Weaver de Alien que a la Jamie Lee Curtis de Halloween: inteligente, aventurera, valiente, y dispuesta a entrar en el reino de Freddy, incluso cuando sabe que el espectro cuenta con toda la ventaja. Su personaje es una de las mejores «chicas sobrevivientes» de la historia del cine slasher, al tiempo que reaparece, a lo largo de la franquicia, en dos de las mejores secuelas: Pesadilla en la calle del infierno 3: Guerreros de los sueños (1987) y La última pesadilla (1994).
Por último, debe destacarse que, visualmente, Pesadilla en la calle del infierno es una verdadera delicia, comparada con las típicas cintas slasher de los años 80. El trabajo del director de fotografía, Jacques Haitkin, es innovador y atmosférico, capturando un estado de ánimo siniestro con luces y sombras, sobre todo en las escenas surrealistas de los sótanos que rodean el horno donde mora Freddy. Además, Pesadilla… cuenta con varias secuencias de sueños y asesinatos bien concebidas e impecablemente ejecutadas ya que, a pesar de que los efectos especiales son de baja tecnología, resultan sorprendentemente efectivos.
Por todo lo anterior, seguimos recordando con admiración y asombro esta cinta de Wes Craven, a 35 años de su estreno. Además, no en balde hasta los inefables Rick & Morty le rinden una genial parodia–homenaje a Freddy Krueger, cuando emplean un dispositivo para ingresar a los sueños de otras personas —como en el genial filme Inception (2010) de Christopher Nolan—, en el segundo capítulo de la primera temporada de la citada serie animada.
Notas de referencia:
[i] https://www.fotogramas.es/noticias-cine/g22633929/mejores-peliculas-wes-craven/
[ii] El cine slasher, o simplemente el slasher, es un subgénero del cine de terror producido en el contexto del así llamado cine de explotación. El término mismo, slasher, es un anglicismo derivado de la palabra «slash» («cuchillada» o «corte» en inglés). La característica más habitual de este subgénero es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto. La mayoría de las veces las víctimas están envueltas en sexo prematuro o consumo de drogas. El éxito de público de este tipo de películas ha tenido como consecuencia la producción de numerosas secuelas, https://es.wikipedia.org/wiki/Slasher
[iii] Durante el genocidio camboyano, se asesinó a una cuarta parte de la población de dicho país. Entre 1975 y 1979, el régimen de los Jemeres Rojos acabó con más de un millón y medio de camboyanos, https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46239822
[iv] En el estado hipnagógico (entre la vigilia y el sueño) es común pensar que se está despierto, hasta tal punto que se tiene seguridad de tener los ojos abiertos, de ver y oír cosas alrededor, pero no se puede uno mover, https://www.webconsultas.com/curiosidades/alucinaciones-hipnagogicas-inquietantes-ilusiones-nocturnas
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano