En estos momentos, cuando debemos permanecer en casa para impedir, en la medida de lo posible, que se disparen los contagios del Covid–19 en nuestro país, hay personas que preguntan por una buena opción para ver en los cada vez más útiles servicios de streaming,[i] en los cuales, por fortuna, la oferta es abundante y muy variada, incluso si lo que estamos buscando es algo inteligente y optimista, bien realizado y no demasiado denso.
Es aquí cuando nos decantamos por la nueva serie del universo de Viaje a las Estrellas —más específicamente, de la saga La nueva generación (Star Trek: Next Generation)—, «Picard», cuya primera temporada ya se encuentra disponible en Amazon Prime Video. Algunos fans de hueso colorado de este concepto, a quienes se les conocen como trekkies,[ii] en un principio recibieron a dicha serie con algo de recelo, lo cual resulta comprensible dado el contexto del retorno de Jean–Luc Picard a la ‘TV’ (con la reanudación en el protagónico de sir Patrick Stewart), ya que se trata de una aventura impregnada de temas de corrupción, xenofobia, conspiración y limpieza étnica, por ende, incluso en la prensa especializada se preguntaron: «¿cómo es posible que una historia como esa se considere optimista?».[iii]
A dicho respecto, mi respuesta ha sido: «Porque se ubica en el futuro, porque plantea que la humanidad tiene un futuro». Para las personas confinadas en nuestras casas, quienes presenciamos la escalada de la pandemia,[iv] lo anterior debería ser reconfortante. La visión del creador de Star Trek, Gene Roddenberry, se basa en la noción de que la humanidad sobrevivirá, y no sólo eso, sino que evolucionará.
El futuro de «Picard», y de todas las historias de Viaje a las Estrellas, es uno en el que viajamos por la galaxia a velocidad warp,[v] interactuando con nuevas formas de vida y, en la serie que nos ocupa, presenciamos el universo a través de los ojos de un almirante retirado de 94 años, quien ha vivido decenas de maravillas y horrores durante su servicio en la Flota Estelar, adquiriendo una gran cantidad de conocimientos en el proceso. La gente que ama Star Trek lo hace por su insistente enfoque en aventuras que nos hacen reflexionar sobre enigmas morales y filosóficos; quienes admiran a Jean–Luc lo adoran porque es culto y firme en sus creencias, además de sabio.
A lo largo de sus 10 episodios, «Picard» emplea muchos de los mismos dispositivos argumentales y valores de producción de nuestras películas de acción favoritas, incluyendo las recientes contribuciones de J.J. Abrams a este universo,[vi] con el agregado de que la trama principal es una lección sobre el valor de la vida, incluso la que no nace orgánicamente. Y el hecho de que tal lección sea experimentada, predicada y explorada por un personaje de 94 años —esto es, dentro del rango de edad de las personas que algunos políticos consideran prescindibles debido a la pandemia del Covid–19— resulta más relevante y significativo ahora que cuando «Picard» se estrenó, a finales de enero.
Y es que aquí, en el planeta Tierra del 2020, estamos luchando como nunca con el dilema del valor de la existencia humana, ya que las abrumadas unidades de cuidados intensivos y el personal médico de varios países se encuentran sopesando el valor de la vida de una persona sobre otra, debido a la escasez del equipamiento necesario. Los hospitales se han quedado sin camas, los doctores y enfermeras están exhaustos, además, varios se han contagiado. Esta enfermedad implacable obliga a los seres humanos a estimar las probabilidades de supervivencia, al decidir quién recibe los respiradores y quién no. Estamos ante un horror que nadie podría haber imaginado, y tampoco tenemos idea de cómo será el mundo cuando todo esto termine.
Sin embargo, siendo «Picard» una serie de Viaje a las Estrellas, podemos suponer que todo se resolverá al final de alguna manera. Este momento que estamos viviendo, quizás más que cualquier otro en la existencia de la mayoría de nosotros, presenta una oportunidad única para la reflexión filosófica y ética. De hecho, la propagación desenfrenada de este terrible patógeno ya ha alterado nuestra vida cotidiana, al permitirnos observar una amenaza global que no entendemos y que aún tenemos que conquistar.
Tal es la naturaleza de una amenaza que lo consume todo y no puede ser racionalizada, el tipo de peligro que la Flota Estelar ha enfrentado muchas veces. Como lo hemos apreciado en los filmes y episodios de La nueva generación, Picard ha estado en la primera línea de batalla ante tales amenazas, planteándose la misma pregunta de varias maneras: ¿Cuál es el valor de una existencia sobre otra? ¿Es correcto sacrificar un ser para salvar un número incalculable de vidas en el proceso?
Esta fue la cuestión central del famoso episodio «Yo, Borg[vii]», que presentó al ciborg individualizado Hugh (Jonathan Del Arco), quien regresa en «Picard» con la mayoría de sus implantes removidos, trabajando como director ejecutivo del proyecto de recuperación de un cubo Borg conocido como «El Artefacto». Este cameo de personajes y el regreso de Annica/Siete de Nueve, de los Rangers de Fenris, una indomable luchadora por la libertad, sirven a un propósito crucial para la trama, más allá de la complacencia de los fans, como lamentablemente ocurrió en el más reciente filme de Star Wars.[viii]
A través de Hugh y Annica —quienes han pertenecido por completo a la Mente Colectiva Borg, como le aconteció en su momento al propio Picard[ix]— se nos pide que seamos empáticos con la valía de los seres presuntamente menos humanos. Los antagonistas romulanos[x] llaman a Hugh y a otros como él xBs (ex–Borgs), formas de vida inferiores de poco valor, que sólo sirven para el trabajo físico. Annica y Hugh desafían dicha discriminación, resaltando la imagen de Siete de Nueve como una genial heroína de acción.
Y así ocurre con los demás personajes[xi] que va encontrando Picard a lo largo de su odisea por desentrañar una profecía milenaria, la cual señala que el avance de las formas sintéticas de vida acarreará el fin de nuestro universo. De esta forma, la trama de la serie, al tiempo que juega con la nostalgia, nos solicita a los espectadores que reflexionemos sobre cómo estamos viviendo ahora, y lo que eso significa para nuestro futuro, al igual que Picard, quien se ve obligado a terminar con la existencia de un gran amigo, al que creía muerto décadas atrás, mientras recita la famosa línea del mago Próspero en «La Tempestad», de Shakespeare: «Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir».
Post Data: Toda la macro–saga de Viaje a las Estrellas, a excepción de «Picard», se encuentra disponible en Netflix.
[i] https://tropicozacatecas.com/2019/12/22/axis-mundi-2010-2019-cuando-la-tecnologia-nos-alcanzo/
[ii] https://es.wikipedia.org/wiki/Trekkie
[iii] https://www.theguardian.com/culture/2020/mar/27/star-trek-picard-is-the-dark-reboot-that-boldly-goes-where-nobody-wanted-it-to
[iv] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/coronavirus-28-marzo-van-848-casos-confirmados-de-covid-19-en-mexico
[v] http://wordp.relatividad.org/ciencia/velocidad-warp-star-treck/
[vi] https://www.espinof.com/otros/star-trek-las-dos-peliculas-de-j-j-abrams-son-las-mas-valoradas-de-la-saga
[vii] https://memory-alpha.fandom.com/es/wiki/Borg
[viii] https://es.ign.com/star-wars-the-rise-of-skywalker/159347/news/star-wars-el-ascenso-de-skywalker-es-fan-service-segun-la-propia-montadora
[ix] https://www.ciencia-ficcion.com/pelis/startrek/st8.htm
[x] https://memory-alpha.fandom.com/es/wiki/Romulanos
[xi] Incluido el intrépido capitán Cristóbal Ríos, el primer navegante espacial latino —aparte de la Uhura de Zoe Saldaña— de la saga, gran aficionado al fútbol y lector de Unamuno.
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano