Axis Mundi – Harry Potter, a 20 años de la Piedra filosofal


Tal vez algunos de nuestros amables lectores se hayan percatado de que Harry Potter y la Piedra Filosofal (Chris Columbus), la primera película de una serie de ocho filmes, acaba de cumplir 20 años este noviembre del 2021. Estrenada en el cabalístico 2001, se convirtió en la cinta más taquillera de ese año, al tiempo que ahora es la número 76 en los éxitos de taquilla de la historia cinematográfica. Como bien sabemos, la película sigue el primer año de Harry en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, cuando comienza su educación formal como mago.

El primer filme de la serie se realizó cuatro años después de la aparición de la primera novela homónima de la saga Harry Potter (que el próximo año tendrá su 25° aniversario), de la autora J.K. Rowling. Atrás han quedado, por supuesto, los eufóricos días en que los niños crecían junto a Harry Potter, y hacían cola ante las librerías la noche anterior al lanzamiento del siguiente volumen de la serie, un minuto después de la medianoche.

Tal entusiasmo dio lugar a un fenómeno muy particular, que parecía apuntar a que la serie de Harry Potter incitaba a los lectores previamente renuentes —en particular los niños— a leer obras de ficción. De hecho, las ventas masivas de libros dieron lugar a declaraciones en los medios de comunicación sobre cambios drásticos en la actitud de los infantes hacia la lectura.

Y aunque dicha afirmación tiene cierto fundamento, el fenómeno no fue exactamente como se señalaba: los padres y abuelos solían comprar los libros de Harry Potter para sus hijos y nietos, sin que ellos lo pidieran. Y aunque muchos niños veían las películas, nunca abrieron sus libros. Quizás alguien podría decir que las películas impulsaron a algunos infantes a leer las novelas, o al menos, intentar hacerlo. Por cierto, algunos jóvenes puristas de la época —entre ellos varios autores zacatecanos— se negaron a ver la primera película porque les parecía que, de ese modo, los libros perdían su estatus de «culto» para «cierta élite», al convertirse en un fenómeno de la cultura popular.

De cualquier forma, resulta evidente que una minoría importante de niños se comprometió enormemente con la serie como lectores, y es de suponer que ello benefició a su nivel de lectura en general. No debemos olvidar que tal nivel de compromiso se debe, en buena parte, a que se trata de una serie de relatos que plantean enigmas que van resolviéndose en las novelas sucesivas, lo que aporta una sensación de continuidad y logro.

Hay que destacar que los entusiastas nunca se vieron desanimados por la gran longitud de los últimos libros, aunque en lo personal, un servidor llegó a sentir que la trama bien podría haberse resuelto en unas 200 páginas, no en las 700 o más que se «aventaba» la autora.

Y ahora, a pesar de que las películas se televisan con frecuencia (además, todas están disponibles en HBO Max), y de que Warner Bros está planeando desarrollar una serie de TV ambientada en el mundo de los magos, los libros de Harry Potter ya no encabezan las listas de libros infantiles más vendidos. No obstante, después de 24 años, Amazon sigue situando la Piedra Filosofal en el número diez de su lista de libros infantiles más populares, con los demás de la serie situados no muy lejos.

Todo lo anterior no resulta sorprendente: la saga de Harry Potter es a la vez muy imaginativa —los hechizos, la magia, las diferentes criaturas—, así como cercana y familiar —básicamente, es una historia escolar—. Tiene personajes memorables y atractivos, al tiempo que la forma como se narra no presenta grandes dificultades. Y ahora, una nueva generación de padres jóvenes, que crecieron con Harry Potter, puede querer que sus hijos tengan su propia experiencia en ese mágico universo. Aunque parece probable que sean más los niños que sigan viendo las películas que los que lean los libros.

Un factor que debe tenerse en cuenta es que, a medida que la concientización y las sensibilidades de la sociedad han ido modificándose en las últimas dos décadas, Harry Potter ha sido objeto de varias críticas: muchos lectores de hoy en día pueden ser más conscientes del elitismo de Hogwarts, además de que existe un desequilibrio entre el número de personajes masculinos y femeninos en la serie, especialmente dentro de los profesores. Asimismo, la diversidad racial en los libros y los filmes ha sido acusada de ser simbólica, y no hay ni siquiera indicios de personajes LGBTQ+, incluso, la afirmación —totalmente mediática— de Rowling en 2007, de que Dumbledore era gay, ni siquiera se sugiere en los libros.[i]

La propia Rowling también ha generado polémica por sus comentarios sobre el género y el sexo en relación con el debate sobre los derechos de las personas transexuales, primero en Twitter y después en un ensayo del 2020.[ii] Sin embargo, Harry Potter no está ni mucho menos solo en el canon de la literatura infantil popular cuando se trata de la mayoría de estos temas, que siguen provocando controversia.

Queda por ver si estas cuestiones desanimarán a los padres millennials[iii] a la hora de presentar a Harry Potter ante sus propios hijos, o si afectarán a su popularidad entre las generaciones futuras. Y en este sentido, sólo el tiempo dirá si el atractivo de los libros y las películas seguirá perdurando.

[i] https://ew.com/movies/2019/03/19/harry-potter-fantastic-beasts-jk-rowling-dumbledore-sexuality/

[ii] https://elpais.com/gente/2020-06-08/j-k-rowling-acusada-de-transfoba-por-disentir-de-la-expresion-la-gente-que-menstrua.html

[iii] https://www.bbva.com/es/quienes-millennials-generacion-unica/

 

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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