Axis Mundi
Este 6 y 9 de agosto se cumplen 77 años desde que se lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial.[i] El ataque estadounidense dejó entre 110,000 y 220,000 muertos, así como cientos de miles más que sobrevivieron al infierno nuclear, pero sufrieron sus efectos, personas conocidas en Japón como «hibakusha (persona bombardeada)», muchas de las cuales murieron de enfermedades relacionadas con las secuelas radioactivas del bombardeo.
Sin embargo, como bien saben nuestros amables lectores, la producción y almacenamiento de armas nucleares no ha cesado,[ii] de hecho, en países como Estados Unidos, Rusia, China, Corea del Norte e Israel ocupan un lugar importante en la psique nacional, considerándolas como la máxima protección contra los «enemigos de la patria».
En este sentido, durante años, los hibakusha han compartido sus testimonios y recuerdos con el público, sin embargo, de acuerdo con la especialista en ética Yuki Miyamoto,[iii] quien trabaja en los discursos nucleares de Estados Unidos y Japón, resulta frustrante descubrir que las perspectivas filosóficas, religiosas y espirituales de los citados sobrevivientes se pasan por alto en gran medida en las obras que tocan el tema. Podría decirse que la cultura popular parece valorar sus trágicas historias, pero no su lucha por aceptar el acontecimiento.
En virtud de lo anterior, la comprensión de los líderes religiosos, enraizada en sus propias experiencias de vida en las zonas post–atómicas de Hiroshima y Nagasaki, ofrece una necesaria perspectiva de nuestro violento mundo, aunque, a veces, sus interpretaciones de los bombardeos se han utilizado para promover agendas políticas; no obstante, sus razonamientos nos permiten reconsiderar la ética de la responsabilidad en la aún vigente era atómica.
De hecho, Hiroshima, donde se lanzó la primera de las dos bombas nucleares, ha sido históricamente conocida por la escuela de budismo de la «Tierra Pura Verdadera», o budismo Shin,[iv] la mayor institución budista de Japón y sus adeptos de la región de Hiroshima se llaman «aki monto».[v] Uno de ellos fue Kōji Shigenobu, quien creció hasta convertirse en un sacerdote budista Shin. Él y otros estudiantes habían sido evacuados de la ciudad durante la guerra, pero perdieron a sus familiares en el ataque nuclear. Con el tiempo, Shigenobu desarrolló un punto de vista sobre el bombardeo que representaba el estado de ánimo de muchos residentes de Hiroshima.
En uno de sus ensayos, Kōji Shigenobu consideraba que el bombardeo atómico representaba tres círculos de pecados: los pecados de los residentes de Hiroshima, de los ciudadanos japoneses y de la humanidad en su conjunto,[vi] aunque no mencionó que la ciudad era una de las bases militares de Japón que enviaba soldados a las zonas ocupadas y a los campos de batalla de toda Asia. Sin embargo, Kōji criticó a los ciudadanos de Hiroshima por egoístas, señalando que habían abandonado a los heridos tras el ataque, además, condenó a Japón por su agresión militar y lamentó que los humanos se hubieran convertido en belicistas: naturaleza humana que, según Kōji, atrajo al bombardeo atómico.
Esta autorreflexión crítica y sus intentos de ir más allá de una comprensión maniquea del bien y el mal —japoneses frente a estadounidenses o víctimas frente a victimarios— pueden ofrecer una lúcida perspectiva sobre cómo escapar de los ciclos de violencia.
Por otra parte, su entendimiento de la doctrina budista, que interpretó un incidente histórico concreto como un pecado universal de la humanidad, parece desviar la atención de la responsabilidad del gobierno japonés, al tiempo que exonera a Estados Unidos de su responsabilidad por el uso de armas de destrucción masiva, las cuales siguieron probándose y produciéndose en el territorio continental de EUA y sus territorios.[vii]
En cuanto a Nagasaki, a unos 320 kilómetros al oeste de Hiroshima, se trata de un área que tiene una larga historia de catolicismo: en el siglo XVI, en muchas partes de los archipiélagos japoneses, los señores locales se convirtieron al cristianismo, lo que provocó conversiones masivas en sus dominios, pero, en los 250 años siguientes, se expulsó a los sacerdotes extranjeros y se persiguió a los conversos por su fe, de hecho, el primer santo mexicano, San Felipe de Jesús, fue martirizado en Nagasaki, el 5 de febrero de 1597.[viii]
Más aún, después de que se prohibiera el cristianismo, como culto a un dios «extranjero», los líderes políticos consideraban que los católicos suponían un alto riesgo para la estabilidad del país. De ahí que la comunidad católica de Nagasaki, que mantenía su fe de forma clandestina, se viera obligada a vivir junto a los «burakumin (gente de la aldea)», un grupo social tradicionalmente considerado como «intocable».[ix]
Así, estos antecedentes ayudan a explicar la particular interpretación que presenta un converso católico, médico y profesor en Nagasaki, Nagai Takashi:[x] tres meses después del bombardeo, se celebró una misa de réquiem por los muertos en el lugar de la catedral de Urakami, el punto de referencia más cercano al centro de la explosión, donde se le pidió a Nagai que pronunciara un discurso, el cual elaboró a partir de una conversación que mantuvo con un antiguo alumno, quien estaba padeciendo porque le decían que había perdido a su familia y a su comunidad por su fe en un dios extranjero, faltando al respeto a las divinidades japonesas y al emperador.
En su disertación, Nagai manifestó que los muertos por las bombas eran corderos de sacrificio, elegidos por Dios por su naturaleza intachable. Gracias a su sacrificio, señaló, la guerra finalizó, mientras quienes sobrevivieron, como él, tuvieron que soportar la derrota y la destrucción. Nagai describió las penurias como una prueba de ingreso al cielo para reunirse con sus seres queridos.
Tal vez resulte comprensible que los católicos de Nagasaki, cuya historia está llena de persecuciones y martirios, aceptaran el mensaje de Nagai para ayudarles a superar la pérdida de sus familiares y amigos, algo que no se aleja del todo del enfoque católico de la teodicea, la cuestión de por qué Dios permite el sufrimiento humano.[xi]
Sin embargo, al igual que la interpretación de Kōji, el discurso de Nagai podría invitar a una actitud de culpabilización de las víctimas, sin tener en cuenta el esfuerzo por asignar la responsabilidad a los verdaderos autores. Lo que sí debemos apuntar es que, si ambos mensajes de reflexión autocrítica hubieran sido adoptados no sólo por las víctimas, sino también por quienes infligieron el daño, tal vez el mundo podría haber evitado crear más damnificados por la producción y las pruebas de armas nucleares.
En este 77° aniversario, deberíamos recordar no sólo a quienes sufrieron el bombardeo atómico en Japón, entre ellos prisioneros de guerra estadounidenses y de otros países, así como personas de las colonias japonesas en la península de Corea.[xii] Asimismo, es necesario rememorar a todos los que han sufrido los efectos de esta era nuclear, incluidos los trabajadores de las minas de uranio, los habitantes de las zonas cercanas a los sitios de pruebas atómicas en tierra y mar,[xiii] las víctimas del desastre de Chernóbil, sin olvidar el riesgo de la guerra nuclear que sigue latente por lo que está aconteciendo en Europa y China.[xiv]
[i] https://www.eldebate.com/historia/20220806/77-anos-bomba-atomica-sobre-hiroshima-nagasaki-comienzo-arma-mortal.html
[ii] https://tropicozacatecas.com/2019/03/23/guerra-nuclear-el-monstruo-sigue-ahi/
[iii] https://las.depaul.edu/academics/religious-studies/faculty/Pages/yuki-miyamoto.aspx
[iv] https://www.budismojapones.com/2014/09/el-budismo-shin.html
[v] https://deepkure.com/aki-monto-bon-festival-lanterns/
[vi] https://www.google.com/books/edition/人間の心ヒロシマの心/cZZOAAAAMAAJ?hl=en
[vii] https://www.un.org/es/observances/end-nuclear-tests-day/history
[viii] https://es.catholic.net/op/articulos/32202/felipe-de-jess-santo.html
[ix] https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151029_finde_sociedad_casta_intocables_de_japon_mes#:~:text=Burakumin%2C%20que%20significa%20%22gente%20de,en%20funerarias%20y%20los%20carniceros.
[x] https://es.aleteia.org/2014/06/30/takashi-nagai-el-cientifico-japones-que-se-convirtio-leyendo-a-pascal/
[xi] https://www.filosofia.org/enc/ros/teod.htm
[xii] https://www.nippon.com/es/people/e00097/
[xiii] En este sentido, hoy sabemos que el gran actor Pedro Armendáriz contrajo cáncer por haber participado en la película The Conqueror (Dick Powell, 1956), filmada en un área donde se probaban armas nucleares en el estado de Utah: https://codigoespagueti.com/noticias/cultura/pedro-armendariz-the-conqueror-cancer-radiactividad/
[xiv] https://www.eldebate.com/internacional/20220728/stephen-lovegrove-consejero-seguridad-reino-unido-advierte-habra-guerra-nuclear-recupera-comunicacion-rusia-china.html
*Carlos Hinojosa
*Escritor y docente zacatecano