Como bien saben los amables lectores, cuando el COVID cerró las escuelas en todo el mundo en el 2020, cambió de la noche a la mañana la forma en que los profesores impartían sus clases y los alumnos realizaban sus tareas, tal como lo describió un estudiante de secundaria de EUA: «las recámaras se convirtieron en aulas escolares, las salas de estar en laboratorios de ciencias y los patios en gimnasios».[i]
Dos años después, este cambio hacia el aprendizaje a distancia y, posteriormente, híbrido, ha planteado muchos retos, al tiempo que provocó estrés y confusión tanto al personal docente como a los alumnos. Sin embargo, si nos permitimos, por un momento, dejar de concentrarnos en los aspectos negativos, descubriremos que también ha aportado beneficios sorprendentes.
Un reciente informe, el cual recoge los resultados de 81 estudios sobre planteles de enseñanza secundaria de 38 países, ha dejado de manifiesto lo complementarios que pueden ser estos métodos de aprendizaje digital con los tradicionales.[ii] Varios alumnos han encontrado beneficioso trabajar a su propio ritmo y sin las presiones sociales del aula; por ende, cuando estamos de nuevo en otra pausa de la educación presencial, en el 2022, éstas son razones para tener algo de esperanza.
Por ejemplo, durante la pandemia, muchas escuelas tuvieron que hacer un mayor uso de los sistemas de gestión del aprendizaje y de las aplicaciones informáticas, con el fin de mejorar la comunicación entre la escuela y el hogar. Puede parecer obvio, pero el hecho de tener que trabajar a distancia ha animado a profesores y alumnos a revisar y mejorar sus habilidades digitales, lo cual, en algunos casos, ha estimulado la innovación y el pensamiento creativo, conduciendo a los estudiantes a desarrollar habilidades para emplear múltiples herramientas y recursos digitales de forma eficaz para el aprendizaje, sobre todo en los entornos con acceso a dispositivos adecuados y conexiones estables a internet.
En virtud de lo anterior, en varios países, muchos estudiantes han mostrado una mayor capacidad de estudio y de resolución de problemas de forma independiente, como en el caso de Hong Kong, donde los profesores informaron que los alumnos habían desarrollado métodos de resolución de problemas que sus mentores no les habían enseñado.[iii] Por su parte, de los 2,824 alumnos de secundaria que respondieron a una encuesta en Eslovaquia, la mayoría dijo que el aprendizaje a su propio ritmo les había resultado muy valioso, ya que el tener la posibilidad de volver a observar los videos enviados por los docentes les ayudó a comprender mejor sus asignaturas y cumplir con sus profesores.[iv]
En Inglaterra, Suecia y EUA, varios alumnos que, antes de la pandemia, eran reacios a participar en las clases o a ir a ellas, declararon que se involucraban y se comprometían más con sus tareas escolares, porque sentían menos presión social. Los estudiantes de música de Australia también mostraron una mejora en sus habilidades sociales, como la comunicación, la comprensión y la escucha activa.[v]
Además, estudiantes de México, Austria, Estados Unidos y Portugal también se beneficiaron de la interacción con sus compañeros: el aprendizaje a distancia les proporcionó nuevos métodos de colaboración, como el desarrollo de documentos electrónicos interactivos, el uso de tableros de discusión para compartir ideas y realizar trabajos escolares con los compañeros, así como la colaboración en tareas como elaborar carteles y videos, junto con su distribución a través de las redes sociales. Un estudio en EUA señaló que el uso del chat en Google Meet durante las clases en directo, combinado con la edición de trabajos y comentarios en Google Docs, resultaba especialmente útil para que los estudiantes colaboraran y se mantuvieran en contacto con sus compañeros.[vi]
Para algunos países, como el nuestro, el cambio a la evaluación en línea, cuando antes se había adoptado una cultura muy estandarizada basada en los exámenes, fue bastante difícil, ya que ahora exigía métodos de evaluación alternativos que también pudieran garantizar resultados fiables. Mientras que algunas naciones prohibieron la evaluación final al cierre del ciclo escolar —caso de México—,[vii] en otras ocurrió lo contrario, al emplear no menos de 21 estrategias de evaluación en línea.[viii] Así, el hecho de depender, en gran medida, de la tecnología durante el confinamiento abrió nuevos y creativos modos de diseño, así como formas de evaluar.
En este sentido, las dos estrategias más empleadas fueron la evaluación formativa y los cuestionarios en línea, y aunque ya se ha comprobado que la evaluación formativa impulsa el aprendizaje de los alumnos,[ix] las dos estrategias se emplearon por motivos diferentes:
- La evaluación formativa, a menudo llevada a cabo en tiempo real, se apoyaba en herramientas de videoconferencia, las cuales permitían a los profesores ver y escuchar a sus alumnos, algo que ayudaba, por ejemplo, a evaluar la lectura y los aspectos lingüísticos, incluidos los juegos de rol, los debates en línea y las representaciones teatrales. Los profesores también señalaron que esta interacción en tiempo real favorecía la sensación de presencia social, tan importante para el bienestar de los alumnos.
- Por su parte, los cuestionarios en línea, como en el caso de Google Classroom, permitieron a los alumnos checar su comprensión a un propio ritmo, lo que les ayudó a evitar el tedio. Al ser autocorregidos, los cuestionarios también contribuyeron a reducir la carga de trabajo de los profesores, además de que este tipo de evaluación digital puede compartirse fácilmente entre los docentes, lo que favorece la igualdad y la reutilización.
Respecto a los padres de familia y los tutores, algunos de ellos informaron de que habían mejorado sus habilidades digitales como resultado de la pandemia. Aunque el principal resultado ha sido un mayor impulso para participar más en el aprendizaje de sus hijos. Una investigación realizada en Nigeria descubrió que dar a los padres y tutores un mayor acceso, a lo que sus hijos estaban aprendiendo, ayudó a mejorar el compromiso de los estudiantes con el aprendizaje en línea, haciendo más eficaz todo el proceso.[x]
Asimismo, poder acceder a las reuniones con los profesores de forma virtual redujo las barreras sociales para algunas familias. Una encuesta realizada por ParentPing, en diciembre de 2020, descubrió que tanto los padres y tutores, como los docentes, deseaban mantener las reuniones virtuales con los progenitores, o al menos que se les diera la opción de hacerlo.[xi]
Por último, podríamos señalar que estos dos años de la pandemia, con sus altibajos, nos han mostrado que la escuela, en general, puede y debe ser más flexible, ya que el garantizarlo fomentará la inclusión y la accesibilidad, al tiempo que apoyará el aprendizaje permanente.
Referencias:
[i] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/hbe2.236
[ii] https://eppi.ioe.ac.uk/cms/Default.aspx?tabid=3847
[iii] https://doi.org/10.1080/10494820.2021.1926289
[iv] https://doi.org/10.18421/TEM94-40
[v] https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2020.624717/full
[vi] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/hbe2.236
[vii] https://politica.expansion.mx/mexico/2021/06/23/la-sep-pide-a-maestros-a-no-reprobar-alumnos-orden-divide-a-maestros-y-expertos
[viii] https://eppi.ioe.ac.uk/cms/Default.aspx?tabid=3847
[ix] https://educationendowmentfoundation.org.uk/projects-and-evaluation/projects/embedding-formative-assessment
[x] https://doi.org/10.25304/rlt.v29.2544
[xi] https://parentping.co.uk/the-future-of-parents-evening/
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano