La desesperación empuja las decisiones de José Narro Céspedes. Inusualmente activo en medios de comunicación y redes sociales un día sí y al otro también, el senador de Morena enfrenta la crispación política alrededor del conflicto en Mazapil con mayor nerviosismo y urgencia que de costumbre.
Como apuntamos en una entrega anterior, la agenda del bloqueo a Peñasquito ya no le pertenece al tamaulipeco y lo sabe. Y es que, esperar cinco días a interponer una denuncia en contra de la transnacional Newmont-GoldCorp presumiblemente por calumnias, habla de la impaciencia por tratar de retomar el control de la gresca mediática.
¿Por qué la tardanza para apersonarse a las instancias de procuración de justicia, cuando hipotéticamente el suyo era un tema sensible y de urgencia? De acuerdo con el propio senador porque esperaba a que lo recibiera de forma personal el fiscal general Alejandro Gertz Manero, tal como lo declaró a distintos medios de comunicación hace unos días.
Lo que en realidad buscaba el tamaulipeco era la foto, que tenía una carga más significativa que una denuncia de pronóstico dudoso. No obstante, Gertz Manero no siguió el juego del senador, y el de Zacatecas tuvo que conformarse con la atención del titular de Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, a quien tampoco pudo sacarle la imagen que esperaba para nutrir su batalla de percepciones.
Narro no sólo evidenció que en la Fiscalía su lucha personal no es prioritaria para la Cuarta Transformación, además el senador ofreció una pésima imagen de lo que en realidad significa la justicia para su causa: una herramienta política. ¿Qué se puede esperar de un legislador que sólo ofrece validez a sus dichos y a su exigencia de reparación del daño moral cuando el Fiscal General tenga tiempo de recibirlo?
¿La ley está de su lado únicamente cuando el titular de la Fiscalía se apreste a dar trámite a su denuncia? ¿Por qué no hacerlo como un ciudadano más en esta Cuarta Transformación donde supuestamente el estado de derecho es un pilar de la Regeneración Nacional? Poco a poco José Narro Céspedes se va mostrando de cuerpo entero ante la clase política local y nacional, y sus aspiraciones comienzan a perder valor.
En Morena Zacatecas lo intuyeron a tiempo y desmarcaron su participación de una lucha con tintes de intereses gremiales. La presencia del dirigente estatal Fernando Arteaga Anaya en la conferencia de prensa que dictó Narros Céspedes el pasado domingo, dibujó las líneas claras de qué espera la Regeneración Nacional del conflicto para poder asumirse partícipe.
La propuesta no ha sido secundada todavía por el senador de su mismo partido, pues Arteaga Anaya solicitó total transparencia en las mesas de negociación entre la transnacional, los ejidatarios y transportistas de Mazapil, y sus asesores del Frente Popular de Lucha de Zacatecas encabezados por Felipe Pinedo Hernández, quien recibe las instrucciones de José Narro. Esto con la finalidad de superar la dinámica de dimes y diretes a la que ha entrado el conflicto.
Arteaga Anaya también requirió que en las mesas negociación se involucraran todos los actores políticos e instituciones: gobiernos municipal, estatal y federal, así como la LXIII Legislatura, a la que el diputado Francisco Javier Calzada Vázquez trató de deslindar en la misma conferencia donde el dirigente de Morena incrementó los estándares de legitimidad para buscar salidas concretas al bloqueo en Peñasquito.
De esta forma, el líder estatal de Morena fue en realidad quien supo aprovechar el espacio de oportunidad que puso en la mesa Narro Céspedes. Es evidente pues que a la Regeneración Nacional le urgía delinear su participación en la correlación de fuerzas que ha suscitado el escenario en Mazapil.
En el mismo sentido, y mientras Narro saturaba de declaraciones las redes sociales, el Gobierno Federal contrastó las acusaciones del senador, pues la sola presencia del subsecretario de Gobernación, Zoé Alejandro Robledo Aburto en las oficinas del Gobierno del Estado de Zacatecas refrendaban la participación y la coordinación entre autoridades gubernamentales.
El Gobierno Federal aprovechó para conocer de primera mano de las autoridades locales -y no ya del dirigente del FPLZ- las condiciones en que se encontraba el bloqueo a la mina Peñasquito, así como cuántas “mesas de negociación” -en donde participó el gobierno estatal- habían antecedido al enfrentamiento. El subsecretario de Gobernación escuchó a la contraparte de Narro Céspedes y entendió que no tenía la imagen completa del conflicto político sino únicamente la que el senador de Morena había promovido en el Palacio de Covián, siempre cuidando sus intereses.
Así la Cuarta Transformación ha comenzado a tomar distancia del senador de su partido, por ende, su propuesta -infundada- de retirar la concesión a la transnacional se va a la congeladora. Quien definitivamente no entendió la complicidad que adquiría al acusar lo que Narro decidió callar, fue el diputado Javier Calzada, pues compró un conflicto que conoce superficialmente.
Twitter: @GabrielConV
Gabriel Contreras Velázquez*
*Analista político