Michael Moore tiene una larga historia de estrenar documentales que hacen preguntas difíciles en tiempos problemáticos. De hecho, en filmes como Masacre en Columbine (2002) y Fahrenheit 9/11 (2004) sería justo señalar que su modus operandi consiste en sacudir el statu quo, acosando a las vacas sagradas y solicitando a su audiencia que se enfrente a lo que él llama «la horrible verdad».
Moore, asimismo, es un pionero del arte de encontrar formas creativas de capturar la atención de su audiencia. Literalmente revolucionó la forma de hacer documentales,[i] transformándolos de un género que sólo los intelectuales y académicos «comprendían», en el pilar de los medios de entretenimiento, como Netflix,[ii] en que se han convertido en nuestros días. También renovó el formato del género de noticias satíricas de investigación —cada vez más popular— con TV Nation, que se emitió por la BBC de 1994 a 1995.
Por ende, no debería sorprendernos que, en medio de la actual pandemia por el Covid–19, decidiera hacer público, de forma gratuita en YouTube,[iii] un documental que rompe los «mitos felices» sobre el frágil futuro de la especie humana, filme que, como todos los proyectos de Michael Moore, nos ofrece muchas verdades incómodas.
El 21 de abril, Moore presentó El planeta de los humanos, un documental producido por él y dirigido por su antiguo colaborador, Jeff Gibbs. Se trata de un filme audaz, el cual argumenta que los seres humanos estamos perdiendo la lucha para detener el cambio climático porque estamos siguiendo a los líderes equivocados. Resultado de una investigación de más de una década —y originalmente programada para llegar a los festivales durante la primavera de este año—, la película estuvo en espera debido a la pandemia, hasta que Moore y Gibbs se dieron cuenta de que tenía una asombrosa actualidad, misma que exigía un lanzamiento creativo e inmediato, por tanto, decidieron ponerla de forma gratuita en YouTube.
Iniciando con la voz de Gibbs, el filme pregunta: «¿Cuánto tiempo crees que tenemos los humanos?». A medida que se presentan una serie de respuestas derivadas de entrevistas en la calle, la mayoría de las cuales son simplistas o muestran gran ignorancia, nosotros como espectadores —afectados por la pandemia— no podemos dejar de sentir una extraña sensación de fatalidad.
El planeta de los humanos puede ser el proyecto más provocador de Moore hasta la fecha, porque el filme cuestiona el pensamiento erróneo y el activismo autocomplaciente de la izquierda ecologista, en lugar de los objetivos habituales de Moore, como la corrupción de la derecha estadounidense. De hecho, el documental ya ha pisado algunos callos, especialmente entre varios activistas climáticos de alto perfil como Josh Fox,[iv] director de Gasland,[v] y Bill McKibben,[vi] quien es objeto de un duro escrutinio. Los críticos sugieren que algunos de los datos citados en la película son obsoletos y se acercan demasiado a las posiciones de quienes continúan apoyando el uso de combustibles fósiles, como en el caso de los presidentes de México y EUA.
Pero la verdad es que muchos de los críticos evitan adentrarse en los temas centrales planteados en el filme, una señal de que la película ha tocado un nervio sensible en el movimiento a favor de las «energías verdes». Aunque se le ha pedido a Moore que se «retracte» de su documental, no hay signos de que tenga planes de hacerlo, especialmente ahora que PEN, organización a favor de la libertad de expresión en el mundo —y coco de la presidencia de AMLO, por sus llamados a que resuelva los ataques en aumento contra periodistas en México[vii]—, ha lanzado una declaración sugiriendo que retirar la película sería censura.[viii]
Aquellos de nosotros familiarizados con el trabajo de Moore sabemos que el cineasta siempre se niega a rehuir los puntos de vista controvertidos, sobre todo si tales puntos de vista le piden a su audiencia que reconsidere los paradigmas, reevalúe el statu quo y reformule la narrativa que le ofrecen los medios masivos de comunicación.
En resumen, aquí presentamos cinco afirmaciones de El planeta de los humanos que desafían las narrativas ampliamente aceptadas sobre la «energía verde»:
- La energía renovable no es exactamente renovable.
En una escena clave, Ozzie Zehner, autor de Ilusiones verdes y productor de la película, afirma que gran parte de la energía renovable depende de «algunos de los procesos industriales más tóxicos que hemos creado», por ejemplo: los paneles solares están hechos de cuarzo y carbón mineral, en lugar de arena como se nos quiere hacer creer; los autos eléctricos deben obtener su carga de la red de suministro que todos usamos, y los aerogeneradores requieren una cantidad significativa de energía de combustibles fósiles, tanto para su fabricación como para ser colocados en sus sitos de funcionamiento.
- Muchos líderes de movimientos «verdes» son, en realidad, parte de una élite influenciada por las grandes corporaciones.
La película presenta a varios líderes de alto perfil de la «energía verde», entre ellos Bill McKibben, Al Gore, Robert F. Kennedy y el Sierra Club, para profundizar en sus diversas redes y fuentes de apoyo, con el fin de mostrar cómo estos líderes han sido corrompidos por los millones de dólares procedentes de las empresas que lucran con la destrucción de lo que resta de la naturaleza.
- El capitalismo corporativo se ha apoderado de la «energía verde».
Hemos oído hablar del «greenwashing» —esfuerzos de las grandes corporaciones para dar una falsa sensación de que son ‘ambientalmente comprometidas’—, pero lo que El planeta de los humanos descubre va mucho más allá de eso. El filme explica que el capitalismo corporativo no sólo finge dedicarse a la ecología, sino que también se beneficia de sus profundos lazos con la llamada «energía verde», sobre todo de los subsidios billonarios a las empresas que ostentan el título de «amigable con el medio ambiente», aunque en realidad sean los depredadores más voraces de bosques, selvas, desiertos y mares.
- La fe prefabricada en la «energía renovable» nos ha distraído de considerar formas efectivas de reducir nuestro consumo.
El planeta de los humanos se pregunta por qué el movimiento ecologista perdió de vista la necesidad básica de reducir el consumo de energía, como una misión central. Si la energía renovable no es tan renovable después de todo, entonces, ¿cómo el activismo energético se convirtió en lo predominante? «La razón por la que no hablamos del aumento demográfico, el consumismo y el crecimiento económico suicida —dice Gibbs— es porque sería malo para los negocios, especialmente para la forma cancerosa de capitalismo que rige el mundo ahora, escondido bajo un disfraz ecologista».
- ¿Por qué no podemos hablar constructivamente sobre cómo reducir el impacto de los humanos en el planeta?
Tal vez uno de los temas más sensibles planteados en el filme es la cuestión de qué hacer con el aumento de la población mundial y la demanda de energía. Para ello, El planeta de los humanos plantea una audaz afirmación: que la única manera de tomar en serio el impacto humano en el planeta es hablar de lo que los humanos le hacemos a la Tierra.
La antropóloga Nina Jablonksi, entrevistada en la película, sugiere que el «crecimiento de la población» es la manada de elefantes en la cristalería que pocos activistas ecológicos están dispuestos a abordar, para luego agregar que «tenemos que ponerle una rienda a nuestra capacidad de consumo, porque no somos buenos para controlarnos si creemos tener recursos aparentemente ilimitados». Mientras los seres humanos pretendamos que nuestras necesidades energéticas pueden satisfacerse de forma renovable y sostenible, nos negaremos a limitar nuestras demandas de consumo.
En el núcleo del documental está la noción de que la «verdad incómoda» a la que Al Gore se refirió una vez en su icónica película ambientalista[ix] es, en realidad, más parecida a la «horrible verdad» de Moore: tal vez no nos enfocamos en reducir el consumo porque no queremos, quizá es más fácil creer que las «energías renovables» nos darán toda la energía que deseamos sin pedirnos que cambiemos. Tal vez nos negamos a ver que las «energías renovables» no son los salvadores de la humanidad y del planeta que pensábamos que eran.
Es un hecho que El planeta de los humanos ha puesto el dedo en la llaga: en su primera semana fue visto más de cuatro millones de veces, por una parte atacado con llamados para censurarlo y, por otra, alabado como una intervención muy necesaria en el debate energético. No hay duda de que, en el estilo provocativo, de confrontación, socialmente comprometido y progresista de Moore, El planeta de los humanos es un documental diseñado para estimular un intenso y significativo debate sobre un tema urgente.
Es posible que la actual pandemia haya creado el contexto ideal para que los espectadores consideremos que la única manera de salvar el planeta, y apoyar la vida humana, es cambiar la forma en que consumimos la energía que, por ejemplo y paradójicamente, nos sirve tanto para ver el documental en cuestión como para realizar el presente texto.
[i] https://tropicozacatecas.com/2018/08/12/axis-mundi-documentando-el-cambio/
[ii] https://www.elle.com/es/living/ocio-cultura/a27781403/mejores-documentales-netflix/
[iii] https://youtu.be/Zk11vI-7czE
[iv] https://docs.google.com/document/d/1fDlSbm5Yltl7HaG1oU7ZZSxZb95om72OceU-CisgHC8/edit
[v] https://www.youtube.com/watch?v=IMP0-RcHqTc
[vi] https://es.wikipedia.org/wiki/Bill_McKibben
[vii] https://pen-international.org/es/noticias/mexico-llamado-urgente-a-las-autoridades-a-proteger-a-periodistas-y-escritores-amenazados
[viii] https://pen.org/press-release/pen-america-pulling-moore-climate-film-would-be-censorship/
[ix] https://www.documaniatv.com/naturaleza/al-gore-una-verdad-incomoda-video_417669111.html
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano