Afganistán, la nueva derrota militar de EUA


«Axis Mundi»

Desde la Segunda Guerra Mundial, EUA ha perdido casi todos los conflictos militares que ha librado en un país en vías de desarrollo, lo cual señala la trágica incapacidad de una potencia mundial en el campo de las «guerras asimétricas». Tal es el caso de la última contienda de la que EUA se retira sin haber alcanzado sus objetivos originales, el conflicto de 20 años en Afganistán, donde no pueden subestimarse las consecuencias potencialmente desastrosas de esta medida para el país afgano, la zona y la reputación de la OTAN.

Tras el fiasco de Vietnam y la debacle en Irak, así como el ejemplo de la derrota soviética en Afganistán, se podría haber esperado que EUA y sus aliados hubieran sido más prudentes en su intervención militar, pero los hechos demuestran claramente lo contrario. Como nuestros lectores bien pueden deducir, las intervenciones estadounidenses suelen ser impulsadas por la opinión de Washington de que tiene el poder militar necesario para aplastar fácilmente al enemigo, algo que ha resultado ser falso la mayoría de las veces.

Como ocurrió con Vietnam e Irak, y ahora con Afganistán, los planificadores de Washington han demostrado ser muy eficaces a la hora de invadir un país, pero se han desbaratado en cuanto intentan ganar la guerra. De hecho, cuatro temas interrelacionados explican esencialmente el fracaso de EUA en los citados países, aunque no debemos olvidar el operativo contra la invasión iraquí de Kuwait en 1991, liderado por Estados Unidos.

  • Primero, la incapacidad de Washington para comprender la complejidad del país que ha invadido y el entorno geográfico de esa nación. El ex secretario de Defensa estadounidense entre 2006 y 2011, Robert Gates, afirma con franqueza en sus memorias de 2014 que a Estados Unidos se le da bien derrocar gobiernos, pero no tiene ni idea de qué hacer cuando se trata de sustituirlos. En relación con Irak y Afganistán específicamente, sostiene que EUA invadió sin una comprensión clara y profunda de la naturaleza tan complicada de sus sociedades y de sus diversidades étnicas, punto de vista asimismo aplicable al fracaso estadounidense en Vietnam.
  • Segundo, EUA no ha sido capaz de obtener un socio creíble y eficaz sobre el terreno en el país invadido, lo cual fue cierto en Vietnam del Sur y ha sido también el caso en Afganistán e Irak. Todos los líderes y gobiernos que EUA ha respaldado en estos países han demostrado ser incompetentes, manipuladores, impopulares e incapaces de generar unidad nacional. Mientras que, en Vietnam del Sur, los sucesivos gobiernos de Ngo Dinh Diem, Nguyen Van Thieu y Tran Van Huong fueron de tal naturaleza, los de Nouri Al–Maliki y Haider al–Abadi en Irak, así como Hamid Karzai y Ashraf Ghani en Afganistán, bien pueden situarse en una categoría similar.
  • Tercero, en última instancia, EUA no ha sido capaz de «vender» sus invasiones ni de cumplir sus promesas originales a la población de esos países ni, por tanto, a su propio electorado. La desilusión en las naciones invadidas y en el propio EUA ha contribuido a socavar sus esfuerzos bélicos, especialmente cuando dichas misiones de combate se han prolongado durante tanto tiempo.
  • Cuarto, Washington ha aprendido poco o nada de sus experiencias pasadas: no está bien equipado ni adaptado para combatir insurgencias nacionales. A diferencia de los grupos extremistas violentos, como Al Qaeda y el llamado Estado Islámico (ISIS), los insurgentes civiles siempre han demostrado tener la capacidad de resistencia necesaria para agotar a EUA.

Como podemos ver, todas estas cuestiones han confluido para demostrar por qué la aventura estadounidense en Afganistán ha fracasado.

La declaración del presidente Joe Biden de que reducirá las pérdidas de su país, junto con las de sus aliados de la OTAN y de otras naciones, al realizar una salida militar antes del 11 de septiembre del presente año, tras dos décadas de lucha contra la insurgencia liderada por los talibanes —y respaldada por Pakistán— es una clara admisión de la derrota. De hecho, está realizando lo que su predecesor y antiguo crítico de la guerra afgana, Donald Trump, se había propuesto.

La tragedia es que la retirada se produce tras unos costos humanos y materiales muy elevados para EUA y sus aliados, así como para el pueblo afgano: 3,502 militares de la OTAN muertos en combate (2,300 de ellos estadounidenses) —a lo que debemos agregar 4,000 bajas de «contratistas», eufemismo con el que les llaman ahora a las tropas mercenarias—; miles de heridos, numerosos lisiados de por vida, y decenas de miles de personas que sufren trastorno de estrés postraumático, muchas de las cuales ya se han suicidado. En términos materiales, la guerra ha costado a Estados Unidos 2 billones de dólares.

Además, las pérdidas humanas y materiales del pueblo afgano han sido mucho mayores: según las estimaciones actuales, el número de civiles, así como hombres y mujeres de los servicios de seguridad muertos supera los 100,000, con números incalculables de heridos y desplazados, por no mencionar los efectos en la salud mental y las pérdidas materiales de la mayor parte de los 37 millones de habitantes que se calcula tiene Afganistán.

Todas las promesas hechas inicialmente por el presidente George W. Bush, de liberar a los afganos del violento régimen teocrático de los talibanes en alianza con Al Qaeda —cuyo atentado del 11 de septiembre desencadenó la intervención estadounidense— y de transformar Afganistán en una democracia estable, segura y próspera, suenan ahora más vacías que nunca.

Estados Unidos y sus aliados dejarán atrás un Afganistán destrozado, exactamente igual a como EUA abandonó a Vietnam del Sur e Irak. Sin un acuerdo político o un alto al fuego, y con pocas posibilidades de que la conferencia de paz propuesta por Washington en Turquía produzca algo significativo que pueda aplicarse sobre el terreno, los talibanes —cuya participación en el citado evento es dudosa hasta ahora— ya han reclamado la victoria.

Los verdaderos triunfadores de la debacle estadounidense, que siguen manteniendo estrechos lazos con Al Qaeda, se encuentran bien posicionados para luchar por el poder en Kabul, aunque, de hecho, una ocupación del gobierno por parte de los talibanes no será el final del conflicto afgano. No sólo la administración de Ghani, sino muchos otros grupos se oponen a una toma de poder unilateral por parte de los talibanes, y es de esperar que los vecinos de Afganistán apoyen a estas agrupaciones en busca de salvaguardar sus intereses regionales, como han hecho en el pasado. Por tanto, el conflicto continuará con más sufrimiento para el pobre pueblo afgano. De esta forma, Estados Unidos y sus aliados tienen una gran responsabilidad en lo que pueda ocurrir en Afganistán tras su retirada militar.

 

[i] https://nuso.org/articulo/los-peligros-de-la-guerra-asimetrica/

[ii] https://www.nato.int/nato-welcome/index_es.html

[iii] https://www.elconfidencial.com/cultura/2021-04-26/urss-guerra-de-afganistan_3047912/

[iv] https://www.elconfidencial.com/cultura/2021-04-26/urss-guerra-de-afganistan_3047912/

[v] https://www.npr.org/2020/06/15/874316350/in-exercise-of-power-robert-gates-says-presidents-too-often-rely-on-the-military

[vi] https://rebelion.org/los-cambios-de-regimen-propiciados-por-estados-unidos-antecedentes-historicos/

[vii] https://www.vozdeamerica.com/noticias-internacional/biden-mision-estados-unidos-afganistan-finalizara-31-agosto

[viii] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-54979248

[ix] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56791774

[x] https://www.youtube.com/watch?v=cjuv4d2ElFs

[xi] https://www.aa.com.tr/es/mundo/la-presencia-de-turqu%C3%ADa-en-el-aeropuerto-de-kabul-es-importante-pol%C3%ADtico-afgano/2279520

[xii] https://www.dw.com/es/talibanes-dicen-que-controlan-85-del-territorio-de-afganist%C3%A1n/a-58215451

[xiii] https://www.theguardian.com/world/2021/jul/09/iran-and-russia-move-to-fill-diplomatic-vacuum-in-afghanistan

 

Carlos Hinojosa**

**Escritor y docente zacatecano

 

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