«Lifeforce»: el legado de una película de culto – Axis Mundi


«Quiero decir, en cierto sentido todos somos vampiros. Absorbemos energía de otras formas de vida. La diferencia es solo una cuestión de grado. Esa chica no era una chica. Es totalmente ajena a este planeta y a nuestra forma de vida… y totalmente peligrosa».

Dr. Hans Fallada, Lifeforce (Tobe Hooper, 1985)

 

Amables lectores, hace 40 años se estrenó un filme dirigido por el icónico cineasta Tobe Hooper —conocido por su revolucionaria cinta La masacre de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974)—, Lifeforce (conocida en México como Fuerza siniestra) una película que, en su momento, fue incomprendida y criticada, pero que, con el paso del tiempo, ha sido revalorada como una obra única dentro del género de ciencia ficción y terror. Basada en la novela «The Space Vampires» del admirable intelectual británico Colin Wilson,[i] esta cinta de 1985 se alejó de la reputación de producciones baratas y mal ejecutadas que caracterizaban a Cannon Films, el estudio detrás del filme.[ii] Así, después de cuatro décadas, Lifeforce se ha convertido en un clásico de culto, apreciado por su ambición, su estética visual y su mezcla audaz de géneros.

La película comienza con una misión espacial británica a cargo de la nave Churchill, que investiga al cometa Halley en algún momento de su perihelio de 1986.[iii] Durante su exploración, los astronautas encuentran una colosal nave alienígena que contiene tres cuerpos en estado de animación suspendida: dos hombres y una mujer (interpretada por la bella e icónica Mathilda May, quien se roba la película al aparecer completamente desnuda durante gran parte del metraje).

Al llevarlos de regreso a la Tierra, los tripulantes de la Churchill descubren que estos seres son una especie de vampiros espaciales que se alimentan de la «fuerza vital» (la life force del título en inglés) de sus víctimas, convirtiéndolas en zombis sedientos de energía. Lo que sigue es una caótica lucha por contener la infección, misma que rápidamente se extiende por Londres, mientras los protagonistas intentan descubrir el origen y la naturaleza de tales entes.

Como podemos apreciar, la trama de Lifeforce es una mezcla explosiva de ciencia ficción, horror, fantasía, erotismo y hasta elementos de cine de desastres. Aunque en su momento fue criticada por parecer confusa y sobrecargada, hoy se aprecia su audacia narrativa: la película no teme explorar temas como la sexualidad, la inmortalidad y la naturaleza humana, todo envuelto en un tono casi operístico y extravagante que la distingue de otras cintas del género.

Asimismo, uno de los aspectos más destacados de Lifeforce es su impresionante diseño visual y efectos especiales, supervisados por John Dykstra, conocido por su trabajo en la saga Star Wars. La nave alienígena, con su diseño orgánico y oscuro, es un ejemplo perfecto de la estética gótico-espacial que impregna la película, además, los efectos prácticos, como las transformaciones de los vampiros y las escenas de posesión, siguen siendo impactantes incluso hoy, demostrando el cuidado y la inversión que Cannon Films puso en este proyecto.

Por su parte, la fotografía, a cargo de Alan Hume,[iv] también merece ser mencionada: las escenas en Londres, especialmente aquellas que muestran una ciudad en caos, están llenas de un ambiente opresivo y apocalíptico que refuerza el tono de la película. Además, la banda sonora compuesta por Henry Mancini, conocido por su clásico tema de la Pantera Rosa, aporta una sensación épica y dramática que eleva la experiencia cinematográfica.

Y debemos destacar que Mathilda May,[v] en su papel de la vampira espacial, se convirtió en el ícono de la película: su presencia en pantalla, completamente desnuda durante gran parte de la duración del filme, fue un elemento polémico en su momento, pero también un factor clave en la revaloración de la cinta. May no es simplemente un objeto de deseo, su personaje encarna una fuerza seductora y peligrosa que desafía las convenciones del género. Su interpretación, junto con el diseño de su personaje, ha sido celebrada como una de las representaciones más memorables de vampiros en el cine.

«Pero este no es más que un aspecto de todo el poder narrativo y simbólico de Lifeforce, fuerza vital, cuya trama acaba por desencadenar un evento de envergadura apocalíptica que amenaza con consumir el planeta entero como mero combustible de esta raza de devoradores siderales, logrando con gran maestría hacer algo que se ha mostrado tradicionalmente complejo para la ciencia ficción a medida que nos adentrábamos, en las últimas décadas, en un mundo cada vez más complejo: aunar la trama de los personajes individuales con un arco narrativo mayor que involucre el destino del mundo, o del universo, en su totalidad. Así, en Lifeforce, fuerza vital, el momento singular del individuo enfrentado a su autodestrucción, consumido por su propio deseo irresistible transita con efectividad hacia un momento colectivo donde la Tierra es devorada por una especie de metabolismo energético acelerado, es decir: por un proceso similar al que rige nuestra vida en general, sólo que amplificado en potencia y velocidad. Se trata del crecimiento ilimitado y el consumo permanente y en auge de los recursos naturales, que son regla de nuestro sistema económico, solo que esta vez nosotros somos el recurso natural de una entidad cósmica invasora. No es que Lifeforce, fuerza vital se trate de una obra explícitamente ecologista o anticapitalista, pero cabe vislumbrar en ella la sombría fantasía de la vida en el planeta auto-consumiéndose a sí misma, a medida que los zombis disecados en los que quedan convertidos los seres humanos por el drenaje energético de los vampiros espaciales se lanzan a una carrera desenfrenada por seguir drenando energía de otros o condenarse a perecer. Consume o muere, aunque el consumo desenfrenado te conducirá antes o después a la misma muerte. El planeta entero se convierte así en un transistor eléctrico en plena potencia en unas últimas escenas tan espectaculares como suenan, y que hacen de Lifeforce, fuerza vital otro precedente no reconocido del famoso tópico del rayo gigantesco de energía apuntando al cielo, repetido hasta la náusea (o la hilaridad) en las superproducciones de nuestros días».[vi]

Como ya se mencionó, durante su estreno en junio de 1985, Lifeforce fue un fracaso comercial y de parte de los críticos, quienes la tacharon de excesiva, confusa y ridícula, al tiempo que su mezcla de géneros no fue bien recibida en un momento en el que el público esperaba algo más convencional: «en el año de su estreno, 1985, lo que arrasaban eran las épicas de extraterrestres benignos y la ciencia ficción se encontraba infundida de un nuevo sentimiento generalizado de optimismo y esperanza, gracias a los esfuerzos de Steven Spielberg, George Lucas y Robert Zemeckis, entre muchos otros».[vii]

Sin embargo, con el paso del tiempo, la película ha ganado un estatus de culto: los amantes del cine de ciencia ficción y terror han redescubierto su valor, apreciando su ambición, su estilo visual y su audacia narrativa. Hoy, Lifeforce es considerada una obra pionera que influyó en películas posteriores como Species (Roger Donaldson, 1995) y The Matrix (hermanas Wachowski, 1999), especialmente en su exploración de temas como la energía vital junto con la conexión entre lo humano y lo alienígena. Además, su estética gótico-espacial ha inspirado a cineastas y artistas visuales, consolidando su lugar en la historia del cine de género.

De esta forma, a 40 años de su estreno, Lifeforce es un filme que ha trascendido su fracaso inicial para convertirse en un clásico: su mezcla única de ciencia ficción, terror y erotismo, así como su impresionante diseño visual y efectos especiales, la hacen una experiencia cinematográfica inolvidable. Aunque no fue comprendida en su momento, hoy es celebrada como una obra audaz y visionaria que demuestra el talento de Tobe Hooper, la ambición de Cannon Films y la secreta geometría del azar —Sting dixit— que la hicieron posible. Como ante el paso del cometa Halley, Lifeforce resulta un «astro» que merece ser revisitado y apreciado en toda su extravagante gloria.

 

  • Lifeforce está disponible en MGM+, Claro Video, AppleTV y YouTube

[i] Colin Henry Wilson (1931-2013) fue un filósofo y escritor británico, destacado por sus estudios sobre criminalidad, misticismo y su exploración del potencial humano. Su obra magna, Lo oculto: una historia (1971), demostró lo adelantado que estaba para su época, ya que se trata de un monumental estudio de las facultades supernaturales del ser humano desde la perspectiva de lo que hoy conocemos como Modelo Informático del Universo, mismo que apenas comienza a ser comprendido en su totalidad, más de medio siglo después de haber sido publicado: «Así, pues, la onda es un sistema ‘binario’, dado el cual los ordenadores funcionan de acuerdo con la matemática binaria , hecho que constituye un dato importante en el argumento del doctor David Foster, especialista en cibernética, porque sólo si consideramos las ondas eléctro[magnéticas] como el vocabulario básico del universo podremos pensar en la vida —y, de hecho, en la materia toda—, como resultado de una serie de ondas cibernéticamente programadas. Todo esto se aproxima de forma peligrosa, desde luego, a la ‘teleología’: si veo cómo un ordenador regula y controla un proceso químico en extremo complejo, inferiré que alguien lo ha programado previamente. Lo que afirma Foster es que, a los ojos del informático, la complejidad de la estructura de la vida que contempla en torno a él, revela la existencia de un proceso de datos a escala masiva. Este es un hecho científico. Ahora bien, ¿llega el especialista a preguntarse qué inteligencia fue la que procesó los datos?»: https://pdfcoffee.com/colin-wilsonlo-oculto-3-pdf-free.html

[ii] https://www.youtube.com/watch?v=h2KL11vyeC0

[iii] El Cometa Halley tiene un período orbital de aproximadamente 76 años. El perihelio es el punto más cercano al Sol en su órbita, y el afelio es el punto más alejado. El último perihelio del cometa Halley fue en 1986, y se espera que su próximo perihelio ocurra en 2061.

[iv] Alan Hume (1924-2010) fue un director de fotografía de Reino Unido conocido por La guerra de las galaxias. Episodio VI: El retorno del Jedi (1983), entre otros icónicos filmes.

[v] https://www.lavanguardia.com/peliculas-series/personas/mathilda-may-44233

[vi] https://cintilatio.com/lifeforce-fuerza-vital/

[vii] Ídem.

 

Carlos Hinojosa*

*Docente y escritor zacatecano

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