Se diluye la historia colonial de Noria de Ángeles


NORIA DE ÁNGELES. Una vivienda de la calle Pino Suárez, de Noria de Ángeles, podría simbolizar un espejo de cómo paulatinamente se ha ido perdiendo y deteriorando la Historia y Cultura en esta municipalidad.

Su fachada, un rectángulo de 6 metros con puerta al centro y ventana a un costado, no permitiría levantar sospecha alguna de que resguarda al menos tres peculiaridades que remontan a diferentes momentos de la historia de esta región.

Si bien este inmueble vio pasar la bonanza de la mina Real de Ángeles, a principios del siglo 18, hoy le resulta estéril estar asentando en un municipio considerado dentro del Camino Real Tierra Adentro, nombrado así por una antigua ruta comercial de 2 mil 560 kilómetros que comprendía de la Ciudad de México hasta Santa Fe, Nuevo México.

No obstante de que existen las Leyes de Protección y Conservación del Patrimonio Cultural de Zacatecas, así como de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas, éste, como muchos inmuebles que guardan consigo historia y cultura, mueren lentamente por ser propiedad de particulares.

 

Tercera generación de dueños

Don Juan Beltrán tiene 93 años. Su piel es de color tierra de sembradío; ha logrado esa tonalidad en virtud de que toda su vida ha trabajado en el campo. Es de caminar lento y además se apoya de una andadera; un oído ya no le responde bien.

Nunca se casó ni tuvo hijos, por lo que vive solo en esta vivienda, aunque si bien es cierto que asistido por sus familiares. Él representa a la tercera generación de dueños de este inmueble.

El fino polvo de los metales que viaja por el viento, proveniente de la mina a cielo abierto ubicada en la comunidad Real de Ángeles, es un frecuente visitante de la vivienda de don Juan, misma que se ubica en una zona alta de la cabecera municipal de Noria de Ángeles.

Es este mismo polvo el que no sólo ha llegado a empañar los lentes de este nonagenario, sino que además va asentándose en los techos y muros de adobe que han sido derrumbados y deteriorados por el tiempo y por las explosiones de mina.

 

Construida en el siglo 18

Al viejo estilo de las casas coloniales, la vivienda de Don Juan Beltrán tiene dos accesos: el principal, por la calle Pino Suárez, y el frente de su traspatio, que da a la calle Reforma.

Si bien la extensión de su vivienda es de alrededor de 400 metros cuadrados. Su espacio de habitabilidad es de apenas 30 metros cuadrados, en los que se circunscriben una recámara, el baño una cocina y el pasillo recibidor, en donde tiene una silla mecedora.

Si bien son escazas las fuentes informativas que existen en torno a la construcción de las primeras viviendas de Noria de Ángeles, se sabe que este inmueble fue edificado en la primera mitad del siglo 18.

Por las derruidas características de su infraestructura, puede inferirse que perteneció una acaudalada familia minera ligada al yacimiento Real de Ángeles, misma que, una vez pasado el tiempo de bonanza, la vendió y emigró de esta municipalidad.

Esta es una de las cinco viviendas privilegiadas que tienen pozo en su interior, pues en ese entonces los pobladores de Noria de Ángeles usaban agua para su uso diario del riachuelo que corre por la cabecera municipal.

La peculiaridad de este pozo es que fue construido por el sistema de perforación a percusión por cable, esto es, la elevación de una pesada herramienta que caía por gravedad con intencionalidad. Este método, proveniente de la cultura china, también se utilizó para realizar socavones de la mina de la región.

En el interior de la vivienda hay vestigios de lo que era un patio. En éste, según relatan familiares de don Juan, sobresalían por uno de sus costados una construcción de columnas con arcos lobulados, al más puro estilo de las haciendas mexicanas… ahora sólo queda el recuerdo.

En la segunda mitad del siglo 20, don Juan y su hermana Concha tenían, al interior de su domicilio, un taller artesanal de elaboración de macetas de barro, mismas que comercializaban en tianguis de los municipios y comunidades de la región.

Este taller se ubicaba en lo que hoy es un cuarto con el techo derrumbado y muros de adobe que aún se aferran a la esperanza de ser rescatados… En uno pasillo del patio y en un cuarto, todavía existen algunos macetones. Hoy la elaboración artesanal de macetas en esta municipalidad forma parte de la historia.

Actualmente la mayor parte de los espacios de esta vivienda sirven como un criadero de aves de traspatio y como corrales para pequeños hato de reses que don Juan alimenta para después comercializarlas.

 

¡Qué bonitos tiempos aquellos!

La falta de recursos es el principal obstáculo que enfrenta don Juan y su familia para rescatar el valor histórico, restaurar y reconstruir, como en sus épocas de bonanza, esta vivienda.

Como este inmueble se encuentran en la misma condición cientos en todo el Estado de Zacatecas, pues al ser propiedad de particulares los Gobiernos Federal, Estatal y Municipal se declaran improcedentes en la posibilidad de dar mantenimiento o invertir para su rescate o reconstrucción.

En su artículo primero Ley de Protección y Conservación del Patrimonio Cultural del Estado de Zacatecas establece que se tiene por objeto la planeación, protección, conservación, restauración, rescate, mejoramiento, rehabilitación e intervención de los polígonos declarados como zonas típicas, zonas de monumentos, sitios, monumentos, zonas de transición, itinerarios culturales, rutas de acceso y paisajes culturales en la Entidad; así como el patrimonio cultural, material e inmaterial, siempre y cuando no sean competencia de la Federación.

Así también en su artículo segundo la Ley de Protección y Conservación de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas refiere que su objeto es el cuidado, la conservación, la protección y el mejoramiento del aspecto y el ambiente peculiares de las ciudades, zonas típicas, zonas de monumentos históricos y monumentos del Estado de Zacatecas, así como la armonía de sus construcciones; el cuidado, la conservación, la protección y el mejoramiento de los paisajes culturales, ambos del Estado, así como de los bienes culturales muebles, cuando no sean de competencia de la Federación.

Apoyado en su andadera y acompañado de Guillermo, su sobrino, don Juan recorre en el patio de su casa. Hace pausas en su andar y se detiene a ver lo que un día estuvo y fue y hoy ya no está ni es… “¡qué bonitos tiempos aquellos!”, se le escapa de su pensamiento.

 

José Córdova / Tropicozacatecas.com

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