Aunque lo han negado públicamente en más de una ocasión, el grupo compacto de la senadora Soledad Luévano Cantú es el que se encarga actualmente de delinear las estrategias de los regidores y síndica monrealistas en el ayuntamiento capitalino, con la finalidad de ganar espacios al interior de la administración municipal.
Podrá deslindarse o no la legisladora federal en la Cámara Alta, de las decisiones de sus asesores dentro de la lucha intestina en el cabildo de Zacatecas. Sin embargo, Ernesto González Romo y Pedro Ernesto Carrera Chávez ciertamente ayudaron a detonar un conflicto que cada día parece menos favorable a sus propias intenciones, y más benéfico para quien deciden atacar.
En los pasillos del municipio capitalino desde hace un par de semanas conocieron de la asesoría que recibía directamente la síndica Ruth Calderón Babún de parte de Ernesto González. Es un acuerdo entre partes en donde el guionista y publicista de los discursos y documentos de “La Chata Chole”, ha recibido una contraprestación monetaria por “guiar” a la síndica en esta guerra.
Una de sus primeras tácticas, muy conocida por la clase política zacatecana, fue el plagio de páginas de Facebook y la consecuente creación de sitios apócrifos, en los que dejaron correr versiones inverosímiles de la reyerta doméstica. Así copiaron la página de Agenda Política -que maneja quien escribe estas líneas- para producir contenidos dudosos de la salida de Juan Manuel Rodríguez Valadez como secretario del ayuntamiento.
La redacción era inconfundible pues se apegaba al estilo de composición con el que Ernesto González solía publicar algunas columnas en La Jornada Zacatecas y en Las Noticias Ya. Desde los perfiles plagiados Ernesto llevaba la versión del grupo de Ruth Calderón en su confrontación con el presidente municipal Ulises Mejía Haro, ya que los medios de comunicación pusieron en duda la veracidad de los dichos de los monrealistas.
El mensaje que grabó Calderón Babún vía redes sociales, el pasado 22 de agosto, para dar respuesta a supuestos señalamientos de Ulises Mejía y presentarse como la contralora verdugo del “amiguismo y el tráfico de influencias”, también exhibió similitudes con los mensajes que el mismo equipo ha preparado para Soledad Luévano durante sus campañas electorales y como senadora.
Precisamente la sesión de cabildo del pasado viernes 30 de agosto fue pensada por Ernesto González y cortejada por Pedro Carrera, con el apoyo de la sobrina de este último, la regidora Fátima Estefanía Castrellón Pacheco. El “madruguete” para intentar destituir a la M.V.Z. María de Lourdes Delgadillo Dávila, atravesaba por la solicitud de licencia del regidor Luis Eduardo Monreal Moreno.
Como suplente del regidor tomaría su lugar el hermano de Ernesto González, Jaime González Romo, abogado de reciente titulación por la UAZ. Así lo determina la planilla de candidaturas registradas por mayoría relativa al ayuntamiento de Zacatecas. Luis Monreal, en cambio, quedaría en el limbo, pues su ratificación tendría que ser incorporada en una terna propuesta por Mejía Haro. Un escenario improbable.
Todo parecía tan sencillo como repartir la baraja del cabildo, entregar direcciones y abrir vacantes a los empleados de Ruth Calderón, cuestionar a la directora de Desarrollo Social con base en su currículum, y empoderar a los asesores de Soledad Luévano con o sin el permiso de la senadora (aunque es difícil imaginar que Luévano Cantú estuviera al margen).
La decisión prematura del presidente municipal de terminar la sesión sin someter a consideración un cambio en el orden del día, y de ofrecer los mismos argumentos con los que destituyó a Juan Manuel Valadéz pero ahora para respaldar la estancia de Lula Delgadillo en Desarrollo Social, le permitieron salir al paso momentáneamente.
No obstante, abrieron la puerta para continuar con el debate, mediante un documento que recibió el día de ayer el alcalde donde se exige reanudar la sesión en los puntos donde, según estos, fue suspendida. La votación del viernes, de haber contado con la presencia de todo el cabildo, marcaba un empate que con el voto de calidad del presidente municipal hubiera descabezado la revuelta temprana.
Una llamada de atención más para Ulises Mejía. El gobierno capitalino prefiere un buen pleito que un mal arreglo. La visita de Antonio Mejía Haro a la Ciudad de México, meses atrás, para poner en la mesa la posibilidad de que el alcalde se midiera en encuestas con David Monreal Ávila echaron abajo los acuerdos que se habían concretado anteriormente.
Una vez que Ulises pretendió aspirar no sólo a la reelección sino a la gubernatura, comenzaron las asperezas con el clan fresnillense que lo impulsó como candidato. Este conflicto ha hecho del cabildo un polvorín, y no será el grupo de Soledad el que tenga la última palabra. Aunque aseguren tener el visto bueno de David Monreal, el Coordinador de Ganadería sin liderazgo local, dice desconocerlos. Justo a eso se refiere Ricardo Monreal cuando dice que David no dedica tiempo a hacer política.
#Coincidencias: Alejada de la militancia y de su partido, ausente en las conferencias de prensa locales donde debería de mercar agenda como senadora, y desanclada completamente de la pasada interna tricolor, Claudia Edith Anaya Mota ha abandonado a quienes la llevaron la Cámara Alta.
Si bien su quehacer contiene una buena dosis de crítica a la Cuarta Transformación desde el Senado, en Zacatecas a la legisladora cada día se le ve menos interesada en el futuro del PRI. Durante su gira por el estado, Alejandro Moreno Cárdenas sintió la indiferencia de la senadora que renunció a asistir a su mitin en la sede local.
Por razones personales que tenían que ver con “cuestiones de salud”, Claudia Anaya cerró la puerta a las candidaturas de Alito Moreno e Ivonne Ortega en la elección interna. Fue así como decidió no llevar a su estructura de voto a ninguno de los mítines tricolores, mucho menos a las urnas a participar.
Las declaraciones que diera a los medios locales hace unos días, donde confirmó que “otra mujer podría gobernar Zacatecas” fueron oportunistas, ya que abrió la posibilidad a “pensar” en una posible candidatura en la figura de coalición de partidos opositores a Morena.
En términos más llanos, esto significa que a Claudia Anaya no la convence contender como candidata por el PRI, sin posibilidades de triunfo, es decir, como aspirante testimonial. Su autoexilio del partido refleja la poca confianza que le tiene al tricolor, al menos en lo local.
La senadora, por el contrario, preferiría que las condiciones estuvieran dadas para una candidatura que tenga probabilidades de pelear por el triunfo, sin antes trabajar en su propio partido. Ese nivel de pragmatismo, desidia y falta de liderazgo es justo el que tiene al tricolor zacatecano en la ignominia. ¿Merecería cualquier candidatura?
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Gabriel Contreras Velázquez*
*Analista político