ZACATECAS. Roberto de la Rosa Dávila, habitante y delegado de la comunidad Salaverna, en Mazapil, Zacatecas, interpuso una denuncia penal, por daños y despojo, contra la compañía minera Ocampo Minning Tayahua, filial de Grupo Frisco, cuyos propietarios son un grupo de accionistas que encabeza el magnate Carlos Slim Helú.
Acompañado por la diputada zacatecana Alma Gloria Dávila Luévano, en conferencia de prensa virtual, recalcó que la denuncia se interpuso contra Carlos Slim Helú, por ser el dueño y, junto con otras empresas más, a través de sus empleados, de despojarlos de sus casas y predios, y que, con autorización de la SEMARNAT, querer “abrir” la operación de ese yacimiento, bajo el método a cielo abierto.
Recaló que quienes ejecutan las acciones de acoso y atropello contra los habitantes de Salaverna, que desde hace 10 años se han resistido al despojo, son trabajadores y directivos de la minera Grupo Frisco –Ocampo Minning Tayahua, “que atienden y ejecutan las órdenes de su patrón, Carlos Slim”.
Respaldado también por Efraín Arteaga Domínguez, abogado y líder en Zacatecas de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), denunciaron que están en riesgo las comunidades, así como los recursos naturales y el patrimonio de Zacatecas.
Ante ello, la legisladora zacatecana Alma Dávila decidió –desde que asumió la representación popular–, asesorar y acompañar en su lucha a las defensoras y defensores del territorio, el agua y la naturaleza en el estado.
De la misma manera, ha respaldado la lucha de distintos grupos sociales y comunidades zacatecanas, en su búsqueda por hacer valer los principios de justicia y sus derechos humanos esenciales, contenidos en la Constitución.
Con sus acciones, añadieron, la empresa minera, “sin tener derechos de propiedad legal sobre la tierra, nos han quitado nuestros espacios, nos han despojado de nuestro modo de vida (rural), nuestra libertad, están invadiéndonos, y han cercado casi toda la comunidad con malla ciclónica, e instalan ilegalmente líneas de conducción eléctrica, en un perímetro de unos cinco kilómetros, todo para abrir su mina a cielo abierto, que, si lo logran, eso será el exterminio para nosotros”.
Todavía en la primera década del presente siglo, recordó Efraín Arteaga Domínguez, en la comunidad Salaverna habitaban más de 120 familias. Actualmente, sólo hay ocho familias y sus integrantes, aferrados al patrimonio que sus padres y abuelos les heredaron, así como al libre derecho de elección de vida, rural y comunitaria.
Paradójicamente, la mayor parte de la comunidad Salaverna ha sido reducida a las ruinas, fue convertida en escombros por los empleados y la maquinaria pesada de Carlos Slim Helú. Incluida la Escuela Primaria oficial y el templo religioso del lugar, que también fueron demolidos.
De entre los escombros de la escuela, Roberto de la Rosa recuperó la bandera nacional mexicana, hecha girones, así como varios libros de la biblioteca, entre ellos una Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y un libro de Historia de México.
La empresa minera, recordó la diputada Alma Dávila, le ofreció a las decenas de familias desalojadas una pequeña casa a cambio de la que forzosamente dejaron, pero de muy reducidas dimensiones, en la colonia Nuevo Salaverna, que más bien “parecen unas palomeras”. Y que, además, no son propias, sino que se las entregaron en comodato” a los antiguos habitantes de Salaverna.
Nuevo Salaverna, añadió la diputada, “parece más un campo de concentración”, por su muy reducido tamaño y la baja calidad constructiva, advirtió la legisladora de Morena.
“Esto nos muestra que existe un gran desprecio a la gente, a la población de Salaverna, por parte del dueño de Grupo Frisco. Porque quienes más tenían que ser favorecidos son los dueños de esos territorios y, por el contrario, a este capitalismo rapaz lo único que le importa es el interés económico”, expresó.
Redacción / Tropicozacatecas.com
