Axis Mundi — Duna 2021: «la especia debe fluir»


Como bien saben los amables lectores, si se cultiva el hábito de leer narrativa con tendencia a lo complejo —el eterno debate entra la levedad y el peso en la literatura—,[i] es frecuente escuchar la palabra «inadaptable» cuando se menciona una posible adaptación fílmica. De este modo, El arcoíris de gravedad, de Thomas Pynchon, resulta «inadaptable», al igual que La casa de hojas, de Mark Z. Danielewski. Durante décadas, la audaz obra maestra de ciencia ficción Dune, de Frank Herbert, se consideró «inadaptable», sobre todo después del fallido intento de Alejandro Jodorowsky,[ii] la incomprendida versión de David Lynch (1984)[iii] y la curiosa, por decir lo menos, miniserie del 2000.[iv]

Dune, publicada en 1965, es una novela compleja, con tantos detalles que transmitir a sus lectores, incluso en la exposición que se plantea antes de llegar al relato propiamente dicho y, sin embargo, es uno de esos libros tan queridos e influyentes que siempre ha estado en la mente de Hollywood, esperando ser llevado a la pantalla una vez más, sólo hay que ver la gran cantidad de trama, escenarios y personajes que George Lucas «copió», de la obra de Frank Herbert, para desarrollar su sobrevalorada Star Wars.[v]

Aquí hace su entrada el genial director canadiense, Denis Villeneuve, quien, luego de brindarnos una nueva perspectiva sobre la terrible situación que padecemos con la «guerra contra el narco», en su filme Sicario (2015), demostró su valía dentro del campo de la ciencia ficción con las magníficas cintas La llegada (2016) y Blade Runner 2049 (2017).

Tal vez en virtud de los anterior, Villeneuve recibió las riendas para dirigir una nueva versión de Duna (como le puso la distribuidora al filme en México), esta vez separando la historia en dos partes, la primera de las cuales se acaba de estrenar el 22 de octubre en los cines, donde nos presenta un universo regido por una sustancia tan valiosa que las familias nobles entran en guerra para conseguir su control, hasta que una de ellas se da cuenta del verdadero alcance de la riqueza enterrada bajo las arenas del planeta desértico, Arrakis. Para muchos fans de la novela, se trata de la película que han estado esperando, aunque el resto del público podría tener algunas reservas.

Tal y como en el libro, estamos en el año 10191 y la humanidad se halla gobernada por un imperio galáctico que rastrea y manipula las relaciones entre las casas nobles, movilizando a las familias de un lado a otro según los caprichos del Emperador, cuyo favor parece recaer ahora en la Casa Atreides, a la que se le ha otorgado el control y la residencia del planeta Arrakis, también conocido como Duna, cubierto por un desierto que se extiende de polo a polo.

Duna es el hogar de la especia, una sustancia que permite a los miembros de la Cofradía Espacial —quienes la consumen en cantidades monumentales— trascender las distancias casi infinitas entre los mundos, transportando personas y materiales por toda la galaxia. Por ende, quien controle la producción de la especia en Arrakis obtendrá riquezas inimaginables. Pero la familia Atreides y sus vasallos deben andar con cuidado: Duna, más que un regalo, es definitivamente una prueba y, con toda probabilidad, una trampa supervisada por los poderosos enemigos de los Atreides, la brutal Casa Harkonnen.

El duque Leto Atreides (Oscar Isaac) y su familia, la concubina Lady Jessica (Rebecca Ferguson) —miembro de las Bene Gesserit, una orden sibilina obsesionada con la genealogía— y su hijo Paul (Timothée Chalamet), llegan al planeta dispuestos a aliarse con los Fremen, la población humana nativa que ha desarrollado formas de sobrevivir en el desierto extremo, construyendo «trajes destiladores» que reciclan el agua del cuerpo, al tiempo que se desplazan de formas extrañas para no atraer la atención de los gigantescos gusanos de arena que medran bajo la superficie desértica, atacando los equipos de minería de la especia y tragando todo lo que encuentran a su paso.

Antes de que los Atreides puedan lograr mucho, el Barón Harkonnen (Stellan Skarsgård) y sus fuerzas, lideradas por la sádica Bestia Rabban (Dave Bautista), atacan Arrakis con fiereza, cambiando el curso de la fortuna de la citada familia. Pero no cuentan con el poder oculto del heredero del duque, Paul, quien tiene una conexión con los Fremen más profunda de lo que cualquiera podría sospechar.

Lamentablemente, lo anterior es sólo la primera parte del relato, que establece la exposición necesaria para entender lo que está pasando y luego se corta en lo que es la mitad de la novela, ya que Warner Bros. prefiere esperar a ver cómo funciona este filme antes de permitir a Villeneuve realizar la segunda parte. Lo que impresiona de esta película es la sencillez con la que establece todo lo que hay que saber, dando mucho contexto a frases que podrían resultar extrañas —para quienes no han leído la obra original o visto la versión de David Lynch o la miniserie— como «Kwisatz Haderach» y «gom jabbar», de modo que cualquiera que preste atención puede seguir, de forma bastante competente, lo que está ocurriendo.

También se emplea bastante espacio para las conversaciones entre los personajes, utilizando el tiempo de manera eficiente para introducir relaciones matizadas entre ellos, por ejemplo, durante una reunión ceremonial, el duque Leto le murmura a su Jefe de Guerra, Gurney Halleck (Josh Brolin), que sonría y Halleck responde, con cara de piedra, «Estoy sonriendo». Además, la amistad entre Paul y el jovial maestro de la espada, Duncan Idaho (Jason Momoa), se percibe especialmente rica en matices. Villeneuve utiliza todas estas interacciones con moderación, pero logra inyectar vida a una historia que podría resultar difícil de seguir.

Eso es lo impresionante de Duna: hacer una película tan sencilla a partir de uno de los materiales más densos de la ciencia ficción, una hazaña que Villeneuve y sus actores logran prácticamente sin problemas. Y más aún, el filme es un auténtico festín para los ojos (y los oídos, gracias a la partitura de Hans Zimmer): los interiores de los edificios se perciben austeros, angulosos y sombríos —contrario al genial barroquismo de la versión de Lynch—; las naves espaciales son voluminosas, ruidosas y tangibles, al tiempo que kilómetros de arena vibran en ondas cuando los gusanos pasan por debajo.

Por su parte, el vestuario es extravagante, con velos voluminosos, tocados y tubos que sobresalen de cada pliegue, de hecho, casi podemos notar la influencia del gran dibujante argentino, Juan Giménez —quien falleciera a causa del Covid el año pasado—, sobre todo de su magna obra, La Casta de los Metabarones (con guion de Jodorowsky, precisamente).[vi]

Es probable que el público que esté predispuesto a encontrar fascinación en las complejas intrigas políticas de Duna —que también influenciaron, de manera evidente, las de Juego de Tronos— se percate de que la película, al igual que la novela, implica un poco de esfuerzo para obtener sus afectos, pero es una labor que no queda sin recompensa, aunque los mayores galardones podrían llegar en la secuela, que adaptará el material más psicodélico y metafísico del libro, lo que hace que la primera parte de Duna deje a los fans no sólo con ganas, sino esperando más. «La especia —como bien señalaba la versión de David Lynch— debe fluir».

  • Duna (Denis Villeneuve, 2021), actualmente se exhibe en las salas de cine y dentro de algunas semanas estará disponible en HBOMax.

 

Notas de referencia:

[i] http://lapanera.cl/sitio/milan-kundera-cual-es-tu-peso-cual-es-tu-levedad/

[ii] https://www.youtube.com/watch?v=AfJi2sfduqk

[iii] De cualquier forma, gracias a la amorosa y paciente labor de varios fans, en un trabajo de décadas de duración, se logró reconstruir una versión fílmica más acorde a la idea original de Lynch, la cual es una maravilla que, por cierto, se filmó por completo en nuestro país: https://www.youtube.com/watch?v=vJykw3H4PDw&t=475s

[iv] https://www.filmaffinity.com/es/film349858.html

[v] https://screenrant.com/star-wars-dune-story-concepts-ideas-lucas-copy/

[vi] https://collectible506.com/la-casta-de-los-metabarones-revision-de-un-verdadero-clasico-del-comic/

 

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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