Como tal vez sepan nuestros amables lectores, en diciembre de 2022, 196 países firmaron un acuerdo en el que se comprometían a «vivir en armonía con la naturaleza» para el 2050, así como «detener y revertir la pérdida de biodiversidad» para el 2030.[i] Y es que ya es más que obvio que se necesita urgentemente una acción coordinada a escala mundial para alcanzar tales objetivos.
Lo malo es que también resulta evidente que existe un desfase entre el momento en que los científicos observan cambios ambientales —como el aumento de las temperaturas— y el tiempo en que los organismos responden. De ahí la importancia de averiguar cómo podría afectar este «desfase ecológico» a nuestras posibilidades de frenar la pérdida de biodiversidad para finales de la presente década.
La biodiversidad —es decir, la variabilidad entre los seres vivos, como el número de especies en una parcela de bosque— está disminuyendo en todo el mundo, impulsada por la demanda de recursos de la humanidad: la pérdida de hábitats, la tala, el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras son los principales motores de esta «reorganización» ecológica. Por ejemplo, las especies que viven en las montañas se están desplazando ladera arriba, donde hace más frío, para contrarrestar los efectos de las temperaturas más altas en su entorno.[ii]
Dichas presiones pueden tener consecuencias inmediatas, como la pérdida de árboles y hábitat durante la deforestación. Pero también son frecuentes los efectos retardados, que se materializan varios años o incluso décadas después del cambio ambiental originario. Nuevas investigaciones demuestran que la vida salvaje puede tardar décadas en reflejar plenamente los cambios ambientales que ya ha provocado el ser humano, por tanto, es posible que algunas metas del objetivo del 2030 ya no puedan alcanzarse.[iii]
En tal sentido, un estudio multidisciplinario investigó la importancia de las respuestas retardadas al calentamiento climático y a la expansión de las tierras de cultivo, empleando datos sobre las tendencias en la abundancia de las poblaciones de aves y mamíferos terrestres de más de 700 especies de todo el mundo.[iv]
Anteriormente se había comprobado que la velocidad de los cambios en el uso del suelo (de bosques a tierras de cultivo, por ejemplo, algo más que común en México) y el calentamiento global servían para explicar las tendencias de las poblaciones animales. Ahora se sabe que los cambios históricos (los ocurridos entre diez y cuarenta años antes) revelan mejor las tendencias observables en la actualidad.
Por ejemplo, las tendencias poblacionales de las aves pequeñas se explican mejor por cómo cambiaba el clima hace 13 años, retraso que se eleva a 40 años en el caso de las aves grandes; por ende, en general, las especies de mayor tamaño presentan desfases ecológicos más largos que las pequeñas.[v] Investigaciones anteriores también han puesto de relieve que las especies más longevas responden más lentamente a la pérdida de bosques.[vi]
Y aunque la combinación del calentamiento y la conversión de tierras en el pasado suele estar relacionada con el declive de las poblaciones, estas condiciones parecen ser beneficiosas para los pequeños mamíferos.[vii]
De este modo, las predicciones sobre las tendencias futuras de abundancia de la población sugieren una mezcla de ganadores (las aves de mayor tamaño, como el ganso ánsar común, podrían ser más numerosas) y perdedores (las aves de tamaño medio, como el zampullín chico, tenderían a disminuir).[viii]
Además, dichas tendencias poblacionales futuras serán producto tanto de las condiciones ambientales presentes como de las pasadas, y lo que es más importante, los desfases de diez años o más que se han detectado sugieren que las tendencias hasta 2030 podrían estar ya fijadas, debido a su dependencia de cambios ambientales que ya se han producido.
Sin embargo, no todo está perdido.
Aunque los desfases ecológicos identificados aumentan el reto de revertir los descensos poblacionales del 2023 al 2030, cada vez hay más consciencia de lo que funciona en conservación, y los casos de éxito van en aumento, como complementar la alimentación de la fauna salvaje, conceder protección legal a las especies, así como crear zonas protegidas de hábitats, junto con la disminución del impacto de la caza.
En virtud de lo anterior, mientras que el citado tipo de explotación actúa sistemáticamente como un lastre sustancial en las tendencias poblacionales, los esfuerzos de gestión y las áreas protegidas tienen efectos positivos. Por tanto, evitar la sobreexplotación de la fauna salvaje resulta fundamental para salvaguardar adecuadamente la biodiversidad y la contribución de la naturaleza a la vida humana.
Como conclusión, podemos señalar algunas perspectivas futuras para la naturaleza:
- La actividad humana está transformando radicalmente el mundo natural.
- A pesar de décadas de compromisos internacionales para proteger la biodiversidad, parece que se ha avanzado poco.
- Los objetivos actuales son los más ambiciosos y quizá los más difíciles de alcanzar.
- Resulta fundamental que no nos desanimemos: sólo con medidas urgentes para promover la recuperación de las especies en riesgo podremos mantener, dentro de nuestro alcance, la actual ronda de objetivos internacionales en materia de biodiversidad.
REFERENCIAS:
[i] https://www.wwf.org.co/?380757/acuerdo-por-la-biodiversidad-kunming-montreal
[ii] https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/impactos-vulnerabilidad-y-adaptacion/02_ecosistemas_terrestres_2_tcm30-178493.pdf
[iii] «Temporal Lag in Ecological Responses to Landscape Change: Where Are We Now?», https://link.springer.com/article/10.1007/s40823-019-00040-w
[iv] https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rspb.2023.0464
[v] https://www.bbc.com/mundo/noticias-50673456
[vi] https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/informe-de-la-onu-medida-que-los-bosques-del-mundo
[vii] https://wwflpr.awsassets.panda.org/downloads/descarga_informe_planeta_vivo_2022_1_1_1.pdf
[viii] https://www.naturalista.mx/taxa/4237-Tachybaptus-ruficollis
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano