Como bien saben los amables lectores, Netflix ha estrenado una nueva miniserie que, en pocos días, se ha vuelto tendencia en las redes sociales y en los comentarios al interior de familias, así como de personas del sector educativo, y no es para menos: «Adolescencia» es una absorbente historia que trata sobre los efectos del acoso escolar, las redes sociales, los traumas y, como su título lo indica, la salud mental y la psique durante la adolescencia. Este drama criminal y psicológico no sólo magnifica los efectos de dichos factores, sino que también examina sus secuelas de manera tan firme que, a veces, resulta difícil respirar y aún más imposible apartarse de la pantalla.
Protagonizada por el talentoso actor Stephen Graham —de la ya célebre Peaky Blinders—,[i] quien también es coguionista de la serie, «Adolescencia» es el relato de cómo el mundo normal de una familia desaparece por completo cuando su hijo de 13 años es acusado y detenido por el asesinato de una adolescente de su escuela: un escenario tan devastador que deja a todos los implicados conmocionados y desconcertados.
Los creadores de «Adolescencia» no pierden tiempo en enganchar a los espectadores con su convincente narrativa, pero sus intensas y metódicas técnicas de filmación son las que nos sumergen por completo en la experiencia: nos meten de lleno en la acción, tal y como está sucediendo en tiempo real. Son las 6 de la mañana en Yorkshire, al norte de Inglaterra, y la modesta, honrada y trabajadora familia Miller aún está medio dormida cuando un equipo de fuerzas especiales de la policía aporrea la puerta de su casa y se infiltra en ella, con las armas en alto y en busca de Jamie Miller (Owen Cooper).
La hermana de Jamie, Lisa (Amelie Pease), llora en el suelo del baño después de que los oficiales la empujaran al suelo, mientras su madre, Amanda (Christine Tremarco), está fuera discutiendo con la policía y su progenitor, Eddie (Graham), se halla ocupado intentando salir de su asombro mientras sigue al detective principal, intentando convencerle tranquilamente de que su hijo no ha hecho nada, una afirmación que Jamie repite con frecuencia.
Como mínimo, se trata de un comienzo desgarrador, no sólo por lo que ocurre, sino por cómo acontece: todo está filmado en tiempo real, en una sola toma, lo que nos mantiene en el centro de la historia en lugar de llevarnos de un lado a otro entre el pasado y el presente, saltando entre las subtramas y la trama principal, algo que, como espectadores, apreciamos: es como si estuviéramos allí mismo, siguiendo todo el proceso a medida que ocurre, de la forma en que sucede.
El episodio 1 se centra en el primer día: Jamie es detenido, procesado, desvestido, evaluado médicamente, consulta con su abogado y es interrogado por la policía, ante la incredulidad de la familia del jovencito y en el miedo que le invade. El episodio 2 retoma el tercer día y presenta búsquedas y revelaciones sorprendentes, siguiendo a la sargento Frank (Faye Marsay) y al inspector Bascombe (Ashley Walters) mientras interrogan a los alumnos de la escuela de Jamie para obtener información, sobre todo con la esperanza de localizar el cuchillo utilizado para apuñalar a la víctima, Katie Leonard, hasta la muerte.
El tercer episodio acontece tres meses después con un enfoque tan absorbente como intimidatorio e impactante: gira en torno a Jamie y a cómo se encuentra tras haber sido internado en un centro psiquiátrico. Todo el episodio nos lleva a su última sesión con la psicóloga clínica, la doctora Briony (Erin Doherty).
Aunque cada episodio de «Adolescencia» es fascinante a su manera, el capítulo 3 nos lleva al límite: la representación que hace Cooper de estados mentales y emocionales como angustia, ira, confusión y dolor es extraordinariamente desconcertante. De hecho, sus dotes interpretativas nos brindan una mirada pura, cruda y absorbente de los efectos de la adolescencia combinados con las calamidades del mundo real que estamos padeciendo.
Por último, el episodio 4 transcurre 13 meses después y se centra por completo en la familia Miller y en cómo están «adaptándose»: nos acercamos a lo que Eddie se halla viviendo como un padre que intenta ser fuerte para su familia, manteniendo su masculinidad. Él no es una persona «emocional», así que no sabe cómo manejar este shock. Un ser humano sólo puede mantener la compostura durante cierto tiempo antes de que la gota que colma el vaso se rompa y se desate el infierno.
Y aquí debemos centrarnos en la extraordinaria y explosiva actuación de Stephen Graham, actor de moda, con nuevos estrenos por todas partes, el más reciente, «Venom: El último baile» (Kelly Marcel, 2024): verle interpretar a un padre de familia totalmente perdido ante la horrible realidad en la que se encuentra, así como navegar por los efectos del trauma que ello conlleva, es indicativo de su variedad y versatilidad como actor.
«Adolescencia» explora de forma escalofriante las terribles secuelas del trauma en todos los implicados, al tiempo que se centra no sólo en los temas del acoso escolar y la influencia de las redes sociales, sino también en hasta qué punto un acosador puede «meterse» en la piel de una víctima y convertirla en alguien irreconocible. La cuestión aquí es que no sólo se trata del acoso, combinado con la influencia de las redes sociales y el trauma, lo que provoca emociones demasiado fuertes y complejas para que una persona joven pueda siquiera empezar a entenderlas: ser adolescente también incide en todo ello.
Se trata de un período de la vida que es un momento de crecimiento y cambio extremos: Jamie dice repetidamente que él no lo hizo, que «no fui yo». Como espectadores, nos vemos obligados a examinar lo que quiere decir con eso, porque este relato va mucho más allá de un significado literal y nos sumerge en las complejidades psicológicas de navegar por la adolescencia, mientras se intenta comprender y procesar la pérdida de identidad que conlleva crecer.
Como podemos apreciar, el microcosmos de «Adolescencia» es uno de gente normal —buenas personas— que se enfrenta a obstáculos imposibles, junto con los efectos de «epidemias» reales: el acoso escolar, la distorsión de la realidad provocada por las redes sociales y la violencia omnipresente.
Como en el mundo real, todos los personajes se enfrentan a tener que aceptar la vida presente, lo que significa comprender y aceptar el importante papel que la adolescencia, internet y los traumas, por mencionar algunos factores, tienen en nuestro desarrollo como seres humanos. «Adolescencia» es una inquietante y cautivadora historia con más preguntas que respuestas, la cual se queda grabada en la memoria mucho después de su finalización.
- «Adolescencia» se halla disponible en Netflix desde el 13 de marzo.
[i] https://tropicozacatecas.com/2019/09/22/peaky-blinders-gansteres-vs-fascistas/
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano