Como bien saben los amables lectores, la empresa de biotecnología Colossal Biosciences,[i] con sede en Dallas, Texas, ha anunciado el nacimiento de tres cachorros con ADN de «lobo huargo»,[ii] un emblemático depredador que recorrió Norteamérica por última vez hace más de 10,000 años.
Con sus nombres, Rómulo, Remo y Khaleesi, estas crías juegan con el imaginario de la cultura popular, mezclando la mitología antigua con la ficción fantástica: Rómulo y Remo hacen un guiño a los legendarios fundadores de Roma, criados por Luperca, la loba capitolina,[iii] mientras que Khaleesi[iv] evoca a los lobos huargos de la saga literaria y televisiva Juego de Tronos.
Podría señalarse que se trata de una historia de «resurrección» hecha para los titulares, pero, bajo la narrativa dramática, se esconde un relato con más matices y fundamentos científicos. El nacimiento de estos lobeznos no significa el regreso de una especie extinguida: es una demostración de lo lejos que hemos llegado en el campo de la biología sintética (que consiste en rediseñar sistemas de la naturaleza) y un recordatorio de lo que aún nos falta para poder revertir la extinción.[v]
El trabajo de Colossal sigue los pasos de su otro proyecto de gran repercusión: el esfuerzo por «resucitar» al mamut lanudo, un proyecto que comenzó con ratones portadores de genes de dicho mamífero extinguido,[vi] una prueba temprana de que la edición genética podrá, algún día, producir elefantes resistentes al frío con características similares a las de los mamuts, por ende, el proyecto del lobo huargo es un ejercicio similar de potencial tecnológico, no de resurrección biológica.
De este modo, debemos señalar qué ocurrió exactamente en el laboratorio: los científicos de Colossal extrajeron ADN antiguo de restos fósiles de lobo huargo, como un diente de 13,000 años de antigüedad y un hueso de la oreja de hace 72,000 años. A partir de tales muestras, secuenciaron el genoma (el complemento completo del ADN en las células) y lo compararon con el del lobo gris moderno.
Así identificaron unas 20 diferencias genéticas clave en el aspecto del animal extinguido, diferencias que representan pequeños ajustes en el código genético conocidos como polimorfismos de un solo nucleótido, o SNP.[vii]
A continuación, estos SNP específicos se editaron en el genoma de un lobo gris mediante CRISPR-Cas9, una potente herramienta de edición genética que permite realizar ajustes de precisión a nivel del ADN.[viii] Así, las células modificadas resultantes se utilizaron para crear embriones, los cuales se implantaron en perras domésticas sustitutas. Cuando nacieron los cachorros, éstos presentaban algunos rasgos que se consideran característicos de los lobos huargos: hombros más anchos, cuerpos más grandes y pelaje pálido.
Sin embargo, todo lo anterior plantea una cuestión crítica: ¿hasta qué punto es realmente diferente este animal?
Para entender las limitaciones de tal enfoque, consideremos a nuestros parientes más cercanos en el reino animal: los chimpancés. Los humanos y los chimpancés comparten alrededor del 98.8% de su ADN, pero las diferencias conductuales, cognitivas y fisiológicas son claramente profundas, ya que, aunque un 98.8% suena muy similar, esto se traduce en unos 35-40 millones de diferencias en pares de bases de ADN.[ix]
Hay que tener en cuenta que la separación evolutiva entre el lobo huargo y el gris se produjo hace más de 300,000 años, y que las dos poblaciones ya divergían genéticamente desde mucho antes, lo cual significa que es probable que haya muchas más diferencias genéticas entre los lobos huargos y los grises, por lo que editar 20 SNP —de miles de millones de pares de bases— es un cambio minúsculo en términos evolutivos.
¿Y cuál es el resultado? Estos animales pueden parecerse un poco a los lobos huargos, pero no son lo son: se trata de lobos grises con algunos retoques cosméticos. Desde este punto de vista, el proyecto representa una notable demostración de ingeniería genética, más que el renacimiento literal de una especie extinguida.
Dicho lo anterior, no deja de ser un logro extraordinario: extraer ADN útil de restos antiguos, secuenciarlo con precisión, identificar variantes genéticas significativas y editarlas con éxito, para luego criar animales basándose en esa información, son hitos dignos de celebrarse.
Además, las técnicas perfeccionadas en este proyecto podrían aplicarse a la conservación, sobre todo de especies amenazadas por la endogamia y los cuellos de botella genéticos, al tiempo que también amplía los límites de lo que puede hacer la biología sintética: la capacidad de marcar rasgos específicos dentro o fuera de un genoma es valiosa no sólo por curiosidad científica, sino potencialmente para la salud pública, la agricultura y la restauración ecológica. Pero estas nuevas herramientas conllevan nuevas responsabilidades.[x]
Por tanto, ¿qué papel desempeñarán estos pseudo–lobos lanudos en la naturaleza?, ¿se comportarán como los depredadores extinguidos hace tiempo a los que imitan, o simplemente se parecerán a ellos en forma y no en función? Como bien sabemos, los ecosistemas son redes de interacción delicadamente equilibradas: añadir una criatura parecida pero no idéntica a un antiguo depredador podría tener consecuencias imprevisibles.
Al parecer, los jóvenes lobos viven en una reserva natural de 8 hectáreas situada en una ubicación secreta y, aunque dicha reserva está rodeada por una valla de 3 metros, los cánidos tienen mucho espacio para vagar y podrían encontrarse con otros animales salvajes.
Algunos investigadores sostienen que, en lugar de «revivir» a las especies perdidas, deberíamos centrarnos en proteger la biodiversidad que aún tenemos: los recursos invertidos en la «desextinción» podrían emplearse mejor en preservar hábitats, restaurar ecosistemas degradados y prevenir extinciones modernas.[xi]
El proyecto del lobo huargo de Colossal no es una «resurrección», sino una «imitación», pero ello no significa que carezca de valor: ofrece una visión de las posibilidades de la ciencia genética y plantea cuestiones esenciales sobre lo que queremos decir cuando afirmamos que estamos «resucitando» especies extinguidas.
Pero puede ser que, al final, no se trata de si podemos «resucitar a los muertos»: se trata de lo que hacemos con el poder para «rehacer» a los vivos.
[ii] https://www.20minutos.es/noticia/5698894/0/diferencia-lobo-huargo-lobo-comun-caracteristicas-curiosidades-sobre-especie/
[iii] https://www.enroma.com/loba-capitolina/
[iv] https://www.lavanguardia.com/series/20160422/401286230272/khaleesi-nombre-espana-juego-de-tronos.html
[v] https://tropicozacatecas.com/2018/11/04/axis-mundi-bienvenidos-a-la-era-de-la-extincion/
[vi] https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2025/03/05/ratones-lanudos-disenados-con-genes-de-mamut-el-nuevo-avance-de-la-ciencia-para-revivir-especies-extintas/
[vii] https://medlineplus.gov/spanish/genetica/entender/investigaciongenomica/snp/
[viii] https://tropicozacatecas.com/2021/11/14/axis-mundi-apocalipsis-zombi-y-edicion-genetica/
[ix] https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/par-de-bases
[x] https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/la-biologia-sintetica-favorece-o-amenaza-la-salud-del-planeta
[xi] https://unamglobal.unam.mx/global_revista/lobo-terrible-desextincion-genetica-unam/
Carlos Hinojosa*
*Docente y escritor zacatecano