Antonio Prieto Trillo, invisible en la historia de Zacatecas


Ingeniero Antonio Prieto Trillo y su esposa Emma Laurens de Prieto, con parte de sus descendientes hacia 1895.

Zacatecas está en deuda con él. No existe calle, escuela, plaza o jardín que lleve su nombre. Tampoco ha tenido el honor de que se erija un monumento o coloque alguna placa en su honor y memoria. Su fecha de nacimiento ni siquiera figura en el calendario de efemérides de esta entidad federativa.

No obstante que este personaje ha pasado desapercibido para las autoridades gubernamentales y ha vivido en el desconocimiento de la sociedad zacatecana, una de sus múltiples obras se mantiene firme y sólida en pleno corazón del Centro Histórico de Zacatecas.

Su nombre es Antonio Prieto Trillo, quien tuvo un esplendor en el periodo de transición del Porfiriato al México posrevolucionario. Es de los pocos zacatecanos que ha pasado a la historia por trazar, con sus trabajos, su propia geografía en este país.

Dada la significancia que dio su aporte a la arquitectura y construcción de inmuebles de México en los siglos 19 y 20, hoy en día en el estado de San Luis Potosí se escribe un libro sobre su vida y obra.

 

Ingeniero autodidacta en el México urbano

Un voraz incendio ocurrido en diciembre de 1901 en la tercera planta del Mercado Zacatecas, hoy nombrado Mercado González Ortega, abrió un escenario propicio para que Antonio Prieto Trillo regresara a su natal Zacatecas luego de 18 años de haber emigrado, junto con su familia, de San José de la Isla, hoy Genaro Codina, a San Luis Potosí.

En 1902, el ingeniero autodidacta Antonio Prieto recibió el contrato firmado por el gobernador Genaro G. García para techar el segundo piso del Mercado Zacatecas. Ejecutó la obra con un método de construcción cohesiva llamado Sistema Guastavino, muy similar, pero diferente, a la edificación de la bóveda tabicada catalana.

Creó una colosal loza con garantía a prueba de incendios y cuya superficie era capaz de soportar toneladas de peso. El trabajo fue terminado en un periodo de tres meses. Ésta es la obra más grande construida bajo el Sistema Guastavino que se conserva en México, según refiere el historiador potosino Carlos Morán de la Rosa.

En febrero de 1885, el ingeniero catalán Rafael Guastavino Moreno registró el Sistema Guastavino en la Oficina de Patentes de Estados Unidos de, en Nueva York, documento que puede ser observado en el portal virtual de esta institución.

A diferencia de una bóveda catalana, este sistema de construcción incorpora refuerzos metálicos entre capas, no requiere cimbra, utiliza cemento Portland y yeso en la primera capa, y tiene su propia técnica de trabajo, según una investigación de corte histórica realizada por John Ochsendorf, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Este método fue aprendido de forma autodidacta por Antonio Prieto Trillo gracias a que le fue enseñado por el propio Rafael Guastavino en un viaje que éste realizó para acompañar a su esposa, quien visitaba en San Luis Potosí a su pariente Emma Laurens Ramírez, esposa del zacatecano.

Al dominar el Sistema Guastavino, que garantizaba economía en su implementación, techos a prueba de incendio y un gran soporte de peso en tonelaje, Prieto Trillo adquirió contratos para desarrollo de infraestructura particular y gubernamental en San Luis Potosí, Guanajuato, Puebla, Estado de México y en la capital del país.

Entre las magnas obras en las que colaboró destacan embovedados del Hospital General de México y el Hospicio para Niños Pobres, ambos inaugurados en 1905, y el del Manicomio General La Castañeda, fundado en 1910.

Estas construcciones, edificadas en Ciudad de México, simbolizaron modernidad, progreso y desarrollo urbano en el gobierno del presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori.

En San Luis Potosí, uno de sus primeros trabajos fue la remodelación de la casa de Eduardo C. Pitmán, primer gerente del Banco Mercantil Mexicano, hoy oficinas centrales de la Secretaría de Turismo.

Antonio Prieto Trillo concluyó en 1905 la construcción de la casa de Francisco M. Coughland, prominente minero de Real de Catorce, misma que actualmente es sede del posgrado de la Universidad Marista.

Otros trabajos del zacatecano son el proyecto de la parroquia de Tequisquiapan, promovido dentro de los festejos del centenario de la Independencia en San Luis Potosí, y la cubierta abovedada de la sala de máquinas de Potosina Electric Company, en 1905, este último también mencionado en una investigación publicada en 2016 por Mónica Silva Contreras, de la Universidad Iberoamericana.

 

Hombre inteligente

Antonio Prieto Trillo era un hombre sumamente inteligente, con un sentido práctico bastante agudo. Aplicaba sus conocimientos en la solución de problemas técnicos y se dio el tiempo para participar en actividades políticas y gubernamentales, según expone el historiador Carlos Morán de la Rosa.

En 1886, instruido por ingenieros extranjeros durante su primera participación laboral en el Mercado Zacatecas, básicamente como colaborador administrativo del ingeniero Carlos Suárez Fiallo, aprendió la reproducción de documentos mediante las “copias en azul”. Esta técnica de hacer duplicados heliográficos la llevó a San Luis Potosí, lo que facilitó la réplica de planos y escrituras notariales.

A finales del Porfiriato, el zacatecano construyó plantas de tratamiento de aguas residuales en fincas de campo pertenecientes a las clases altas. Su proyecto, desarrollado a partir de un folleto que llegó a sus manos, consistía en una caja hermética de concreto: tenía capas de arena y grava. El paso final del agua que la atravesaba era un ducto que la entregaba potabilizada.

En la década de los años 20 del siglo anterior, contratado por la familia Verástegui de Ríoverde, San Luis Potosí, Antonio Prieto Trillo disecó en la Hacienda El Jabalí una vasta extensión de fango contiguo al manantial La Media Luna; el agua sustraída fue distribuida a los pueblos Río Verde y Ciudad Fernández. Así terminó un añejo conflicto de ambos pueblos con esta hacienda.

De su actividad política, se destaca que Prieto Trillo fue miembro del Club Liberal Ponciano Arriaga, presidente de la Confederación Cívica Independiente (corporación partidaria al fallecido Francisco I. Madero) y titular de la Comisión Nacional de Límites durante el periodo de gobierno de Venustiano Carranza (1914-1920), según refiere el investigador potosino.

 

Su descendencia

Como era costumbre entre los escritores y algunos personajes de su época, Antonio Prieto Trillo escribió sus memorias. Además de conocer su obra, esos textos han servido para acercarse a su pensamiento. Por ejemplo, en un apartado se encuentra la idea plasmada de que “casándose con mujeres extranjeras se purifica la sangre de una nueva generación familiar”.

Esta tesis responde por qué Antonio Prieto se casó con Emma Laurens Ramírez, hija del francés Guillaume Honoré René Laurens, nacido en Bordeaux. Con ella procreó a Guillermo, Aurora, Antonio, Arnulfo y Jorge, según consta en el proyecto académico que se encuentra en Internet “Familias novohispanas. Un sistema de redes”, coordinado por el investigador Javier Sánchiz Ruiz.

Al seno de su organización familiar, Prieto Trillo recibía apoyo de su esposa para la traducción de libros escritos en francés, y de sus hijos, para los que estaban editados en inglés. Este modo de trabajo, aunado a acostumbradas tertulias en las que participaban todos los miembros de la familia Prieto Laurens, detonó en una generación de herederos talentosos.

Hoy en día, su legado sigue presente y genera desarrollo en el México del siglo 21. Entre sus descendientes se encuentran, por señalar algunos casos, el crítico literario, poeta y académico Guillermo Humberto Sheridan Prieto; Cecilia Sheridan Prieto, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

También figuran el director de fotografía Rodrigo Prieto, quien tres veces ha sido nominado al Premio Óscar de la industria cinematográfica por Mejor Fotografía; Antonio Prieto Stambaugh, investigador de teatro y performance mexicano, así como miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

La Historia ya se ha pronunciado por dirimir a este personaje.

Hoy, gracias a testimonios documentales rescatados en razón de un trabajo de investigación, en las inmediaciones del Trópico de cáncer del altiplano potosino se escribe un texto bibliográfico dirigido por Carlos Morán de la Rosa… un libro que trata sobre un ingeniero autodidacta llamado Antonio Prieto Trillo.

 

Información: José Córdova

Colaborador / Tropicozacatecas.com

 

FOTOS: CARLOS MORÁN DE LA ROSA (Historiador, Investigador y Académico, ganador del Premio de Historia Regional Mexicana Atanasio G. Saravia 1998-1999 y del Premio Estatal de Periodismo 2015 en San Luis Potosí)

 

Mercado González Ortega, diciembre 2017, FOTO: ERIK FLORES
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