“Me da miedo que mi esposo nos haga daño”


Me nombraré María*. Llevo cuatro años de casada, tiempo durante el cual he sido maltratada psicológicamente por mi esposo Manuel, quien también me agrede con palabras altisonantes, y aunque algunas veces él pide perdón, luego regresa a su comportamiento habitual.

Decidí ir al Centro de Atención contra la Violencia Intrafamiliar de Zacatecas (CAVIZ) porque mi esposo me amenazó con quitarme a mis dos hijos, con quienes es muy impaciente. Me da miedo que me los pueda robar y miedo también a que nos haga daño, por lo que me pareció urgente buscar a alguien que me orientara sobre las acciones que debo tomar al respecto.

En el edificio del CAVIZ, en la capital del estado, me atendió una mujer, a quien le conté que mi marido le hizo insinuaciones a una de mis hermanas, pero esta persona argumentó que “era normal”, que “a los hombres les gustan las mujeres y se pueden fijar en cualquiera, así sea una hermana, prima o amiga”.

La funcionaria pública me dijo que tal vez mi hermana le había coqueteado alguna vez, y agregó: “es que no sabes cómo está ahorita el mundo feo”. Y alegó que el problema es que “muchas mujeres no valoramos a los hombres que tenemos como pareja”.

También le conté que, estando con él, no puedo ver mucho a mi familia porque le molesta que salga con ella, no puedo salir con otras amigas a comer y ni siquiera acompañada de mis hijos, pues también está mal visto por él.

Él es muy celoso, pues cuando voy a visitar a mis abuelos o a mis papás, mi esposo me dice: “seguro andabas viendo a tu novio…”.

Cuando sabe que no estoy en casa, me llama hasta 50 veces, pese a que siempre he mostrado un comportamiento intachable, ya que él se va por temporadas a Estados Unidos.

Al acudir al CAVIZ, quería saber lo que debía hacer; por ejemplo, no sé si pueda promover una orden de restricción o recibir atención psicológica.

La persona que me escuchó, al parecer de nombre Elvia, repetía en varias ocasiones: “ay, ¿pues qué te digo? Ella primero estuvo a favor de una custodia compartida; luego, que no era posible por la escuela.

Debo aceptar que esa persona fue muy amable y me dijo que regresara si me surgía alguna duda. El caso es que me quedé igual o peor de confundida que al principio, porque no sé, entonces, qué es lo que hacen en esa dependencia.

Evidentemente, no recibí la orientación que esperaba. La intención es divorciarme, pero en el CAVIZ me aconsejaron esperar a que él llegue de Estados Unidos “para no agarrarlo desprevenido con la demanda”.

Mi siguiente visita será en el Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF), pues tengo entendido que ahí se dispone de un área jurídica. Sólo espero que ahí me ayuden porque al CAVIZ no regresaré más.

La situación es que quiero evitar mayores problemas y que exponerme a un daño mayor, que no sólo sea psicológico, sino que inclusive esté en riesgo mi integridad física y la de mis hijos o familiares.

Recurro a este medio para evidenciar que, posiblemente, hay personas que, como yo, deben seguir los “consejos” de ese tipo de funcionarios, quienes buscan mediar para que las parejas lleguen a acuerdos y reconciliarlas, pero debo decir que no todos los casos son iguales y que en algunos es urgente intervenir.

Me pregunto: ¿cuántas mujeres deben aguantar humillaciones, golpes, desprecios, sobajamientos y, aparte, someterse al designio de una dependencia que lo único que hace es empeorar la situación, al obligar a la mujer a regresar y a aguantar ser ultrajada por hombres que toda su vida se han conducido de esa forma y que no cambiarán de la noche a la mañana?

Aunque yo no tengo estudios profesionales, me sobra el criterio para hacer notar que en el CAVIZ no recibí la orientación adecuada y tampoco encontré una solución favorable para mi persona. Ojalá mi caso se tome en cuenta para evitar que más mujeres sean sometidas a la voluntad de personas que aprueban el machismo, los dichos de “así te tocó tu suerte y ahora te aguantas”.

El miedo me orilló a esto, pero también a tomar valor a denunciar, a pedir a más mujeres a que alcen la voz, a que no se dejen intimidar, a que tomen la mejor decisión para sí mismas, a que sean libres de decidir lo mejor para ellas y los suyos, a no soportar a una pareja que las lastime, las ultraje o las lastime.

*Trópico de Cáncer Noticias recibió esta carta y se reproduce en atención a la apertura que ha siempre ha mostrado y tiene la consigna de dar voz y el espacio a quien desee

Redacción / Tropicozacatecas.com

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