Axis Mundi: La legalización de la marihuana y los adolescentes


Para inspirarse, encendió un cigarrillo de marihuana, de la excelente marca Land-O-Smiles.

Philip K. Dick

En el país nos encontramos ante un escenario impensable hasta hace poco tiempo, debido a la posibilidad de que se despenalice el uso lúdico y recreativo de la marihuana, en virtud de los recientes fallos de la Suprema Corte de la Nación y la iniciativa de ley presentada por Olga Sánchez Cordero, actual senadora del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena)[i] —y próxima secretaria de Gobernación—, cuya amplia mayoría en el Congreso de la Unión podría garantizar la próxima aprobación del consumo de la cannabis en sus modalidades médica, industrial y personal.

Y aunque la propuesta legislativa contempla varios apartados para prevenir el acceso de los menores de edad a la marihuana, algunos sectores de la población han manifestado su preocupación acerca de que esta legalización resulte en un aumento en el uso de la cannabis por parte de los adolescentes, un grupo que parece ser el más vulnerable a sus efectos no deseados para la salud. Sin embargo, debemos reconocer que, pese a la actual prohibición y combate abierto contra la producción y consumo de la marihuana, muchos de nuestros adolescentes ya han tenido contacto con este enervante,[ii] incluso contando con la «aprobación» de algún adulto, debido a la descomposición socio–familiar que estamos padeciendo en Zacatecas y el resto del país.[iii]

En este sentido, el uso de la marihuana por parte de los adolescentes se ha asociado con el deterioro de varios de sus aspectos fisiológicos y de desempeño socioemocional, por ejemplo, detrimento del funcionamiento cognitivo, aumento del riesgo de desarrollar dependencia de la cannabis, tasas elevadas de deserción escolar, posibilidad de padecer trastornos psicóticos, así como un aumento en la participación en conductas de riesgo.[iv] Se calcula que el uso semanal de marihuana entre menores de 18 años puede provocar la disminución en los niveles de inteligencia entre quienes desarrollan una adicción, mientras aquellos con niveles de consumo menores, comparables a los de ciertos sectores de adultos, se ven menos afectados; incluso puede suceder que la pérdida de capacidad cognitiva no se recupere completamente después de abandonar el consumo de la marihuana.[v]

Por cierto, la última afirmación aún está sujeta a debate, ya que no toma en cuenta factores que se han sugerido, desde los años 70, como de gran importancia para desarrollar, o no, la dependencia a la cannabis, por ejemplo, las diferencias de estatus socioeconómico, los tipos de personalidad u otros perfiles psicológicos. Lo que sí podemos señalar, en base a nuestro conocimiento del tema, y algún tiempo pasado como apoyo en un Centro de Integración Juvenil, es que los efectos de la marihuana en la cognición de los adolescentes provocan un deterioro constante, particularmente en los dominios del aprendizaje, la memoria y la capacidad de trabajo motriz, además, los jóvenes se ven más afectados por el uso intensivo de la cannabis que los adultos.

Y aunque lo anterior aún dista de demostrarse científicamente a fondo, como una situación de causa–efecto, lo que todas las personas que hemos tenido contacto con adolescentes que han empezado a consumir marihuana conocemos es que su uso, a temprana edad, puede actuar como un detonante para involucrarse en conductas de riesgo, las cuales van subiendo de ‘nivel’ hasta alcanzar comportamientos delictivos. Sin embargo, no debemos perder de vista que todos los datos que se han recabado a la fecha, en la mayoría de los países donde se han desarrollado este tipo de investigaciones, se han obtenido en un ambiente sociopolítico donde el consumo de la marihuana es ilegal, por lo que no debe perderse de vista que se necesita agregar a la ecuación las situaciones de enorme estrés a las que se ven sometidos sus consumidores, sobre todo si son menores de edad.

En razón de ello mismo, aún no podemos proyectar lo que se sabe actualmente hacia unas condiciones de legalidad generalizada, como un entorno en el que el uso de la marihuana tenga una mayor aceptación social, se comercialice y se encuentre disponible en diferentes formas (por ejemplo, bebidas, comestibles, vaporizaciones), ya que, contrariamente a lo que podría indicar el sentido común, una mayor legalización de la cannabis no implicaría un mayor consumo en adolescentes, como parecen indicar los primeros estudios en los estados de EUA donde dicha sustancia ya es legal desde hace varios años.[vi]

Aún así, el tema de la claridad científica con respecto a los daños del consumo de la marihuana por parte de los adolescentes tiene fuertes implicaciones, más allá de influir en el actual debate sobre si la cannabis debe ser legalizada o no. Por un momento ubiquémonos en un ambiente donde la marihuana es legal para el consumo recreativo de los adultos, se halla ampliamente disponible y es considerada casi inofensiva o incluso benéfica, debido a sus virtudes medicinales para ciertos trastornos psicomotrices y/o para reducir los efectos de algunos tratamientos, como las quimioterapias. En dicho entorno, ¿los médicos examinarán a los adolescentes para determinar si consumen marihuana, como se hace para el alcohol y el tabaco?, ¿cómo se llevará a cabo la consejería y qué pautas para el asesoramiento médico se promoverán?, ¿qué sucede si un adolescente solicita marihuana como tratamiento para afecciones psiquiátricas o médicas?

La legalización implica que los esfuerzos de la policía para controlar o reducir el uso de la marihuana serán limitados, dejando que las organizaciones de salud pública, médicas y científicas reduzcan su consumo y eduquen al público. Estas partes interesadas enfrentarán grandes desafíos para elaborar mensajes claros, en particular en un clima político en plena evolución. Si la marihuana se vuelve ampliamente legal en México, crece la necesidad de tener evidencia científica actual y rigurosa sobre los efectos del consumo de la cannabis, particularmente en los adolescentes. Las reivindicaciones de los beneficios de su uso medicinal deben señalarse con claridad y se necesitarán esfuerzos concertados para desarrollar una respuesta coordinada de las políticas de salud pública a la legalización.

Tomemos como ejemplo el caso del tabaco, ampliamente reconocido como una sustancia legal, pero también como un producto nocivo tanto para los adolescentes como para los adultos, el cual es el núcleo de importantes esfuerzos de salud pública para mitigar sus daños y consumo. Además, aunque un gran número de mexicanos trate de ignorarlo, todos entendemos que el alcohol es perjudicial cuando se consume en exceso, y existen —o deberían de existir— pautas claras para su consumo por parte de los adultos. Del mismo modo, todos conocemos los esfuerzos sustanciales que se realizan para analizar y reducir el uso de alcohol entre los adolescentes.

En contraste, se necesitarán estudios adicionales para examinar los mensajes de tratamiento y prevención que pueden ser eficaces en un entorno más permisivo al consumo de la cannabis, así como para abordar sus beneficios medicinales. Para los médicos y demás personal que labora en el campo de las adicciones en adolescentes, un reto importante será abordar las recaídas y/o el uso de la marihuana en un ambiente legal. Aunque lo anterior no representa un nuevo desafío para cualquier persona con experiencia en el ámbito de la rehabilitación de adicciones, la cannabis puede convertirse en el nuevo «tabaco», en el sentido de que los pacientes y sus familias pueden considerar que se trata de una sustancia de la cual no deben preocuparse, pero que puede actuar como el primer paso para desencadenar una recaída.

El propio consumo de marihuana por parte de los adultos de una familia, asimismo, puede convertirse en una barrera más seria para los adolescentes que intentan mantener la sobriedad. La educación sobre las propiedades adictivas y los efectos no deseados de la cannabis, tanto para los pacientes como para los demás miembros de la familia, necesita convertirse en una parte más importante dentro de cualquier tratamiento para el uso y abuso de sustancias adictivas en los adolescentes.[vii]

NOTAS DE REFERENCIA

[i] https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Legalizacion-de-la-marihuana-que-dice-la-ley-20181106-0150.html

[ii] http://www.conacytprensa.mx/index.php/ciencia/humanidades/147-consumo-de-marihuana-en-los-adolescentes

[iii] https://www.sinembargo.mx/31-01-2017/3142579

[iv] https://academic.oup.com/cercor/article/27/3/1922/3056289

[v] https://www.tendencias21.net/notes/El-consumo-de-marihuana-en-adolescentes-dana-las-funciones-cognitivas_b1216902.html

[vi] https://www.elciudadano.cl/salud/legalizar-la-marihuana-medicinal-no-aumenta-el-uso-en-adolescentes/06/16/

[vii] https://www.vice.com/es_latam/article/z4d4mj/algunos-consejos-para-los-padres-que-se-quieran-seguir-drogando-weedweek2017-semanamariguana2017

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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