Axis Mundi: Graham Hancock y la civilización perdida

«A causa de esas aguas, el mundo de entonces pereció sumergido por el diluvio. Esa misma palabra de Dios ha reservado el cielo y la tierra de ahora para purificarlos por el fuego en el día del Juicio y de la perdición de los impíos».

2 Pedro, 3: 6–7

Nuestros amables lectores tal vez recuerden que varias veces, en esta columna, nos hemos referido al investigador británico Graham Hancock, cuya propuesta revisionista sobre la prehistoria de nuestra especie le ha valido el menosprecio y los insultos del establishment arqueológico actual, pese a que el paso del tiempo ha reivindicado varios de sus planteamientos.[i]

Sin embargo, Hancock no se rinde y ahora regresa a la pantalla chica con su serie documental Los apocalipsis del pasado, en Netflix —ya hace 21 años, Discovery Chanel transmitió su En búsqueda de la civilización perdida—.[ii] Y, en esta ocasión, Hancock continúa a la caza de pruebas que demuestren la existencia de un pasado olvidado, sobre todo basándose en sus más recientes publicaciones, Magician of the Gods (2015) y America Before (2019), donde el investigador ofrece indicios que apuntan a la existencia de una civilización avanzada, destruida por el catastrófico final de la Última Glaciación, en un periodo que casi extinguió a la humanidad junto con la megafauna del Pleistoceno, conocido como Younger Dryas.[iii]

De hecho, a sus 72 años de edad, un incansable Graham Hancock continúa tratando de resolver el rompecabezas al que le ha seguido la pista desde 1995, con la publicación del primero de los libros donde aborda el tema de la civilización perdida, Las huellas de los dioses, un tópico presente en las mitologías de casi todas las culturas, al cual conocemos como la Edad de Oro, misma que terminó cuando los humanos violentaron el orden natural y sobrenatural de la creación, como señalan los mitos que nos legaron nuestros antepasados.

A través de su documental, Hancock intenta demostrar que dicha civilización no sólo estaba formada por cazadores o recolectores, sino que contaba con artistas e ingenieros, quienes nos legaron monumentos y edificaciones que han sobrevivido a través de los milenios, como Göbekli Tepe, en Turquía,[iv] o la Gran Pirámide de Cholula, la construcción masiva más grande realizada por los humanos.[v]

Como en su serie anterior, ésta se basa en el viaje de un investigador que nos lleva por los continentes del mundo, con cada episodio filmado en un lugar distinto: desde la misteriosa colina–pirámide de Gunung Padang de Indonesia, hasta los enigmáticos Montículos Sagrados que tachonan casi toda la geografía de EUA, Graham investigó exhaustivamente todos y cada uno de los yacimientos arqueológicos en busca de pruebas para demostrar su teoría.

Excepto en el Montículo de la Serpiente, en Ohio,[vi] donde la arqueología oficial estadounidense le negó la entrada, debido a que sus teorías contradicen «la verdad histórica que debe preservarse a todo costo», según le informaron al investigador en un e–mail, lo cual valida varias de las afirmaciones de Hancock sobre la conocida frase de Sir Mortimer Wheeler, célebre arqueólogo inglés, «la arqueología no es una ciencia, es una vendetta».

No obstante, Graham Hancock presenta de manera apasionada sus argumentos en el lugar de los hechos, no importa que tenga que bucear o practicar la espeleología. Además, debemos resaltar la cinematografía de la serie, con hermosas tomas aéreas de las sorprendentes edificaciones y monumentos antiguos desde ángulos inéditos, como en el caso de la Gran Pirámide de Cholula y el Templo de las Serpientes Emplumadas en Xochicalco.

Por otra parte, tal y como demuestra el citado caso del Montículo de la Serpiente, Hancock se ha convertido en una amenaza para los arqueólogos oficiales con sus declaraciones y conjuntos de pruebas, así, al llamarles la atención por intentar ocultar aspectos desconocidos de la historia a la gente, esta serie se torna extremadamente provocativa, aunque Graham cuenta con la ventaja de que, como Magallanes, ha dado la vuelta al mundo para explorar cómo se derrumbaron diferentes civilizaciones, algo que muy pocos de sus enemigos han logrado realizar, como el egiptólogo que quedó en ridículo durante un debate, porque no conocía el trascendente descubrimiento de Göbekli Tepe.[vii]

Otro aspecto a destacar es que Hancock, durante su travesía, también ha compartido hechos tradicionales y culturales de todo el mundo, de un modo ameno gracias a su sentido del humor. De esta forma, el documental se torna una serie educativa sobre folclore e historia social, merced a la colaboración de científicos como el geólogo Danny Hilman Natawidjaja y el antropólogo–arqueólogo de la Universidad de Calgary, Geoff McCafferty, con lo cual Graham da una bofetada con guante blanco a sus haters, quienes siempre se quejan de la ausencia de académicos en sus programas.

No cabe duda de que debemos dar a Netflix el crédito que se merece por haber producido este documental con el polémico Graham Hancock, quien antes del lanzamiento, el pasado viernes 11 de noviembre, tuiteó que la serie tardó dos años en filmarse, lo cual se demuestra con la calidad del programa que tenemos la gran oportunidad de contemplar.