Fresnillo. Un grupo de danzantes y músicos de Yucatán viajaron 2 mil 43 kilómetros, distancia que recorrieron en prácticamente dos días con trayectos escalonados, para bailarle la danza Pol kekén (Cabeza de Cochino, en maya) al Santo Niño de Atocha, en el santuario de Plateros.
Al medio día de este sábado, turistas y lugareños fueron sorprendidos cuando en pleno atrio de la iglesia comenzaron a sonar instrumentos de percusión y de viento del folclor yucateco.
Al son de sonajas hechas con calabazas rellenas de semilla y de cascabeles de serpiente, así como saxofones, arpa y violín, nueve danzantes ofrecieron en agradecimiento por los favores recibidos un baile típico al santo de Atocha
En el corazón del atrio se plantó un bailarín que, con pantalón de manta y guayabera blanca, sostenía en su cabeza una charola que, bordada de rosas de colores, tenía en su centro una cabeza de marrano.
Alrededor de éste, en círculo, bailaron ocho mujeres caracterizadas con el tradicional terno yucateco y con zapatos blancos, reboso, peinado de chongo retocado con flores a la derecha, un moño de color y peineta. Todas ellas se unían al centro de la bandeja que sostenía al cochino con largas cintas de colores.
La danza Pol kekén remonta sus orígenes a la cepa prehispánica de la cultura Maya, misma que antes de la invasión de los españoles se bailaba con cabeza de venado en lugar del cochino.
Esta danza es un símbolo del folclor de Yucatán, pero también se baila en Quintana Roo y Campeche. Generalmente su significado está asociado a una ofrenda a las deidades para tener buen temporal de cosecha y prosperidad entre la comunidad.
José Córdova / Tropicozacatecas.com
Vídeo cortesía de Reynaldo Beache
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