Como hemos mencionado varias veces en esta columna, tal parece que la tecnología seguirá avanzando a pesar de nosotros mismos, por lo que ya no es una necesidad secundaria o terciaria, sino que se ha convertido en algo primario, una prioridad para cada individuo, por ejemplo, con las Tecnologías de la Información (TI), que facilitan la obtención de la información que se desea. Sin embargo, el desarrollo de la tecnología también puede tener un impacto negativo en sus usuarios y, hasta el momento, los cambios que ocurren en nuestra sociedad debido a los avances en la tecnología e Internet no pueden ser evitados. Uno de tales efectos es que cada individuo es libre de comunicar cualquier cosa que no esté restringida por los límites de los valores y normas convencionales, incluso temas que podrían haber sido tabú pueden ser abiertamente discutidos, como los pornográficos.
Es un hecho que la pornografía cada vez es más accesible en esta época. Como resultado, el contenido pornográfico es fácil de obtener, incluso para los menores de edad. Dos informes recientes de la American Psychological Association on Hypersexualized Girls y la National Campaign to Prevent Teen Pregnancy (Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente) reportan que el contenido pornográfico está llegando masivamente a los niños y adolescentes a través de sus smartphones.[i]
Resulta obvio que la existencia de Internet facilita el acceso a los contenidos pornográficos, lo que ha provocado que el desarrollo de la pornografía esté fuera de control. Las investigaciones en los Estados Unidos han demostrado que el 66% de los hombres y el 41% de las mujeres consumen pornografía cada mes.[ii] Dichos números están aumentando debido a la presencia de contenidos pornográficos en Internet, donde la descripción de actividades sexuales explícitas y potencialmente estimulantes se realiza generalmente en forma de fotos, videos y películas, cómics y texto. La pornografía en línea está disponible en los sitios web de forma gratuita o mediante pago.
Por otra parte, además de la pornografía erótica/softcore y hardcore, la pornografía ilegal es la tercera forma de contenido sexual explícito disponible en línea (aunque en menor medida, ya que, la mayor parte de las veces se encuentra en la Dark o Deep Web). Por ejemplo, la pornografía infantil en línea es muy difícil de encontrar para los usuarios no sofisticados, porque es ilegal en la mayoría de los países desarrollados, aunque, por desgracia, en México se trata de un delito muy frecuente que no ha podido ser erradicado por la corrupción e ineficiencia de nuestras autoridades, aunado al poder que ha alcanzado el contubernio del crimen organizado con varios políticos, como lo ha dejado en claro Lydia Cacho desde hace varios años.[iii]
Como todo en este mundo, existen dos puntos de vista sobre los efectos de la pornografía:
1) Impacto positivo
Muchas personas informan que el consumo de pornografía está asociado con un aumento en su vida sexual, un mayor conocimiento de la sensualidad y una actitud más positiva y permisiva sobre la sexualidad. En otros estudios también se menciona que, en los jóvenes heterosexuales, el consumo de pornografía no parece estar relacionado con el deseo, la erección o la dificultad del orgasmo.[iv] La pornografía también puede ser utilizada por las parejas para obtener un nuevo modelo o forma de hacer el amor, con el fin de mejorar la vida sexual de la pareja. Este efecto positivo sólo se aplica a los adultos que ya han recibido una educación sexual adecuada.
2) Impacto negativo
Asimismo, el uso de la pornografía está asociado con efectos sexuales negativos, tales como el comportamiento sexual compulsivo, la dependencia de la pornografía y la conducta sexual arriesgada o perversa. La adicción a la pornografía comienza cuando una persona se vuelve dependiente de ésta. Los adictos a la pornografía la emplean de la misma manera que los alcohólicos usan el alcohol hasta que se adormecen y se levantan de sus vidas aparentemente sin sentido. La pornografía posee un poder muy adictivo para los humanos, de hecho, un buen número de estudios publicados muestra que una adicción a la pornografía resulta más grave que la dependencia a las sustancias psicotrópicas. Además, la pornografía puede aumentar el comportamiento agresivo de los hombres hacia las mujeres,[v] al mismo tiempo que puede causar la explotación desenfrenada de los menores de edad, quienes tienen relaciones sexuales con el fin de obtener beneficios.
Como hemos apuntado, con el desarrollo de las TI, la pornografía es más fácilmente accesible para todo tipo de usuarios, incluidos los niños y adolescentes. Se trata de un tema por demás importante, relacionado con el ciberporno, al que pueden acceder fácilmente los niños, niñas y adolescentes que no han recibido aún una educación sexual apropiada que los haga reflexionar sobre los contenidos que se les presentan en sus dispositivos electrónicos. El problema del ciberporno en menores de edad es algo que debemos empezar a tomar en cuenta con urgencia, ya que ellos se encuentran en una etapa de desarrollo cerebral donde la pornografía resulta más perjudicial para su mentalidad y comportamiento.
La exposición de los menores a la pornografía se asocia, frecuentemente, con la disminución del rendimiento académico de los niños y adolescentes, así como la posibilidad de una mayor iniciación sexual temprana y otras conductas sexuales de riesgo.[vi] Además de causar adicción, la pornografía también es progresiva, ya que la gente se siente insatisfecha con lo que ve, de modo que los adictos a ella buscarán contenido más fuerte, como ocurre con toda dosis de droga. Por lo tanto, no es de extrañar que la pornografía se convierta en un vicio extremo.
Ya hemos señalado que los menores de edad no tienen la suficiente educación sexual y, por lo tanto, son más vulnerables a los efectos negativos de la pornografía que los adultos. El problema del ciberporno en la adolescencia es que se trata de la edad en la que el nivel de curiosidad es muy alto, sobre todo en las cosas relacionadas con el sexo. Sin embargo, en dicha etapa de la vida, los hijos, por lo general, todavía se sienten avergonzados de preguntar a sus padres sobre el sexo, por lo que recurren a Internet para informarse y resolver sus dudas, aunque esta conducta, a menudo, los conduce a una idea errónea sobre la educación sexual, de modo que los menores pueden quedar atrapados en un comportamiento sexual aberrante.
Además, todos lo sabemos, en la adolescencia, la fuente más ‘confiable’ para los menores, sobre el sexo, son los amigos con quienes discuten, leen libros y revistas de contenido sexual y/o llegan a experimentar con la masturbación o, lo que es peor, tener relaciones sexuales sin consenso ni protección, lo cual, más tarde, tendrá impactos negativos, como la violación, embarazo a temprana edad y enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el SIDA y la gonorrea, misma que ha tenido un alarmante incremento de casos, debido a estas conductas sexuales de alto riesgo.[vii]
En este sentido, debemos señalar que, en varios países, asimismo, se ha presentado un gran número de adolescentes y adultos jóvenes con cuadros de impotencia y disfunción eréctil. Hasta hace poco tiempo, se pensaba que la mayoría de las causas de la disfunción eréctil estaban relacionadas con la edad, pero para los adolescentes y los jóvenes, este problema puede ser psicológico y, a menudo, ser inducido por el consumo de pornografía. De hecho, la pornografía en Internet es un estímulo super–normal, que bombardea el centro de recompensa del cerebro con una versión amplificada de un estímulo normal. El ciberporno de hoy en día, disponible en cantidades prácticamente infinitas, puede poner en riesgo el sistema de recompensa cerebral más allá de cualquier cosa que el sexo con una persona real podría proporcionar. A través de la exposición continua, el cerebro puede condicionarse a preferir la pornografía en vez de las relaciones sexuales con personas reales.[viii]
En suma, la tecnología ha facilitado aún más la difusión de contenidos pornográficos, lo que debería de ser motivo de preocupación para los usuarios de Internet en todo el mundo ya que, como hemos visto, la pornografía puede tener un efecto perjudicial en sus usuarios, sobre todo si son menores de edad, por ejemplo, un desempeño cerebral más limitado, en virtud de que dicho órgano experimentará varias etapas de cambio, tales como sensibilización, desensibilización, circuitos prefrontales disfuncionales y un sistema de estrés por mal funcionamiento. En este sentido, tanto padres de familia como docentes y autoridades deberíamos diseñar mecanismos y programas para atender el grave problema del acceso de los menores de edad al ciberporno, a través de sus dispositivos electrónicos con acceso a Internet.
Por ejemplo, en Gran Bretaña, donde el consumo de ciberporno por parte de los menores ya se considera «la crisis más grave de salud pública de la era digital»,[ix] existen programas que apoyan a los padres que desean aprender a tener conversaciones sensibles e informadas con sus hijos para ayudarles a entender una sexualidad saludable, física y mentalmente. Por ende, se les ofrece orientación para ayudar a sus hijos a analizar y comprender las implicaciones de las imágenes sexistas y degradantes que observan, no sólo en Internet, sino en el resto de los medios de comunicación. Estas conversaciones con niños y adolescentes, como se ha señalado, son más necesarias que nunca, ya que las investigaciones demuestran que cuanto antes acceda un menor a la pornografía, más probabilidades hay de que sea sexualmente agresivo con las niñas y las mujeres, de que intimide a las niñas para que envíen imágenes desnudas (lo que en la jerga del ciberporno en México se conoce como «pack»), de que desarrolle una disfunción eréctil y que luche contra la depresión y la ansiedad antes de siquiera alanzar la edad adulta.
Notas de referencia
[i] http://www.cwhn.ca/en/hypersexualizationprimer2
[ii] S. Kühn and J. Gallinat, «Brain structure and functional connectivity associated with pornography consumption: the brain on porn», JAMA psychiatry, vol. 71, no. 7, pp. 827–834, 2014.
[iii] https://www.yucatan.com.mx/mexico/quintana-roo/mexico-primer-lugar-en-consumo-de-pornografia-infantil-policia-federal
[iv] S. Blais-Lecours, M. P. Vaillancourt-Morel, S. Sabourin, and N. Godbout, «Cyberpornography: Time use, perceived addiction, sexual functioning, and sexual satisfaction», Cyberpsychology, Behav. Soc. Netw., vol. 19, no. 11, pp. 649–655, 2016.
[v] D. O. Yang and G. Youn, «Effects of exposure to pornography on male aggressive behavioral tendencies», Open Psychol. J., vol. 5, no. 1, 2012.
[vi] E. F. Rothman, J. Paruk, A. Espensen, J. R. Temple, and K. Adams, «A qualitative study of what US parents say and do when their young children see pornography», Acad. Pediatr., vol. 17, no. 8, pp. 844– 849, 2017.
[vii] https://lineadirectaportal.com/sinaloa/centro/casos-de-gonorrea-los-que-mas-atienden-en-la-ssa/
[viii] https://www.covenanteyes.com/2018/02/28/porn-causing-erectile-dysfunction-in-teens-young-men/
[ix] https://www.theguardian.com/commentisfree/2018/oct/25/how-to-talk-to-your-kids-about-porn-pornography
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano