Axis Mundi: WhatsApp, México e Israel: El espionaje siniestro


El pasado lunes 13 de mayo, el célebre servicio de mensajería WhatsApp admitió una importante violación de sus controles de ciberseguridad, la cual posibilitó la instalación de spyware a distancia en smartphones designados como «blancos» a través de llamadas de voz. Esta vulnerabilidad afectó tanto a los dispositivos iPhone como a los Android, con un código malicioso, al parecer, procedente del Grupo NSO de Israel —un viejo conocido de los mexicanos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto—,[i] mismo que posee la capacidad de instalarse en el equipo, independientemente de que el usuario responda o no a una llamada infectada.

Cabe decir que Israel siempre se ha enorgullecido de ser, como señala el libro de Isaías, en el Antiguo Testamento, «una luz para las naciones», un ejemplo de «justicia» para inspirar a judíos y gentiles (el resto de los habitantes de la Tierra) por igual y traer salvación a la humanidad. Por eso la menorá es el símbolo no sólo del Janucá (Fiesta de las Luces),[ii] sino también del Estado de Israel. Pero dicha luz se oscurece cuando nos percatamos de la terrible represión que sus famosas fuerzas armadas ejercen contra el pueblo palestino[iii] —como en los salvajes bombardeos contra Gaza de hace un par de semanas—, o cuando sus veteranos hacen un mal uso de su experiencia para ayudar a regímenes opresores en otros países.

Tanto el disidente saudí Omar Abdulaziz, que vive en Canadá, el año pasado, como Amnistía Internacional, hace apenas unas horas,[iv] han entablado una demanda contra la citada empresa tecnológica, Grupo NSO, acusándola de espiar a activistas en favor de los Derechos Humanos, además de proporcionar a varios gobiernos el software de vigilancia para espiar a opositores y periodistas, como fue el trágico caso de Jamal Khashoggi, quien pudo ser vigilado por el criminal régimen saudita para planear su artero asesinato.[v] El spyware en cuestión, conocido como Pegasus, no sólo permite el monitoreo de todas las comunicaciones desde un teléfono —todos los mensajes de texto, los correos electrónicos, las llamadas telefónicas—- sino que también puede obtener el control del micrófono y la cámara de un smartphone para convertirlo en un dispositivo de vigilancia.

Como hemos mencionado, la información recopilada sobre Khashoggi pudo haber motivado su asesinato, al alertar a las autoridades saudíes de que estaba en contacto con la disidencia electrónica dentro del reino árabe, al tiempo que denunciaba al príncipe heredero, Muhammad bin Salman, en términos nada gratos, como un «tragón» que devoraba a todos a su paso.

Empresas como el Grupo NSO han sido creadas por veteranos de la Unidad 8200, la versión israelí de la Agencia de Seguridad Nacional de EUA. Un informe de 2016, publicado por un organismo llamado Privacy International, identificó a 27 empresas israelíes que laboran dentro del negocio de la vigilancia, el mayor número per cápita en el mundo. Pero el Grupo NSO es el que ha creado la mayor controversia, debido a las acusaciones de que sus productos han sido mal utilizados contra activistas de la sociedad civil en todo el planeta.

De hecho, los israelíes han estado trabajando en softwares espía desde el boom de la computación, a principios de la década de los 80, cuando lograron lo que sería la base de la actual industria de vigilancia a la que nos hemos referido. Después de conseguir una copia de un programa informático que el experto estadounidense William Hamilton venía desarrollando desde 1967, para utilizarlo durante la Guerra de Vietnam, los expertos israelíes, luego de aplicar ingeniería inversa y piratear dicho software hasta lograr una versión irreconocible, obtuvieron el mejor programa espía del mundo, llamado Promis, el cual pudo ser instalado en un gran número de ordenadores de varios países, amigos y enemigos por igual, no sólo por los eficientes agentes del Mossad (el famoso servicio secreto israelí), sino también por el personal de ventas, el cual logró que miles de compradores adquirieran software que llevaba oculto al Promis, como bien lo ha relatado el investigador galés Gordon Thomas, en su célebre obra Mossad, la historia secreta (1999).[vi]

En cuanto a nuestro país, periodistas y activistas mexicanos ya están demandando al Grupo NSO, bajo la acusación de Pegasus fue utilizado para espiarlos de parte del gobierno del entonces presidente Peña Nieto. Uno de estos casos alcanzó límites inconcebibles cuando, después del terrible asesinato del periodista Javier Valdez, el 15 de mayo de 2017, un gran número de sus colegas a nivel nacional, e incluso su viuda, Griselda Triana, sufrieron el ataque del citado spyware. Peor aún, la investigación llevada a cabo por Citizen Lab —parte de la Facultad Munk de Asuntos Globales de la Universidad de Toronto— descubrió que los directivos y personal de Río Doce, el medio donde trabajaba Valdez, estaban bajo la vigilancia de Pegasus desde el 2016, lo cual pudiera apuntar a un crimen de Estado similar al de Khashoggi.[vii]

Cuando los periodistas le presentan estas cuestiones sobre el siniestro uso de su software al Grupo NSO, su estrategia consiste en negar y desviar. Siempre se escuda con el pretexto de que sus productos estaban «autorizados para el uso exclusivo de proporcionar a los gobiernos y a los organismos encargados de hacer cumplir la ley la capacidad de luchar legalmente contra el terrorismo y la delincuencia». Además, la empresa se jacta de que sus productos son examinados y autorizados por el gobierno israelí, y que «no toleramos el uso indebido de nuestros productos. Si hay sospecha de uso indebido, lo investigamos y tomamos las medidas apropiadas, incluyendo la suspensión o terminación de un contrato».

Puede ser cierto que Israel deba aprobar la venta de los productos del Grupo NSO, pero el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, reelegido hace poco, no se ha distinguido por su respeto a los Derechos Humanos, ni por ser alguien adepto a los acuerdos que rigen las relaciones entre los países del mundo, como lo ha demostrado al ordenar a sus tropas que disparen sobre civiles desarmados durante las protestas de los palestinos en Gaza, donde los muertos por el fuego israelí ya se cuentan por cientos, además de miles de heridos.[viii]

De hecho, Netanyahu considera que las ventas del software espía no sólo son buenas para la economía israelí, sino también para su seguridad, porque fomentan vínculos más estrechos con los Estados árabes, por ejemplo. Y si algunos disidentes son acosados, encarcelados e incluso exterminados, a causa de este software espía, bueno, eso no es asunto de Israel. Como lo han demostrado desde que se apoderaron del territorio de Palestina, en 1948, los israelíes son profundamente cínicos y, después de la guerra de Irak y la «Primavera Árabe», es lógico que estén en contra de la lucha por la democracia en el mundo árabe. Prefieren tratar con líderes no electos, como las familias reales de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania, ya que temen que los gobiernos elegidos popularmente sean contrarios a ellos, debido a la historia de hostilidad entre árabes y judíos que se remonta a la fundación de Israel, hace 71 años.

Por su parte, liberadas de las presiones regulatorias, las compañías de espionaje israelíes son libres de maximizar sus ganancias de cualquier manera que puedan. Firmas como el Grupo NSO parecen estar haciendo poco para que sus clientes rindan cuentas por el uso de sus productos, no contra grupos terroristas como el Estado Islámico o contra enemigos extranjeros como Irán, en el caso de Arabia Saudita, o carteles de narcotraficantes, en el de México, sino contra disidentes y periodistas. Como ya lo dejó en claro Gordon Thomas, los israelíes iniciaron la costumbre de que las empresas tecnológicas construyeran «puertas traseras» que les permitieran monitorear y tomar el control de sus programas si así lo deseaban, por ende, es probable que el Grupo NSO pueda desactivar su software a distancia, para evitar que se utilice indebidamente, pero no hay pruebas de que lo haya hecho.

Como siempre dicen los comerciantes de armas de todo el mundo: «si no vendemos estos productos, alguien más lo hará», lo cual puede ser muy cierto, ya que el Grupo NSO compite con empresas como el Hacking Team de Italia, que ha sido acusado de tener entre sus clientes a regímenes tan represivos como Kazajstán y Sudán. Pero Italia nunca ha reclamado una misión moral en el mundo, e Israel lo hace todo el tiempo, sobre todo para justificar sus tácticas brutales, como los asesinatos selectivos y el bombardeo de áreas civiles sobrepobladas, mismas que han convertido a dicho Estado en uno de los auténticos promotores del terrorismo en nuestro mundo, como demostró, con toda precisión, el académico judío Yakov Rabkin en su excelente obra, Contra el Estado de Israel.[ix]

Notas de referencia

[i] https://www.eluniversal.com.mx/nacion/seguridad/pegasus-sigue-activo-en-mexico-asegura-citizen-lab

[ii] https://www.aishlatino.com/h/j/

[iii] http://palestinalibre.org/articulo.php?a=70979

[iv] https://www.theguardian.com/world/2019/may/18/israeli-firm-nso-group-linked-to-whatsapp-spyware-attack-faces-lawsuit

[v] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45914541

[vi] http://gftaognosticaespiritual.com/wp-content/uploads/2015/03/LA-HISTORIA-SECRETA-DEL-MOSSAD.pdf

[vii] https://www.nytimes.com/es/2018/11/27/javier-valdez-riodoce-pegasus/

[viii] https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/03/30/gran-marcha-del-retorno-palestina-cumple-un-ano-6179.html

[ix] http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=8730

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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