Son una aberración, una tragedia y, lo más terrible, es que resultan totalmente predecibles: los tiroteos masivos en EUA, realizados por supremacistas blancos, a quienes las autoridades de ese país nunca han querido llamar por lo que realmente son, terroristas domésticos. Desde su fundación, como bien lo han planteado Noam Chomsky y Oliver Stone, la falacia de la «pureza racial y religiosa» ha provocado que buena parte de los estadounidenses sean manipulados por sus élites a través del miedo al Otro, al diferente, al que viene de fuera, porque es «el portador del mal», como le gusta decir ad nauseam a la Bestia Trump y sus millones de seguidores.
Sin embargo, estudio tras estudio ha refutado el papel de los chivos expiatorios que los extremistas republicanos y de derecha siempre quieren utilizar cuando ocurren los tiroteos masivos. Ningún migrante latinoamericano ha participado en tales eventos criminales, tampoco los videojuegos causan dicho tipo de violencia —como ha venido manejando el Gran Cheeto desde los tiroteos de El Paso y Dayton[i]—, ni las enfermedades mentales. De hecho, la forma más más significativa para poder predecir cuándo pueden acontecer los tiroteos masivos es revisar el historial de misoginia de los supremacistas blancos. Se ha comprobado que los hombres que se involucran en la violencia doméstica, y apoyan las ideologías sexistas de extrema derecha, tienen muchas más probabilidades disparar indiscriminadamente contra una multitud en un sitio público.
En efecto, el perfil de quien realiza un tiroteo masivo a menudo señala actos de violencia doméstica. En al menos el 54% de los tiroteos masivos, el agresor también mató a un miembro de su familia o a su pareja.[ii] Un gran número de tiradores en masa tienen un historial de violencia doméstica, y muchos han sido condenados por varias formas de abuso contra su pareja, incluso, varios de ellos son explícitos sobre sus puntos de vista: el tirador de Dayton, Ohio, supuestamente mantenía una lista de mujeres a quienes pensaba violar.[iii] Elliot Rodger,[iv] que mató a seis personas, declaró explícitamente que estaba enfadado con las mujeres y que deseaba que sufrieran. De hecho, las mujeres y los niños con frecuencia son víctimas de los tiroteos masivos, donde el 25% de las víctimas son infantes, además, varios de estos terroristas han atacado específicamente a mujeres.
Por ejemplo, el movimiento de los INCELS,[v] que une a los hombres sexualmente frustrados y enojados con las mujeres, ha sido vinculado con numerosos tiroteos masivos y el FBI ya los considera una amenaza creciente. Sin embargo, a pesar de estas pruebas, y de que algunos tiradores de masas son explícitos sobre sus motivos, las autoridades y buena parte de la población de EUA siguen fingiendo que estos crímenes son un enigma, cuando no lo son: son el resultado inevitable de un país que adora las armas, denigra a las mujeres y anima a los niños a mostrar fortaleza a través de la violencia. Peor aún, después de la tragedia de El Paso, los texanos se resisten a que se controle la venta de fusiles de asalto y otro tipo de armamento capaz de provocar una nueva masacre.[vi]
Respecto al terrible problema del machismo en EUA, un estudio de 2017 encontró una clara relación entre la masculinidad tóxica y los tiroteos en las escuelas.[vii] Específicamente, los niños que sentían la presión de no poder vivir de acuerdo con un ideal masculino estereotípico tenían más probabilidades de cometer tiroteos, incluso, todos los tiradores del estudio habían sido objeto de una intimidación castrante. Esto sugiere que la misoginia se extiende mucho más allá de las mentes de los tiradores: es una infección que afecta a toda la sociedad y que puede volver violentos a los hombres que se sienten vulnerables.
Por otra parte, las enfermedades mentales son el gran chivo expiatorio para la mayoría de los políticos y sus votantes, lo cual permite imponer la responsabilidad de la violencia a un misterioso Otro —como apuntamos en un principio—, ignorando al mismo tiempo un hecho más obvio y fundamental: el 97% de los tiradores masivos son hombres, y la inmensa mayoría son blancos.[viii] Esto ocurre debido a que los desórdenes mentales representan una salida fácil, porque todos queremos creer que una persona debe estar necesariamente «loca» para hacer algo tan terrible.
Pero, como lo han manifestado un buen número de especialistas a lo largo de los años, los tiradores en masa saben exactamente lo que están haciendo, y a menudo pasan meses planeando sus ataques. La mayoría de estos terroristas no han tenido una enfermedad mental, además, aunque EUA tiene tasas de violencia armada mucho más altas que las del resto del mundo, no tiene una proporción igual de enfermedades mentales.[ix] Por ello, prácticamente todas las organizaciones de salud pública han pedido a los políticos que dejen de culpar a las enfermedades mentales de ser causa de los tiroteos masivos: «Sabemos que una historia de violencia es la mejor manera de pronosticar quién cometerá violencia en el futuro», señaló el director ejecutivo de la American Psychological Association, Arthur Evans Jr., en una declaración reciente en la que condenaba los intentos de vincular los trastornos mentales con los tiroteos masivos.[x]
Estigmatizar a las personas con enfermedades mentales, culpándolas por los tiroteos masivos, puede ser contraproducente y terminar generando más violencia. Las investigaciones en este campo constantemente encuentran que las personas con algún desorden mental son más vulnerables a varios tipos de abuso, por lo que resulta más probable que sean víctimas de la violencia que perpetradores. Por ello, cuando se culpa a los «enfermos mentales» de la violencia masiva, ignoramos un hecho crucial: las personas enfermas no son un Otro misterioso, somos nosotros mismos. Un estudio de 2017 incluso encontró que la salud mental duradera es inusual, ya que el 82% de las personas experimentarán un diagnóstico de salud mental, como depresión o ansiedad, antes de los 38 años.
Además, retomando el punto de la supremacía blanca, cuando la gente de color hace algo problemático a un ritmo desproporcionado, los analistas, los «científicos» y los políticos del racismo se apresuran a vociferar que eso demuestra que tales grupos son innata e inmutablemente inferiores. Sin embargo, después de los 253 tiroteos masivos que han ocurrido en EUA, tan sólo en lo que va del año,[xi] ¿por qué no se apresuran los «eruditos» a decirnos que los hombres blancos son intrínsecamente inferiores?, ¿dónde está la prisa por limitar sus derechos? Los republicanos y los millones de acólitos de la Bestia Trump, que tan ansiosamente pidieron la prohibición de la permanencia de los musulmanes, guardan silencio sobre el tema de los hombres blancos y la violencia masiva.
Lo anterior no es una casualidad: es el resultado de que EUA sea la tierra del patriarcado de la supremacía blanca, donde los hombres «blancos» ven lo que los «no blancos» hacen como una aberración, mientras lo que los «blancos» realizan siempre es justificado o comprensible de alguna manera. En virtud de ello, la policía arresta a los tiradores masivos blancos sin matarlos, y los legisladores republicanos están tan ansiosos por culpar a otros —a los citados fabricantes de videojuegos— por la violencia de los hombres blancos.
Los terroristas blancos a menudo citan que están perdiendo el poder, por ejemplo, los INCELS insisten en que las mujeres los oprimen, al negarse a tener sexo con ellos, lo cual tampoco es un accidente: cuando un grupo está acostumbrado a tener ventajas no conquistadas, la pérdida constante de algunas de dichas ventajas y la mejora en las vidas de los grupos minoritarios pueden sentirse como una opresión.
Durante toda la historia de EUA, los hombres blancos han tenido el derecho de manipular, violar e incluso asesinar a las mujeres, a las personas de color y los migrantes, a través de la esclavitud, la explotación, el encubrimiento, los linchamientos, las ejecuciones extrajudiciales, las agresiones imperialistas a otros países y muchas más atrocidades. No debe sorprendernos que los hombres más comprometidos con las ideas sexistas y de racismo intenten reclamar su derecho a controlar y matar a otros. Los tiroteos masivos son actos de terrorismo, una extensión natural de la ideología de la extrema derecha. Llamarles de otra manera es ignorar una evidente y terrible realidad.
[i] https://esports.as.com/bonus/videojuegos-provocan-tiroteos-masivos-Trump_0_1271272868.html
[ii] https://everytownresearch.org/reports/mass-shootings-analysis/
[iii] https://news.vice.com/en_us/article/j5yekp/exclusive-dayton-shooter-was-in-a-pornogrind-band-that-released-songs-about-raping-and-killing-women
[iv] https://www.bbc.com/news/world-us-canada-43892189
[v] Los INCELS, abreviatura de «involuntary celibates (célibes involuntarios)», son miembros de una subcultura que se definen a sí mismos como incapaces de encontrar una pareja romántica o sexual a pesar de desearlo, un estado que describen como inceldom.
[vi] https://www.theguardian.com/us-news/2019/aug/09/el-paso-shooting-texas-guns
[vii] https://www.goodtherapy.org/blog/study-links-school-shootings-to-male-gender-role-pressure-1023171
[viii] https://www.statista.com/statistics/476456/mass-shootings-in-the-us-by-shooter-s-race/
[ix] https://www.businessinsider.com/texas-church-shooting-mental-health-gun-violence-mass-shootings-sutherland-springs-2017-11
[x] https://www.apa.org/news/press/releases/2019/08/gun-violence-mental-health
[xi] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-49254591
Carlos Hinojosa*
*Escritor y docente zacatecano