Axis Mundi — Noche de fuego: retrato de un México fallido


Noche de fuego (Tatiana Huezo, 2021)[i] es un filme que comienza con una madre y una hija cavando un agujero en las afueras de su casa, entonces, la progenitora, que pronuncia el primer diálogo de la película, hace señas a su hija: «Métete, Ana», ¿estamos en el inquieto mundo de los juegos infantiles o se trata de un presagio del terror que se avecina? Tal es la línea por la que se conduce la aclamada directora mexicano–salvadoreña, Tatiana Huezo, en su debut en la ficción, adaptando la célebre novela de Jennifer Clement de 2014, Prayers for the stolen (Ladydi en su versión en español).

Estrenada en el apartado Un Certain Regard del Festival Cannes del presente año —donde fue ovacionada por 10 minutos, obteniendo una Mención de Honor y Premio a Mejor Creación Sonora[ii]—, esta coproducción méxico–alemana es una obra que nos muestra una gran empatía, profundamente sensible a la difícil situación de sus personajes femeninos, quienes se ven obligados, como lamentablemente ocurre con millones de mexicanas, a enfrentarse a la violencia incalificable de su localidad.

Se trata del relato de una familia, pequeña pero muy unida, que se entrecruza con un mundo social más amplio de lazos comunitarios deshilachados, como está ocurriendo en todos los rincones de México, ante la imparable oleada del crimen organizado, la migración a EUA y el abandono de todas las autoridades. Siguiendo la estructura de la novela que le sirve de base (aunque este filme es una adaptación bastante libre del texto original), nuestro personaje principal, Ana —interpretada a los ocho y 14 años por Ana Cristina Ordóñez González y Mayra Membreño, respectivamente—, vive una intrépida existencia en una zona montañosa del estado de Jalisco.

Pero, como bien saben nuestros amables lectores, se trata de una parte del país que se encuentra en una situación de extrema violencia y desaparición de personas, donde un «anónimo» y aterrador cártel de la droga se encuentra en un aparente conflicto armado con la policía federal y el ejército, cuyo trabajo presenta evidentes muestras de corrupción.

Además, la parte de la película que muestra la preadolescencia de Ana tiene un extraño arco narrativo lateral, en el que se retrata la descontrolada explotación minera de lo que alguna vez fue una majestuosa montaña, donde varios niños participan acarreando sacos de explosivos en carretillas, lo cual sugiere, una vez más, que éste es un lugar difícil para el crecimiento de una persona joven y vulnerable.

Por otra parte, en consonancia con lo que todos sabemos —excepto, al parecer, las autoridades correspondientes—, el cártel también se dedica al tráfico sexual de niñas como otra faceta de su imperio criminal, lo que también representa una táctica para aterrorizar a la población local, con el fin de que acepte su control de la comunidad. Aunque Huezo es capaz de captar gran parte de las texturas de la vida cotidiana, este tema se convierte en el principal eje narrativo de Noche de fuego: la seguridad de Ana, junto a sus dos amigas cercanas, María y Paula, frente a este terrible peligro.

Como millones de niñas y niños mexicanos, Ana es criada sólo por su madre, Rita (Mayra Batalla), quien, en una de las escenas más simbólicas de la película, acompaña a su hija a la estética para que le corten su sedosa y abundante cabellera. Las mamás de estas niñas están desesperadas, y creen que darles una apariencia andrógina mitigará, de alguna manera, la amenaza que se cierne sobre de ellas.

Cuando los especialistas en documentales se pasan a la ficción —como es el caso de la directora que nos ocupa—, a menudo vemos los restos de la antigua práctica en su oficio, por ejemplo, el rodaje verité[iii] y el trabajo con equipos más pequeños. Noche de fuego, por el contrario, está muy bien filmada, con Huezo orquestando muchas variables (efectos, coreografía de multitudes, planos de seguimiento) que requieren un conjunto de habilidades impresionantemente diferente al mundo del cine documental.

De esta forma, Tatiana Huezo nos brinda un doloroso pero necesario retrato de un México que acelera su caída al nivel de un Estado fallido, donde millones de hombres, mujeres y niños sufren los efectos de un fenómeno criminal que, como fue advertido por especialistas militares estadounidenses, se halla en control de más de la tercera parte del territorio nacional,[iv] mientras las autoridades «competentes» se hallan extraviadas en sus delirios bizantinos sobre agencias espaciales y, como bien cantaban Ana Belén y Víctor Manuel —en el hit ochentero, La Puerta de Alcalá[v]— «abrazando tiranos como hermanos».[vi]

Noche de fuego debe estrenarse esta semana (18–25/09/21), supuestamente, en cines de todo el país.

 

Notas de referencia:

[i] https://www.youtube.com/watch?v=XCmJZ-hysDA

[ii] https://moreliafilmfest.com/noche-de-fuego-y-la-civil-premiadas-en-cannes-2021/

[iii] https://educomunicacion.es/cineyeducacion/documentrealidad.htm

[iv] https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/controla-el-narco-hasta-35-del-territorio-en-mexico-alerta-eu/

[v] https://www.youtube.com/watch?v=6ppRs1mC4Sc

[vi] https://www.univision.com/noticias/opinion/amlo-tiranos-expresidentes-jorge-ramos

 

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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