James Bond: 60 años al servicio secreto de su majestad – Axis Mundi


Para mis papás, los primeros fans del agente 007 que conocí.

 

Cuando Sir Sean Connery encendió un cigarrillo y se presentó como «Bond, James Bond», en El satánico Doctor No (Terence Young, 1962), no sólo prendió fuego al tabaco, sino a la gran pantalla de plata, al poner en marcha una estela de escapismo cinematográfico en su máxima expresión durante seis imparables décadas. Para los cientos de millones de personas en todo el mundo a quienes les gusta su cóctel fílmico, ‘agitado y no revuelto’, «Bond, James Bond» sigue siendo mucho más que una cita: es una piedra angular de la cultura pop y, literalmente, una metonimia de «El espía más fenomenal del mundo».

De hecho, para Bond —tan famoso por ser la máquina asesina de la inteligencia británica, como por su ‘adicción’ a las mujeres—, la citada presentación a menudo sirve como excusa para hacer alarde de su ‘machismo’ o, más exactamente, como frase de conquista para llegar a las camas de las damiselas en apuros. Puede que el recientemente fallecido Jean–Luc Godard no haya hecho más que confirmar lo que los fans de Bond siempre hemos sabido, cuando dijo: «Todo lo que se necesita para hacer una película es una chica y una pistola»,[i] aunque en el caso del agente 007 puede que tengamos que añadir a esa lista los martinis secos: pistolas, chicas, ginebra y vodka, en ese orden. Y el El satánico Doctor No es el lugar donde empezó todo.

Basada en la sexta novela de Ian Fleming, El satánico Doctor No estableció varios de los tropos característicos que el público ha llegado a reconocer y saborear durante décadas: para empezar, la llamativa secuencia de títulos de Maurice Binder, junto con el tema musical de Monty Norman y John Barry, un cóctel bien balanceado que produce adrenalina y marca inmediatamente el ritmo de lo que puede esperarse. La acción se desarrolla en Jamaica, donde Ian Fleming escribió su primera novela de James Bond, Casino Royale, en 1952.[ii] Además, están las atractivas chicas Bond,[iii] el supervillano en forma del doctor Julius No, quien trabaja para la organización criminal SPECTRE y, por supuesto, el propio personaje del agente 007.

Interpretado por Joseph Wiseman, el doctor No es un megalómano con ‘juguetes’, como todos los «chicos Bond». El científico loco tiene prótesis por manos (la culpa es de todos los experimentos radiactivos que salieron mal) y, lo que es peor, una «mente criminal exitosa» que tiene el ‘mal’ escrito en grande. «Nuestros manicomios están llenos de gente que se cree Napoleón o Dios», le recuerda Bond (Connery) sarcásticamente a su némesis, momentos antes de frustrar su plan de interrumpir un lanzamiento de la NASA.

El crítico Richard Corliss describió acertadamente al Bond de Connery como «un sicario existencial con gustos de aristócrata».[iv] Un don Juan que se pasea por el mundo disfrutando de las mejores ventajas de su trabajo en el jet–set con el dinero de los contribuyentes británicos, el agente 007 es un héroe con predilección por el peligro y la aventura.[v]

En El satánico Doctor No, estrenado el 5 de octubre de 1962, Connery —quien entonces tenía poco más de 30 años— estableció el punto de referencia para el comandante Bond; en efecto, para muchos veteranos, Connery resulta inigualable como James Bond, aparentemente personificando todo lo que puede necesitar el pícaro de la comunidad de inteligencia. Connery se percibe sofisticado e impecablemente elegante en los trajes–sastre de Savile Row.[vi] Rápido de reflejos e ingenioso, posee cierta cualidad de «bestia sexy» que provoca el desmayo de las mujeres y la envidia de otros hombres, como en la icónica canción de Tom Jones para el cuarto filme de la saga oficial, Operación Trueno (Terence Young, 1965).[vii]

Resulta sorpresivo saber que Connery no era la elección ideal de Ian Fleming para interpretar a Bond: el primer candidato del autor fue Cary Grant, quien, casualmente, fue el padrino de la boda del jefe de Eon Productions (la casa productora de la serie oficial del 007), Albert «Cubby» Broccoli.[viii] Más aún, Fleming había señalado inicialmente a Connery como «un acróbata sobredimensionado» y un «escocés de clase trabajadora», pero, después de verle dar vida a su creación literaria en la pantalla, no tardó en modificar su opinión e incluso añadió la ascendencia escocesa a los antecedentes de su héroe de acción en novelas posteriores, como muestra de homenaje a la estrella.[ix]

En este sentido, Connery tampoco fue el primero en lanzarse al ruedo como el agente 007, tal distinción le corresponde a Barry Nelson, quien interpretó a Bond (frente a Peter Lorre como su némesis, Le Chiffre) en una adaptación de Casino Royale para una serie de televisión estadounidense de 1954, en la cual, por cierto, aparece la mexicana Linda Christian como Valerie Mathis, la primera chica Bond de la historia.[x]

Es bien sabido que interpretar a James Bond puede ser una maldición, pero Connery, que falleció a los 90 años en 2020, lo hizo bastante bien como el agente secreto más famoso de Gran Bretaña, mientras mantenía una notable carrera que podría haberse visto empañada por las limitaciones y los estereotipos que un personaje tan icónico como James Bond puede acarrear a quienes pretenden servir a su causa. Gracias a sus siete inolvidables personificaciones como Bond (seis películas oficiales de Eon y una para otra productora), Connery sigue siendo uno de los favoritos de los fans, aunque no es ningún secreto que compartía una relación de amor–odio con su alter ego y la franquicia 007 fue un legado al que se incorporó a regañadientes, sin embargo, a pesar de que a veces quería «matar» a Bond, este personaje se convirtió en su carta de presentación.[xi]

Por su parte, a diferencia del Bond de Connery, Sir Roger Moore parecía divertirse como el agente 007. «Las aventuras de James Bond son, en el menor de los casos, una inofensiva tontería», escribió el admirador de Ian Fleming, Kingsley Amis, en The James Bond Dossier (1965),[xii] y resulta fácil ver a Moore como una manifestación física de esa afirmación: su Bond era mucho más desenfadado y estaba dispuesto a subvertir el canon recurriendo a trucos y payasadas extravagantes, como engañar a una bandada de cocodrilos voraces para salvar su vida en Vive y deja morir (Guy Hamilton, 1973), desabrochar el vestido de una amante con su Rolex magnético —con una útil ‘ocurrencia’ («Puro magnetismo, querida») que sonaría tonta viniendo de cualquier otro actor—,[xiii] o sus encuentros casi cómicos con Mandíbulas, el esbirro de dientes metálicos en La espía que me amó (Lewis Gilbert, 1977) y Moonraker: misión espacial (Lewis Gilbert, 1979).

A pesar de ser tan refrescante y de encajar de forma natural en su interpretación del espía del MI6, Moore siempre fue considerado injustamente por la crítica como un Bond de una sola expresión: las cejas levantadas. Sin embargo, Roger Moore dejó una huella indeleble en el personaje, como lo ha demostrado el paso del tiempo: mientras que el Bond de Connery era un tipo duro y un asesino profesional, el 007 de Moore se percibía más relajado y, sobre todo, un «hombre de mujeres», a diferencia del «hombre de hombres» de Connery.

De cualquier forma, en la mente de Moore no había duda de quién era el mejor Bond: su amigo Sean Connery, que estableció y encarnó el personaje como ningún otro. «Era un maldito buen 007», declaró Sir Roger en su libro Bond on Bond (2012).[xiv] Según Roger Moore, la clave para hacer suyo al agente 007 era aumentar el humor y la gracia, con lo cual parece haber conseguido mantener en alto el ‘honor británico’, merced a un chiste y una mujer bella a la vez. Así, Connery y Roger Moore interpretaron a James Bond siete veces con sus propios estilos y peculiaridades personales, seguidos por Daniel Craig con cinco filmes, Pierce Brosnan con cuatro, Timothy Dalton con dos y George Lazenby con uno: seis actores en total.

Y ya que mencionamos a Lazenby, su versión de Bond es un poco como Eduardo VIII, quien abdicó del trono y se marchó a un mundo en el que no sería perseguido por la amenaza de la popularidad. Aunque Lazenby admite haber disfrutado con «un gusto de soltero por la libertad» en Al servicio secreto de su majestad (Peter Hunt, 1969) —antes de que Connery regresara, cobrando una tarifa exorbitante, para lo que iba a ser su épica despedida Los diamantes son eternos, (Guy Hamilton, 1971)—, se trata del único Bond que cae en el anzuelo matrimonial, pero, por desgracia, su felicidad duró poco.

La mayoría de los millennials, por su parte, tienen el recuerdo de Pierce Brosnan como el Bond con el que crecieron. Debemos señalar que el método del actor irlandés parece un cruce entre el olfato de Connery para el espionaje y la reputación de buen operador, así como el irresistible atractivo sexual de Moore. Sin embargo, fue con el reseteo de Daniel Craig cuando esta saga, algo cansada, encontró un resurgimiento que la puso en pleno siglo XXI, compitiendo con las películas de Jason Bourne y las «montañas rusas» —Scorsese dixit— de Marvel.[xv]

Al igual que con Timothy Dalton (Su nombre es peligro, 1987, y Licencia para matar —filmada casi por entero en México—, 1989, ambas dirigidas por John Glen), la interpretación de Craig como el agente 007 le permitió dar un toque más vulnerable y duro al famoso personaje, con filmes que se han centrado, frecuentemente, en su infancia y su pasado con un regocijo casi freudiano. Bajo el esmoquin y el cuerpo de boxeador, los realizadores parecen plantear que, después de todo, Bond es un humano como el resto de nosotros, lleno de defectos del tamaño del ego de Hugo Drax, el antagonista de Moonraker. Luchando con sus demonios interiores, el 007 es un solitario excéntrico y huérfano, a pesar de un estilo de vida que sugiere lo contrario.

El dilema de Bond es que se trata de uno de esos personajes perdurables que da la sensación de haber evolucionado en algunos aspectos y de permanecer atrapado en una burbuja temporal, en otros. De hecho, 007 se ha permitido el lujo de disfrutar del efecto de cierta continuidad en la siempre cambiante geopolítica del mundo. De este modo, un simple vistazo a los periódicos británicos mostrará que los logros culturales de Bond enorgullecen al Reino Unido, que ya no es una potencia imperial y necesita que el «leal terrier de su majestad»[xvi] devuelva a la nación a sus glorias perdidas. Incluso la recientemente fallecida reina Isabel II respaldó su heroísmo cuando aceptó hacer un raro cameo con Daniel Craig, para los Juegos Olímpicos de Londres del 2012.

En este sentido, Bond es uno de los pocos personajes de ficción que ha sido constantemente reiniciado para adaptarse a los tiempos: como el lugar para la incorrección política se ha reducido en las últimas décadas, los productores han sido lo bastante inteligentes como para evitar cualquier tipo de desacierto cultural. En la era de Craig, algunos de los rasgos problemáticos del Bond de la época de la Guerra Fría —el sexismo casual, por ejemplo, que hoy se vería como algo profundamente ofensivo— se limaron con el fin de recrear un 007 para la era moderna.

Así, el Bond de Craig tiene una relación respetuosa con el sexo débil, lo que contrasta con los tiempos en que Connery podía aprovecharse de las mujeres (Operación Trueno) o azotarlas (Goldfinger, Guy Hamilton, 1964) sin que el público hiciera patente su malestar. En una entrevista de 2021, el director de Sin tiempo para morir, Cary Joji Fukunaga, llegó a insinuar que el Bond de Connery era «básicamente» un violador.[xvii]

Además, mientras que las anteriores películas de Bond presentaban a las mujeres como un elemento ornamental, las chicas de las películas de Craig tienen más capacidad de acción, empezando por la propia secretaria Moneypenny (interpretada por Lois Maxwell en los primeros filmes), la eterna enamorada del 007: aunque Connery mostró poca consideración por ella y George Lazenby le rompió el corazón en el final de Al servicio secreto de su majestad, en Skyfall (Sam Mendes, 2012) vimos al dúo como iguales, al unir sus fuerzas en el campo de batalla.

A continuación, obtener a Judi Dench como la aguerrida jefa de Bond, M, en 1995, y más tarde desarrollar un vínculo casi maternal entre ella y 007, en Skyfall, fueron auténticos golpes maestros. Fue la M de Dench quien pinchó la grandeza engreída de Bond en GoldenEye, diciéndole: «Creo que eres un dinosaurio sexista y misógino… una reliquia de la Guerra Fría». Supongo que el mérito de haber convertido a M en una figura mucho más fuerte debe atribuirse a Barbara Broccoli quien, junto con su hermanastro, Michael G. Wilson, se hizo cargo del imperio Bond de su padre «Cubby» y llevó la serie a la era contemporánea.

Bajo la supervisión de Broccoli y Wilson, Bond también ha recorrido un largo camino, mucho más de lo que Ian Fleming podría haber imaginado. Pero ahora, una vez más como antes, la gente de Eon Productions tiene un problema en sus manos: con Daniel Craig despidiéndose de la saga, la búsqueda del próximo Bond está en marcha, y hay más hombres que han pisado la luna que los que han sido James Bond, como dice un meme.

Y, ¿quién quiere ser tan famoso como Neil Armstrong? Desde luego, no el principal aspirante, Idris Elba, quien ha confirmado que no desea verse en el codiciado papel del 007,[xviii] y aunque a Lashana Lynch se le asignó la cifra 00 (que da a su portador licencia para matar, pero no para infringir las normas de tráfico, como le recuerda a Bond Q, el creador de los artilugios que suelen salvarle la vida), tras la retirada del 007 en Sin tiempo para morir (Cary Joji Fukunaga, 2021), Barbara Broccoli ha descartado la posibilidad de una mujer como Bond.[xix]

Sin embargo, un artículo en The Ringer ha planteado una curiosa propuesta: que el agente 007 sea un papel rotativo con las estrellas de primera fila que se atrevan a interpretarlo.[xx] Es una idea digna de tener en cuenta, sobre todo si recordamos la afirmación aparecida en un diario español, misma que describe a James Bond «como un espíritu insaciable que busca un cuerpo más joven cuando el anterior se deteriora».[xxi]

 

  • Todos los filmes del agente 007, tanto de la serie oficial como los de otras productoras, se encuentran disponibles en Amazon Prime Video.
  • Las cintas mencionadas en las notas de referencia, Intriga internacional y Viuda Negra, están disponibles en HBO Max y Disney+, respectivamente.

[i] https://www.elmundo.es/cultura/cine/2017/10/08/59da3960ca4741536b8b469a.html

[ii] https://tropicozacatecas.com/2019/10/06/axis-mundi-feliz-cumpleanos-007/

[iii] Honey Ryder, cuya ardiente secuencia en bikini convirtió a Ursula Andress en una estrella, y «Trench, Sylvia Trench», interpretada por Eunice Gayson.

[iv] Lo cual debe tener algo de cierto, cuando ha trascendido que varios narcotraficantes admiran y tratan de emular el estilo de vida del agente 007: https://dokumen.pub/life-2020-james-bond-all-25-movies.html

[v] https://tropicozacatecas.com/2018/06/24/axis-mundi-don-juan-y-el-dios-consumo/

[vi] https://elpais.com/elpais/2016/03/16/eps/1458129917_864596.html

[vii] https://www.youtube.com/watch?v=Ia6-5gC5ArM

[viii] A grosso modo, podemos señalar que Cary Grant ya había aparecido en una de las mejores películas de Bond no protagonizada por el agente 007 —y que tampoco fue realizada por Eon Productions—: la emocionante Intriga internacional (1959), de Alfred Hitchcock.

[ix] https://www.abc.es/cultura/abci-sean-connery-espia-enamoro-fleming-pesar-202010311840_noticia.html

[x] https://www.mexicodesconocido.com.mx/linda-christian-la-primera-chica-bond-que-nacio-en-tampico.html

[xi] https://www.infobae.com/america/entretenimiento/2020/11/01/siempre-odie-a-james-bond-me-gustaria-matarlo-sean-connery-y-la-relacion-de-amor-y-odio-con-su-personaje-mas-famoso/

[xii] https://books.google.com.mx/books/about/The_James_Bond_Dossier.html?id=1mdBAAAAIAAJ&redir_esc=y

[xiii] https://tropicozacatecas.com/2021/12/12/axis-mundi-de-la-iliada-a-james-bond-la-milenaria-historia-del-cine-de-accion/

[xiv] https://www.jamesbondlifestyle.com/product/bond-bond-roger-moore

[xv] Por cierto, en la película de Marvel, Viuda Negra (Cate Shortland, 2021), la protagonista, Natasha Romanoff (Scarlett Johanson), es fan de los filmes de James Bond, sobre todo del citado Moonraker: misión espacial.

[xvi] La burla del antagonista Alec Tervelyan (Sean Bean) a Bond (Brosnan) en GoldenEye, (Martin Campbell, 1995).

[xvii] https://www.infobae.com/america/entretenimiento/2021/09/23/el-james-bond-de-sean-connery-era-un-violador-dijo-cary-fukunaga-el-director-de-la-nueva-pelicula-de-la-saga/

[xviii] https://www.ambito.com/espectaculos/james-bond/los-productores-entienden-que-idris-elba-no-se-ve-como-el-007-n5540763

[xix] https://elhorror.com.mx/el-productor-de-james-bond-descarta-una-mujer-007/

[xx] https://www.theringer.com/movies/2022/9/23/23367704/let-actors-play-james-bond-once

[xxi] James Bond se sirve el martini de la inmortalidad, en www.el–nacional.com/archivedata/1998/01/17/424.htm

 

Carlos Hinojosa*

* Escritor y docente zacatecano

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