Axis Mundi: «Como lágrimas en la lluvia»: Blade Runner e IA


En 1982, el director Ridley Scott le brindó al mundo Blade Runner,[i] una película de ciencia ficción noir de culto, que nos mostró un cuadro impresionante de un futuro sombrío y, en ese entonces, distante: Noviembre de 2019.

Basada libremente en el relato «Sueñan los androides con ovejas eléctricas», del santo patrono de Axis Mundi, Philip K. Dick, Blade Runner se centra en la idea de los replicantes: mecanismos de bioingeniería que son casi indistinguibles de los humanos. Sólo la «Prueba Voight–Kampff», similar al polígrafo, puede detectar los diminutos cambios corporales que revelan el déficit de empatía humana en los replicantes. Lo extraño es que algunos de dichos androides no saben que en realidad son robots, y se sienten devastados cuando descubren la verdad.

Este filme plantea algunas cuestiones filosóficas profundas: ¿qué significa ser humano?, ¿qué cualidades hacen que los humanos sean diferentes de las máquinas? Estas inmemoriales preguntas se están volviendo cada vez más relevantes en nuestra era, impulsadas por los avances en la Inteligencia Artificial (IA).[ii] Aunque la IA ha dado saltos impresionantes en la última década, las máquinas «inteligentes» más avanzadas de hoy en día siguen siendo muy limitadas.

Mientras que cada vez dependemos más de asistentes virtuales, de los smartphones, los dispositivos de navegación GPS, programas de reconocimiento de voz, etiquetado automático de fotos, detección de spam y similares, estos sistemas de IA están muy lejos de los replicantes del 2019 presentado en Blade Runner. Pero la IA va mejorando cada día y es posible que, en un futuro no tan lejano, se logren finalmente replicaciones no biológicas de la inteligencia a nivel humano. En ese momento, nos enfrentaremos al dilema del filme de Ridley Scott: ¿Debemos considerar estas entidades inteligentes como esencialmente humanas o como autómatas insensibles?

No sabemos cuándo llegará el momento final de esta cuenta regresiva relacionada con la Singularidad de Kurzweil,[iii] pero podemos adelantar que cualquier entidad no biológica con inteligencia humana será algo así como los replicantes de Blade Runner: tendrán cuerpos como los nuestros, sus emociones serán humanas y, sí, sentirán empatía como, lamentablemente, cada vez menos seres humanos sienten, circunstancia que es uno de los aspectos sociales que han salido a la luz merced al debate originado por otro notable filme, Joker (Todd Phillips, 2019).[iv]

Los seres humanos somos, ante todo, seres sociales, y el propósito de la inteligencia parece apuntar a nuestra función como miembros de un grupo social. Las emociones, la empatía e incluso nuestros bien documentados sesgos cognitivos son parte integrante de lo que da origen a nuestras capacidades intelectuales generales. Por ende, debido a que, en el fondo, es una «creación de nuestras manos», lo mismo debería ocurrir con cualquier sistema de IA que tenga una inteligencia completa a «nivel humano»: su razonamiento, como el nuestro, se basará en las cualidades más humanas y, lo que resulta de gran importancia, al igual que Rachael, la bella replicante de quien se enamora el blade runner Deckard, estos sistemas de IA totalmente inteligentes no se considerarán máquinas.

Los avances en la IA irán de la mano con los adelantos en nuestra comprensión científica de la propia inteligencia humana. Como resultado, la línea entre humanos y máquinas se desdibujará. Entenderemos más claramente cómo todos los elementos de la cognición humana —percepción, razonamiento, lenguaje, emociones, conciencia y nuestro extraordinario sentido del Yo— emergen de una vasta y compleja maquinaria biológica, a saber, los trillones de células que conforman nuestros cerebros y cuerpos.

Además, al igual que los replicantes de Blade Runner son el producto de una «evolución robótica avanzada», asimismo comprenderemos mejor el proceso que dio origen a la aparición vida inteligente sobre nuestro planeta, a partir de macromoléculas simples y replicadoras. El surgimiento de la complejidad a partir de la simplicidad es uno de los procesos más poderosos de la naturaleza.

El hecho de que nuestra inteligencia surja de mecanismos biológicos no conscientes no significa que nosotros seamos androides sin sentido. Del mismo modo, como se desprende de las escenas finales de Blade Runner, el hecho de que los replicantes sean el producto de la evolución de los robots no significa que nunca puedan ser humanos, al menos en su deseo de libertad, vida y amor, como queda claro en uno de los momentos cumbres de la historia del cine: el ya clásico monólogo del replicante Roy Batty (Rutger Hauer, que en paz descanse) antes de desaparecer «como lágrimas en la lluvia».[v]

[i] https://tropicozacatecas.com/2018/04/29/axis-mundi-el-pensamiento-mestizo-en-el-primer-blade-runner-1982/

[ii] https://tropicozacatecas.com/2019/01/20/axis-mundi-estupidez-humana-e-inteligencia-artificial/

[iii] https://observatorio-ia.com/kurzweil-ia-inteligente-2029-nos-fusionaremos-2045

[iv] https://www.enlineabc.com.mx/2019/10/11/falta-de-empatia-de-la-sociedad-a-personas-con-enfermedades-mentales-es-lo-que-joker-refleja/

[v] https://www.espinof.com/actores-y-actrices/como-lagrimas-lluvia-rutger-hauer-cambio-legendario-monologo-final-roy-batty-blade-runner

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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