El pasado 21 de mayo se concertó un alto al fuego entre Israel, Hamás y la Yihad Islámica, poniendo fin a un sangriento conflicto de 11 días.[i] A pesar de la relativa calma que se ha producido desde entonces, la violencia de las últimas semanas en toda la geografía de Israel y Palestina ha puesto en evidencias diversas estrategias israelíes contra los núcleos urbanos palestinos.
Debemos recordar que el conflicto se desencadenó en el barrio de Sheikh Jarrah,[ii] en Jerusalén Este, y en la mezquita de al–Aqsa, en el Monte del Templo, en la Ciudad Vieja de la antigua ex–capital israelí. De ahí se extendió a las llamadas «ciudades mixtas» de Israel,[iii] como Jaffa y Lod/al–Lidd, al tiempo que envolvió a Gaza, donde los ataques aéreos israelíes se emplearon como represalias contra los cohetes que Hamás lanzó contra urbes como Tel Aviv.[iv]
Lo anterior parecía el inicio de una nueva guerra entre Israel y Palestina, un escenario donde investigadores como Irit Katz y Haim Yacobi —de la Universidad de Cambridge y el Colegio Universitario de Londres, respectivamente— han revelado cómo estos frentes de combate señalan la forma en que la planificación urbana se convierte en un arma.[v]
En todo el territorio israelí, las ciudades y los pueblos están controlados y diseñados demográficamente por el Estado, algo que ocurre a ambos lados de la Línea Verde (la frontera del alto el fuego de 1949 entre Cisjordania e Israel, la cual éste rechaza como indefendible), en la propia Cisjordania y la Franja de Gaza. Considerado cada vez más como un régimen de apartheid,[vi] el objetivo del gobierno israelí en todo momento es fomentar la expansión judía y restringir el crecimiento palestino.[vii]
La heterogeneidad es una condición urbana básica y el término «ciudad mixta», ampliamente utilizado en Israel para describir un conglomerado urbano habitado por comunidades judías y árabes, sugiere una sociedad diversificada y bien integrada. La realidad, sin embargo, es que los residentes judíos y árabes están divididos —tanto espacial como socialmente— a través de una judaización continua del territorio. El aparato estatal se dedica a extender activamente las poblaciones judías, mientras despoja de sus hogares y tierras a las poblaciones palestinas.[viii]
Este proceso tiene sus raíces en la historia territorial y urbana de Israel. Tras la Nakba («la catástrofe») palestina y la creación del Estado israelí, en 1948, los ciudadanos palestinos que optaron por permanecer en su tierra se convirtieron en una minoría marginada.[ix] Mientras tanto, muchas de sus ciudades fueron transformadas por urbanistas y residentes judíos israelíes, por ejemplo, en Lod/al–Lidd donde, durante la guerra de 1948, murieron 250 palestinos y otros 20,000 se convirtieron en refugiados.
La administración militar israelí colocó, inicialmente, a los 1,030 palestinos que se quedaron en al–Lidd bajo estricta vigilancia en una zona cerrada conocida como la Sakna. Mientras tanto, las casas y tierras palestinas de la ciudad fueron expropiadas por el Estado israelí, que las redistribuyó y alquiló a inmigrantes judíos. A partir de la década de los 50’s, el Estado elaboró un plan maestro para la ciudad, ahora conocida como Lod: a la demolición intensiva del tejido urbano histórico siguió una amplia construcción de bloques de viviendas modernistas, servicios e infraestructura en favor de los inmigrantes judíos. Sin embargo, las necesidades de vivienda e infraestructura de los palestinos fueron ignoradas.[x]
Desde entonces se han instalado en Lod oleadas de palestinos desplazados internamente, desde beduinos cuyas tierras fueron expropiadas hasta palestinos expulsados de Gaza y Cisjordania por colaborar con los israelíes durante la guerra de 1967. Si en los años 50 sólo el 9% de la población de Lod era palestina, hoy representa casi el 30%.
El Estado israelí, en su intento por controlar lo que denomina «equilibrio demográfico», ha seguido asentando activamente a inmigrantes judíos en Lod, asimismo, apoya a un número creciente de organizaciones de colonos que desarrollan proyectos residenciales sólo para judíos, lo cual ocurre también en otras «ciudades mixtas», incluida Jaffa.[xi]
Por su parte, tras la guerra de 1948, Jerusalén quedó dividida por una zona fronteriza amurallada que separaba Israel de Jordania. Cuando Israel ocupó y anexionó Jerusalén Este en 1967,[xii] el Estado procedió a remodelar la ciudad tanto a nivel territorial como demográfico. Un programa de construcción masiva de asentamientos y barrios judíos se extendió más allá del anillo exterior de la ciudad, al tiempo que el desarrollo palestino era sofocado. El Estado israelí demolió viviendas, limitó la construcción palestina, permitió una distribución desigual de la infraestructura (incluidas escuelas, carreteras y sistemas de alcantarillado) e impidió la inmigración palestina a la ciudad.
En la actualidad, en Jerusalén Este habita cerca del 40% de la población judía de la ciudad, frente al 4% de principios de la década de los 70’s. Y las tendencias urbanas supuestamente neutrales (privatización, gentrificación)[xiii] sólo sirven para contener y controlar aún más el espacio urbano palestino.[xiv]
Incluso la planificación turística se halla cooptada, como demuestra una investigación sobre el controvertido yacimiento arqueológico de Silwan: a pesar de que los estudiosos coinciden en que no han ocurrido hallazgos arqueológicos que demuestren la presencia del rey bíblico David, los turistas acuden en masa al lugar, además, la supuesta excavación ha permitido que se adquieran muchas propiedades palestinas con mala fe.[xv] Por supuesto que la industria turística que ha surgido alrededor de todo esto cuenta con el respaldo del Estado israelí.
Por si fuera poco, en los barrios palestinos de Jerusalén, como el citado de Sheikh Jarrah, las disputas inmobiliarias ponen de manifiesto cómo el Estado utiliza los tribunales para impulsar su proyecto de ocupación con asentamientos judíos. La reciente violencia se desencadenó, en parte, por la amenaza de desalojo de familias palestinas de sus hogares en favor de la organización de colonos judíos Nahalat Shimon.[xvi]
Como pueden apreciar nuestros amables lectores, la violencia de Israel contra los palestinos en Jerusalén también se aplica mediante políticas discriminatorias de uso del suelo, sentencias judiciales y estrategias de planificación, con el objetivo de mantener y consolidar una mayoría judía en la ciudad.
En el caso de los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza, la meta es crear asentamientos judíos interconectados que se unan a un territorio controlado por Israel, mientras el espacio palestino se va convirtiendo en un archipiélago geográfico cada vez más reducido de enclaves desconectados, donde los puestos de control y los retenes en las carreteras restringen la circulación de los palestinos en Cisjordania y mantienen su separación de la Franja de Gaza, la cual, a su vez, se halla fuertemente controlada por Israel desde el 2007, mediante un bloqueo aéreo, terrestre y marítimo, donde el esfuerzo de ocupación por limitar el espacio palestino se adapta en un proyecto a gran escala, sólo que esta vez sin asentamientos judíos.[xvii]
En cambio, con 2 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 70% son refugiados, Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del planeta. Las necesidades básicas (medicinas, combustible, alimentos y materiales de construcción) tienen un déficit constante y, para colmo de males, también es una de las áreas más contaminadas: El 97% de su agua potable tiene presencia de aguas residuales y sal.[xviii] A esto se suma la brutal destrucción por parte de Israel de los recursos naturales y el entorno construido de Gaza.[xix]
En conclusión, el Estado israelí pretende ampliar, conectar e invertir en espacios judíos mientras divide, reduce y destruye los espacios palestinos, para lo cual, la planificación urbana se utiliza como parte inherente de dicha estrategia, diseñando la densidad, la vulnerabilidad, la separación y el desplazamiento humano en el propio tejido de las zonas urbanas palestinas.
Notas de referencia:
[i] https://elpais.com/internacional/2021-05-20/israel-y-hamas-acuerdan-un-alto-el-fuego-en-gaza-tras-11-dias-de-hostilidades.html
[ii] https://expansion.mx/mundo/2021/05/17/sheikh-jarrah-el-barrio-en-el-centro-de-la-disputa-entre-israelies-y-palestinos
[iii] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-57096077
[iv] https://www.nytimes.com/es/2021/05/13/espanol/hamas-israel-cohetes-gaza.html
[v] https://blogs.ucl.ac.uk/dpublog/2020/04/21/gaza-and-the-covid-19-crisis-breaking-the-cycle-of-structural-vulnerability-first/
[vi] https://www.btselem.org/publications/fulltext/202101_this_is_apartheid
[vii] https://literalmagazine.com/el-derecho-a-la-defensa/
[viii] https://arainfo.org/en-israel-no-hay-ciudades-mixtas/
[ix] https://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=61069
[x] https://www.adalah.org/uploads/oldfiles/eng/publications/makan/haim.pdf
[xi] https://www.haaretz.com/israel-news/.premium.HIGHLIGHT.MAGAZINE-the-hebronization-of-jaffa-1.9775349
[xii] https://www.dw.com/es/jerusal%C3%A9n-en-1967-y-2017-50-a%C3%B1os-despu%C3%A9s/g-38943030
[xiii] «Gentrificación» es una adaptación adecuada al español del término inglés gentrification, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.
[xiv] https://emekshaveh.org/en/a-privatized-heritage-how-the-israel-antiquities-authority-relinquished-jerusalems-past/
[xv] https://elpais.com/internacional/2016/07/01/actualidad/1467384317_829517.html
[xvi] https://electronicintifada.net/tags/nahalat-shimon-international
[xvii] https://conquer-and-divide.btselem.org/map-en.html
[xviii] https://www.amnesty.org/download/Documents/56000/mde150212008spa.pdf
[xix] https://news.un.org/es/story/2021/05/1492342
Carlos Hinojosa**
**Escritor y docente zacatecano