Axis Mundi: La idea poética frente a la guerra


Quienes tenemos la fortuna de mantener contacto con algunos creadores literarios, nos dimos cuenta de un curioso fenómeno ocasionado por los dos años de confinamiento intermitente, causado por la actual pandemia: a pesar de que pareciera que los escritores tuvieron mucho tiempo para su labor literaria, algunos se vieron abrumados por la incertidumbre y el estrés ante lo que se avecinaba —como nos ocurrió a varios—, mientras otros lograron salir adelante y nos brindaron geniales descubrimientos, como en el caso de nuestra querida amiga, la incansable y talentosa poeta argentina, radicada en Italia, Marisa Martínez Pérsico, cuyos poemas —compartidos lo mismo en forma impresa como a través de las redes sociales e incluso en la radio sudamericana— suelen convertirse en un faro dentro de toda la penumbra que nos rodea:

 

¿Dónde oculta

el escombro su guarida?

¿Quién desnuda las ruinas que se amaron

sin grieta, con verdad?

 

Yo quiero ser esa pregunta

en donde quepan todas las mentiras

que nunca se respondan,

como este vuelo apenas suspendido

entre las nubes, sin luces

a la vista, se propulsa, en sordina,

hasta el final.[i]

 

Por desgracia, ahora que arribamos a la primavera del 2022, a medida que la pandemia parece brindarnos una tregua en ciertas partes del mundo, algo igualmente alarmante ha ocupado su lugar: «La locura de Putin hace que el COVID luzca amistoso», señala un amigo, un comentario sin duda compartido por muchos. Mientras —tal vez sin valorar bien los pros y los contras— comienzan a levantarse las restricciones y se le da rienda suelta a la «mexicana alegría»,[ii] millones de refugiados se amontonan en trenes y autos en Ucrania, al tiempo que, en toda Europa, la gente compra pastillas de yodo, equipos de supervivencia e implementos para construir refugios antiatómicos.[iii]

Si el coronavirus resultaba aterrador y frustrante, porque no tenía rostro y era invisible, esta vez el mal sí tiene una faz. Sin embargo, la rápida propagación del terror y la violencia que México y el mundo están experimentando se sienten más como la tormenta que le señala el niño fotógrafo a Sarah Connor al final del primer filme de Terminator, una escena que me sigue enchinando la piel de la misma forma como hace 28 años, en lo que era y es el vaticinio de un cataclismo ineludible.

Sin embargo, mientras el COVID ha dado paso a la Guerra, dos jinetes apocalípticos que galopan no muy distantes del Hambre y la Muerte, la poesía continúa presente, siguiéndoles el ritmo. De hecho, el poeta ucraniano Yuri Izdryk tiene un poema sobre esta penumbra que se cierne sobre todos:

 

El mal se ha fundido en nuestro mundo, como el hielo se convierte en agua.

Se difunde invisiblemente, como la niebla en el aire

buscad a tientas en las fosas más profundas y oscuras, vuestra búsqueda será inútil

no puedes decir «el mal está aquí, el mal está allí»

 

Sin embargo, el poema —titulado Oscuridad Invisible— termina con un momento de desafío humano e íntimo: cuando el mal salga a la superficie y deje de ser invisible, demostrará ser

 

patético, una cosa sin valor

y nosotros dos nos reiremos, nos reiremos en su cara.[iv]

 

Ilya Kaminsky, un escritor judío originario de Odesa,[v] se refiere en un reciente ensayo, «Poemas en tiempos de crisis»,[vi] a esta actitud desafiante, un espíritu que el mundo asimismo ha percibido en el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Sea cual sea el resultado de la agresión rusa a Ucrania, el extraordinario y contagioso coraje mostrado por este joven comediante, convertido en hombre de Estado, ofrece algo que admirar y emular, el referido tipo de faro que, incluso antes del COVID, resultaba muy escaso.

En este sentido, en Ucrania, el heroico espíritu de desafío se manifiesta tanto en la literatura como en el frente de combate: «Las historias de Odesa no tienen final», aseveró recientemente el escritor ucraniano–estadounidense Boris Dralyuk,[vii] una afirmación que parece sugerir que los exiliados retornarán, la ciudad sobrevivirá, o que mientras tengamos relatos, la idea de Odesa —ciudad que lleva el nombre del héroe griego Odiseo— persistirá.[viii]

En el citado ensayo «Poemas en tiempos de crisis», Kaminsky menciona un par de comunicaciones recientes con amigos escritores que permanecen en Odesa, donde uno de ellos señala: «Intento hacer arte. Leer en voz alta. Distraerme. Intentar leer entre líneas». Otro responde a la oferta de ayuda de Kaminsky de la siguiente forma: «Los Putin van y vienen. Si quieres ayudar, envíanos algunos poemas y ensayos. Estamos montando una revista literaria». Kaminsky concluye: «En medio de una guerra, pide poemas».

Los poetas y los estudiosos de la literatura saben que acontecimientos extraordinarios, como las pandemias y las guerras, nos recuerdan que las emociones humanas no están dispersas, sino que son compartidas e intentar comprenderlas suele ser el primer paso para empezar a entendernos.

De esta forma, los poetas escriben sus versos para tratar de superar el terror que les ha tocado contemplar, y tanto el proceso de escribir esos poemas como el de leerlos ofrecen un respiro. «En medio de una guerra, pide poemas», palabras que recuerdan el texto «Darío»[ix] de Constantino Cavafis (Grecia, 1863–1933), donde vemos a un poeta griego trabajando en su epopeya sobre el rey persa Darío, intentando «analizar los sentimientos» del monarca. Pero el ensueño del poeta se ve interrumpido por la noticia de que «la guerra contra los romanos ha empezado, / la mayoría de nuestros ejércitos han cruzado la frontera».

 

El poeta se aturde, ¡qué desastre!;

¿cómo nuestro glorioso rey Mitríades,

aclamado como Dioniso y Euprator,

va ahora a ocuparse de poemas en griego?

 

A continuación, como acontece cuando se acerca una guerra, el poeta se torna temeroso: «no es una ciudad bien fortificada / y los romanos son los peores enemigos», por lo que implora: «¡Dioses protectores de Asia, ayúdennos!». No obstante, «Darío» termina con una nota que trasciende los siglos para hablarnos justo en este momento:

 

Pero en su nerviosismo y problemas,

la idea poética persiste; lo más probable,

en verdad, sería arrogancia y embriaguez;

Darío debió sentir arrogancia y embriaguez.

 

REFERENCIAS

[i] https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-marisa-martinez-persico/

[ii] https://tropicozacatecas.com/2022/03/20/axis-mundi-omicron-ii-la-pandemia-continua/

[iii] https://tropicozacatecas.com/2022/03/06/axis-mundi-guerra-nuclear-entre-rusia-y-occidente/

[iv] http://l.academicstudiespress.com/borderlines/poem/Darkness_Invisible_ukr/

[v] https://www.dw.com/es/odesa-una-ciudad-ucraniana-con-ra%C3%ADces-rusas/a-61265863

[vi] https://slate.com/culture/2022/03/interview-ilya-kaminsky-poet-ukraine.html

[vii] https://bdralyuk.wordpress.com/about/

[viii] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60915116

[ix] http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/62-025-cavafis?start=31

 

Carlos Hinojosa*

*Escritor y docente zacatecano

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